Tema 5. La Escolástica - inicio
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3. <strong>La</strong> escolástica temprana. Siglos XI y XII.<br />
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA Medieval<br />
En sus <strong>inicio</strong>s en el siglo XI, a partir del desarrollo de las escuelas catedralicias y la<br />
fundación de universidades, el pensamiento escolástico era fundamentalmente fideista, es<br />
decir, seguía el modelo de S. Agustín según el cual la Fe era superior a la Razón y esta no tenía<br />
apenas función independiente de aquella, sino que debía limitarse a servir de auxilio en la<br />
comprensión de las verdades reveladas, esto es, en la comprensión de la Fe. Esta relación<br />
entre ambas tradiciones y formas de pensamiento se expresaba crudamente con el lema<br />
“Philosophia ancilla theologiae” (“la Filosofía es esclava de la Teología”). De hecho, las<br />
primeras racionalizaciones de los dogmas cristianos fueron producidas por teólogos muy<br />
conservadores, como es el caso de S. Anselmo que veremos a continuación, quienes en<br />
realidad consideraban que tales demostraciones racionales eran innecesarias frente a la<br />
evidencia de la Fe, y por tanto pensaban en ellas más bien como meros juegos dialécticos. Sin<br />
embargo, la recuperación y uso de la lógica de la filosofía antigua hizo que, poco a poco, la<br />
relación entre Fe y Razón fuera variando hasta llegar a ser casi de igualdad entre ambas (casi,<br />
porque ningún pensador escolástico europeo llegó a negar abiertamente que la Fe estuviera<br />
por encima de la Razón, y desde luego ninguno de ellos llegó nunca a defender la Razón como<br />
superior o más segura que la Fe). <strong>La</strong> historia de la primera fase de la escolástica es la del lento<br />
desarrollo de este “racionalismo”, que eclosionaría en la siguiente fase, la escolástica clásica.<br />
3.1. El argumento ontológico de S.<br />
Anselmo.<br />
S. Anselmo de Canterbury (1035-<br />
1109) está considerado por muchos<br />
autores el padre de la escolástica por<br />
haber sido el primero en plantear una<br />
demostración meramente racional de la<br />
existencia de Dios, sin recurrir ni a la fe ni<br />
a las escrituras. En realidad, S. Anselmo<br />
está más bien a caballo entre la<br />
escolástica y la filosofía anterior, ya que<br />
es marcadamente agustinista y considera<br />
que la dialéctica no sirve para descubrir<br />
nuevas verdades, sino tan sólo para<br />
comprender aquellas que nos ha dado la<br />
fe. El lema “credo ut intelligam”(“creer<br />
para entender”, que le da a la Razón un<br />
papel meramente auxiliar) con el que<br />
suele caracterizarse el agustinismo, es<br />
suyo.<br />
<strong>La</strong> prueba que S. Anselmo intentó aportar sobre la existencia de Dios se conoce<br />
habitualmente como argumento ontológico (este nombre se lo daría Kant muchos años<br />
después). El argumento es de clara inspiración platónica, ya que parte no de la experiencia sino<br />
de la definición de conceptos, y plantea lo siguiente: incluso quienes niegan la existencia de<br />
Dios tienen el concepto de Dios en la mente (de lo contrario, no podrían negar su existencia).<br />
Por tanto, el concepto “Dios” existe en el entendimiento y dicho concepto es según S.<br />
Anselmo, “aquel ser mayor que el cual no puede pensarse ninguna otra cosa”. <strong>La</strong> cuestión es si<br />
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