la buena predicación gleen conjurske - Centro de Avivamiento ...
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Hace algunos años escuché un sermón en apoyo <strong>de</strong> tales medios. El texto fue obtenido <strong>de</strong> Lucas 5:18<br />
“…procuraban medios para llevarle a<strong>de</strong>ntro…” El texto fue usado para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r toda c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> “medios”<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> papalotes, globos y chicles, hasta pasillos alfombrados, asientos acojinados y enormes pianos. Pero<br />
para empezar, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra “medios” no se encuentra para nada en el original y así aparece en letra cursiva en<br />
<strong>la</strong> versión en Inglés. El texto simplemente dice “…ellos procuraban llevarle a<strong>de</strong>ntro…” Y si cuestionamos<br />
el porqué ellos procuraban llevarle a<strong>de</strong>ntro, vemos que el apoyar tales medios constituye una verda<strong>de</strong>ra<br />
negación <strong>de</strong>l espíritu y po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> esta Escritura. Se nos dice (versículo 17) que “…el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Señor estaba<br />
con Él para sanar”. Y por esa única razón el lugar estaba tan abarrotado <strong>de</strong> gente que “…ya no cabían ni<br />
aún a <strong>la</strong> puerta” (Marcos 2:2). El hecho sencil<strong>la</strong>mente es, si el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios estuviera presente en nuestras<br />
iglesias mo<strong>de</strong>rnas, <strong>la</strong>s multitu<strong>de</strong>s serían atraídas como fueron atraídas a Cristo. Reconozco que el texto<br />
hab<strong>la</strong> <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Señor para sanar el cuerpo. Sin embargo, los ejemplos que hemos citado<br />
abundantemente, <strong>de</strong>muestran que don<strong>de</strong> el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Señor está presente para salvar almas, se atráen<br />
multitu<strong>de</strong>s. “Juan (el Bautista) no efectuó ningún mi<strong>la</strong>gro”, ni tampoco George Whitefield, ni John Wesley,<br />
ni D. L. Moody, ni muchos mas que pudiéramos mencionar. Ellos so<strong>la</strong>mente predicaron el evangelio en el<br />
po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo y <strong>la</strong>s multitu<strong>de</strong>s fueron atraídas a ellos.<br />
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(*) “The Real Billy Sunday”, por Elijah P. Brown; Nueva York: Fleming Revell Company, n.d., Pags. 60-<br />
61.<br />
Algunos podrían preguntarse, ¿No sería necesario que usáramos esos medios para traer gente a escuchar <strong>la</strong><br />
Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios por vez primera? ¿ Cómo podrán ser atraídos a un hombre <strong>de</strong> quien nunca han oído hab<strong>la</strong>r?<br />
Yo respondo, ¿Cómo fueron atraídos a Cristo? ¿Acaso Él tenía asientos acojinados y vitrales, papalotes y<br />
chicle para los niños? ¿Cómo fueron atraídos al <strong>de</strong>sierto para oír a Juan el Bautista? ¿Cómo fueron atraídos<br />
a los campos para oír a George Whitefield y John Wesley? Muy sencillo: por el testimonio <strong>de</strong> aquellos que<br />
sí los habían oído antes. Si tan solo un hombre es conmovido por un predicador, muy pronto estará<br />
hab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong> él a otras personas, y a <strong>la</strong> medida en que su alma haya sido conmovida y ben<strong>de</strong>cida, así será <strong>la</strong><br />
osadía y <strong>la</strong> insistencia para persuadir a otros para que los escuchen. Tan pronto el corazón <strong>de</strong> <strong>la</strong> samaritana<br />
fue tocado y su conciencia examinada por <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> Cristo y <strong>la</strong> fuente <strong>de</strong> su ser expuesta ante este<br />
predicador, y el<strong>la</strong> fue a buscar a los hombres <strong>de</strong> su comunidad, <strong>de</strong>jando olvidado su cántaro, diciéndoles,<br />
“Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho”. Y este es siempre el caso. El re<strong>la</strong>to sobre<br />
un buen predicador muy pronto se difun<strong>de</strong> por todas partes, aunque él quiera o no. El hab<strong>la</strong> a <strong>la</strong> misma<br />
alma <strong>de</strong>l hombre, respon<strong>de</strong> sus preguntas más profundas, llena sus necesida<strong>de</strong>s más apremiantes, y <strong>la</strong> gente<br />
que ha sido conmovida por tal hombre no le permitirá que se que<strong>de</strong> en el anonimato. La <strong>buena</strong> <strong>predicación</strong><br />
atrae a <strong>la</strong> gente.<br />
Pero <strong>de</strong>bemos seguir a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte hacia otros resultados. La <strong>buena</strong> <strong>predicación</strong> conmueve a <strong>la</strong>s personas. Les<br />
hace sentir. Les hace llorar. Hemos observado que <strong>la</strong> ausencia <strong>de</strong> lágrimas en el púlpito mo<strong>de</strong>rno es <strong>la</strong><br />
indicación más segura <strong>de</strong> su <strong>de</strong>bilidad y falta <strong>de</strong> fruto. Igualmente lo es <strong>la</strong> falta <strong>de</strong> lágrimas en el. Aunque<br />
no hay duda <strong>de</strong> que <strong>la</strong> falta <strong>de</strong> <strong>la</strong>s lágrimas pue<strong>de</strong> ser atribuida a <strong>la</strong> tibieza y apatía <strong>de</strong> <strong>la</strong> gente en general,<br />
aún así <strong>la</strong> <strong>buena</strong> <strong>predicación</strong> podría cambiar esto. Frecuentemente leemos <strong>de</strong> congregaciones enteras <strong>de</strong><br />
gente, <strong>de</strong> gente impía, incluyendo los pecadores más endurecidos, llorando abundantemente por los gran<strong>de</strong>s<br />
predicadores <strong>de</strong>l pasado.<br />
George Whitefield escribió “Apenas sabemos lo que es tener una reunión sin lágrimas” (*).<br />
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