De la sombra ·: del dog ma - ViaSantos

Pedro A. Barboza de La Torre - De la Sombra del Dogma, a la Luz de la Razón
fusionarán en una, cuando la razón triunfe de las preocupaciones.
También admite, que las religiones han sido en todo tiempo un
instrumento de dominación; que han explotado la credulidad en
provecho del orgullo, la avaricia y la pereza, de unos pocos que
han vivido a expensas de los engañados.
Allan Kardec admite que la Humanidad ha recibido tres grandes
revelaciones, en el siguiente orden: la que realizó Moisés, la
que añadió Jesús, el Nazareno, y la que constituye el Espiritismo,
que es una consecuencia directa de la doctrina de Jesús. Obsérvese
que, aquí, lo que dice es, que el Espiritismo es una consecuencia
directa de la doctrina de Jesús.
El profeta Moisés reveló a los hombres el conocimiento de
un Dios UNICO, origen de todo. Para asegurar este monoteísmo,
en un mundo donde predominaba el politeísmo, eligió el camino
de la revelación, promulgó la Ley del Sinaí y echó los fundamentos
de una nueva fe.
Jesús de Nazared, varios siglos después, añadió a la de Moisés
la revelación de la VIDA FUTURA, de la cual Moisés no habló.
Cambió la concepción de Dios, dada por Moisés, y enseñó que el
Padre del Universo no es terrible, celoso, vengativo, cruel, despiadado
ni injusto. Por el contrario, es clemente, justo, bueno,
manso, misericordioso y da a cada uno según sus obras. No es
dueño, sino PADRE del género humano, que quiere que se le ame.
El ESPIRITISMO, siendo una consecuencia directa de la doctrina
de Jesús, revela la existencia del mundo invisible que rodea
al hombre encarnado y puebla el Espacio. Define los lazos que
únen el alma al cuerpo y levanta el velo que oculta a los hombres
las verdades del nacimiento y cíe la muerte. Que el alma progresa
sin cesar, a través de una serie de existencias sucesivas, hasta adquirir
el grado de perfección que pueda aproximarla a Dios. Todos
los espíritus tienen un mismo punto de partida y sólo las diferencias
el progreso.
La tendencia del hombre hacia el misterio, ha sido considerada
por muchos como un instinto y, por lo tanto, muy natural. Si
así fuese, TODOS los hombres la mostrarían; pero, la verdad es
otra. El misterio no existe. Lo crea el hombre cuando no puede
explicarse alguna causa, y supone, supersticiosamente, que el efecto
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