De la sombra ·: del dog ma - ViaSantos

Pedro A. Barboza de La Torre - De la Sombra del Dogma, a la Luz de la Razón
pero el hecho de que los mediums que utilizaba tuvieran una formación
intelectual supersticiosa y sectaria, distorsionaba los mensajes
que se recibieron en Gray's Inn Read.
Irving no podía perder aquella: disputa, pues Apolión no era
otro que el mismo espíritu que después se identificada ante Kardec
como "El Espíritu de Verdad". Sin embargo, Irving sufría
moralmente y sintió quebrantada su salud. Sus mejillas se hundieron
y se pusieron lívidas. Se le escapó la vida; pero su espíritu
había: visto la "luz". Edward Irving había dado al Espacio la contribución
solicitada en los trabajos preparatorios para llegar a los
sucesos de Hydesville.
No hace falta un gran esfuerzo, para advertir la diferencia
entre el trabajo realizado por el espíritu que se hizo llamar "Apolión",
francamente al servido del advenimiento del Espiritismo,
y lo que antes se ha narrado, de lo que están haciendo Emmanuel
y Ramatis, al servicio del Nuevo Cristianismo, el Espiritualismo
Evangélico y Medianímico.
* * *
En 1826 nació a orillas del río Hudson un mno en cuna pobre,
en un distrito rural del Estado de New York. Vivió 84 años
y murió en Bastan. Se llamó Andrés Jackson Davis. Su figura era
delgaducha. Tuvo siempre poca memoria. Desde chico oía voces
agradables. Más tarde, resultó un clarividente. Podía diagnosticar
enfermedades, viendo los órganos del cuerpo humano, como si
poseyese ojos con "Rayos X". Con gran facilidad, practicaba el
desdoblamiento consciente. Hasta los 18 años, fue analfabeto;
pero, cuando cumplió 20, había escrito un libro de Filosofía. Davis
es una gran figura del Espiritismo.
El 6 de marzo de 1844, hallándose en Poughkeepsie, entró en
desdoblamiento mientras dormía, y escuchó una voz que le llamaba
desde fuera de la casa. Pudo ver su propio cuerpo físico
dormido. Dudó si atendería aquel llamamiento, que alguien le
hacía, sin saber él quién. Finalmente, obedeció, y se encontró en
unas montañas, con dos hombres evidentemente venerables. Uno
de ellos había sido médico, y el otro, un moralista. Entró en comunicación
con sus nuevos amigos, que le dijeron que aquel sitio
estaba cerca de Catskill. Toda la noche conversó con ellos, a quie-
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