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Tema 5. La Escolástica - inicio

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA Medieval<br />

de causas del mismo orden (un hombre engendra a otro, y así infinitamente), pero la forma de<br />

hombre (el primer hombre, digamos) tiene también que estar causado por algo, es decir, tiene<br />

que tener una causa de distinto orden ( de distinto orden ontológico, es decir, algo que sea<br />

superior en la jerarquía del Ser). Y no es posible una cadena infinita de causas de distinto<br />

orden, por lo tanto tiene que haber una causa eficiente primera, y esa se identifica con Dios.<br />

Se trata de una prueba construida a partir de la aristotélica anterior, pero nótese que no<br />

hubiera sido aceptada por Aristóteles, ya que este consideraba que Dios era sólo causa final, y<br />

no causa eficiente (ya que una causa así implica movimiento y materialidad).<br />

3.- Vía de lo posible (o contingente): Tenemos constancia de que los seres del mundo<br />

son contingentes, esto es, existen de hecho pero podrían no haber existido. Supongamos que<br />

el mundo ha existido siempre (si no fuese así, tendría que haber sido creado por una causa, y<br />

volveríamos a la demostración anterior). Un mundo contingente y eterno tendría que no haber<br />

existido en algún momento, ya que si puede no existir y el tiempo es infinito (eterno), en algún<br />

momento de ese tiempo infinito tendría que haberse dado de hecho esa posibilidad. Pero si en<br />

ese momento no existía el mundo, lo que había era nada, y el ser habría surgido de la nada, lo<br />

que es imposible. Por tanto, el mundo tiene que haber surgido a partir de una causa. Si esa<br />

causa es contingente, por el mismo razonamiento tiene que provenir a su vez de otra causa.<br />

Como la cadena no puede ser infinita, tiene que haber una causa que no sea contingente, es<br />

decir, un ser necesario, que no puede no existir y que ha existido siempre por sí mismo. Ese ser<br />

es Dios. Como puede verse, aquí utiliza Sto. Tomás las nociones de contingencia y necesidad<br />

que proceden de la filosofía árabe, y de hecho esta argumentación está directamente<br />

inspirada en la obra de Avicena.<br />

4.- Vía de los grados de perfección: Conocemos por la experiencia que en la realidad<br />

existen cosas mejores y peores, y que por tanto existen diferentes grados de perfección. Ahora<br />

bien, si los seres poseyeran la perfección por sí mismos, por su esencia, la poseerían completa,<br />

y no por grados. Por tanto, tienen que recibir la perfección de otro ser, por participación. Pero<br />

ese otro ser del que reciben la perfección, o es absolutamente perfecto y tiene la perfección<br />

por sí mismo, o la recibe también de otro. Como la cadena no puede ser infinita, tiene que<br />

existir un ser absolutamente perfecto del que reciben la perfección los demás seres, por<br />

participación. Y ese ser es Dios. En esta vía se superpone la influencia platónica al esquema<br />

argumentativo aristotélico. Nótese como se supone una jerarquía de grados en la perfección y<br />

como se utiliza el concepto de “participación”, ambos de origen platónico.<br />

<strong>5.</strong>- Vía del gobierno del mundo: Tenemos constancia, por experiencia, de que todos<br />

los seres tienden a un fin, comportándose de una manera regular y no por azar. Pero los seres<br />

que carecen de inteligencia (como los seres inorgánicos) no pueden moverse hacia un fin por sí<br />

mismos, ya que carecen de intención, así que tendrán que ser movidos hacia un fin por una<br />

inteligencia que haya establecido un orden para esos seres. Como no puede haber una cadena<br />

infinita, tiene que existir una inteligencia suprema que dirija todas las cosas, y esa inteligencia<br />

es Dios.<br />

Además de probar la existencia de Dios, Aquino también pretende conocer<br />

racionalmente algo sobre su “esencia”, es decir, conocer en qué consiste Dios, cuáles son sus<br />

características y atributos. Se supone que esta es una tarea mucho más difícil de lograr, ya que<br />

por definición Dios es un ser absolutamente trascendente al hombre, y por tanto la Razón<br />

humana es incapaz de alcanzar por sí misma ese conocimiento. En este punto es<br />

imprescindible, por tanto, la revelación. De todos modos, Aquino cree que podemos<br />

aproximarnos, aunque sea imperfectamente, a la comprensión de la esencia divina, y para ello<br />

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