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Ñande Reko

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ducción doméstica; además la mujer-hilandera tiende a reemplazar a la mujer-chichera.<br />

Así , las autoridades indígenas de las reducciones norteñas llegan<br />

a la Audiencia a denunciar la “futura esclavitud” que sufrirán sus mujeres<br />

en las manufacturas de hilados prevista por el intendente. El plan nunca será<br />

puesto en obra y los frailes no pueden trastornar la especialización sexual en<br />

las labores.<br />

Convivialidad<br />

Ya hemos visto cómo el habitat permitía a varias familias vivir bajo el mismo<br />

techo y debemos suponer que tenían lazos entre sí. Constituía una forma reversible<br />

con las normas anteriores. Cuando estallaban disensos, “se retiraban<br />

del centro del pueblo y formaban en aquellas inmediaciones sus pueblecitos<br />

divididos por parentelas a su uso antiguo”.<br />

Los convites, acompañados de “borracheras públicas” están al centro de la<br />

sociabilidad amerindia. Los misioneros intentaron controlar su duración y limitar<br />

sus excesos pero nunca lograron impedirlos. Varios casos prueban que<br />

fue quizás el punto de mayor conflicto entre aldeanos y predicadores. Así se<br />

acusó a los jesuitas de haber provocado la sublevación de 1727 por haber<br />

prohibido un banquete. Los franciscanos no lograron tampoco controlarlo y<br />

fue en las misiones entre el río Parapetí y Charagua que a partir de 1796 se<br />

convocaron los grandes banquetes anti españoles y el último dio la señal de<br />

la sublevación general de 1799.<br />

Ocio<br />

Con los convites de chicha, el ocio fue el otro gran tema de enfrentamiento.<br />

Los jesuitas habían sufrido una tremenda resistencia de parte de los chiriguano<br />

para trabajar. En su melancólico balance de 1727, después de la destrucción<br />

de las reducciones de Las Salinas, recuerdan las penas vividas: “... y<br />

no pocas veces, quitaban el preciso sustento de la boca para ministrárselo,<br />

(...) y si asistían al trabajo para su misma utilidad era preciso que fuésemos<br />

los primeros, y si no más que ellos - porque son indios flojos- trabajásemos<br />

como el mejor de todos ...”.<br />

En cuanto a los franciscanos, justifican el mediocre balance económico de las<br />

reducciones porque “los indios, siempre criados en la holgazanería, desnudez<br />

y miseria, han sido y son naturalmente flojos”. Y el “memorial explicando<br />

por qué no prosperan los indios en las misiones que sustentan” añade: “si se<br />

les ha querido apurar, muchos se huían y no aparecían más, si se les pone el<br />

28 <strong>Ñande</strong> <strong>Reko</strong> La comprensión guaraní de la Vida Buena

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