septiembre 7

Los más jóvenes integrantes de Los Zahoríes volvieron a situar al experimentado colectivo en el
mapa del teatro cubano. Y otra vez se escucharon en nuestros escenarios los versos de Javier
Villafañe, tan entrañable para nosotros. En noble mezcla de juventud y experiencia, Armando Mora
representó la archiconocida historia de Los pícaros burlados, imprimiéndole su sello particular, entre
el desenfado al decir los textos y el gesto preciso al dotar de vida a los muñecos. El asumió la
dirección de La calle de los fantasmas, el juego de Juancito y María que interpreta Damaris
Calderón. Los diseños de Gretchen González y la ejecución de la música en vivo, compuesta y
ejecutada por Andrés Ávila, completan la propuesta.
Teatro La Proa va en camino de consolidar su trabajo creador. Con Mowgli, el mordido por los lobos,
han recibido muchos aplausos. En esta agrupación confluyen los legados de René Fernández, y de
Félix Dardo, y lo que se ve en escena es la expresión del trabajo de un colectivo que ha hecho del
teatro de títeres una opción de vida. La versión titiritera de Erduyn Maza del original de Kipling
subraya la necesidad de reconocer y respetar al otro, por diferente que sea en apariencia; también
promueve la coexistencia armónica entre el ser humano y la Naturaleza. Eficaz manipulación y
claridad y delicadeza para narrar los sucesos, son virtudes del montaje de Arneldy Cejas.
Teatro Papalote fue el único de los grupos fundadores que asistió a Camagüey. El maestro René
Fernández, Premio Nacional de Teatro, en Nubes Azules, dialoga a partir de sus jóvenes
seguidores; revela honda preocupación por el deterioro del planeta, provocado por la acción
desenfrenada del Hombre, atizado por afanes consumistas. ¿Por qué los seres humanos atentan
contra el planeta? ¿Por qué se empeñan en destruir el único lugar donde pueden vivir? El humo de
las chimeneas del pueblo destruye los pulmones y corroe el espíritu, parecen alertarnos. Para
diseñar el juego titiritero, desplegado en tres niveles escénicos, se desplegó imaginación con el
conocimiento de las convenciones teatrales, apoyada por el desempeño de los actores titiriteros.
En la proa del teatro
Teatro de Las Estaciones
En el teatro de títeres es posible, mucho más
que en cualquier otra franja del teatro, dar
rienda suelta a la imaginación. Por eso el diseño
adquiere gran importancia, porque es el
diseñador el creador del personaje y de las
técnicas que le impregnarán vitalidad. Es una
suerte que el teatro de figuras cuente con el
concurso de un diseñador de la talla de Zenén
Calero. A lo largo de su carrera ha sido
reconocido y elogiado en innumerables
ocasiones, pero habrá que admitir que, en cada
nueva entrega, su labor vuelve a despertar la
admiración. Así sucede esta vez en Canción
para estar contigo, recuérdese la escena del circo, donde la funcionalidad y la belleza de los