la buena predicación gleen conjurske - Centro de Avivamiento ...
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hace a un <strong>la</strong>do, <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>l Señor Cristo Jesús (en el campo <strong>de</strong>l perdón o en otros campos) no es una<br />
doctrina sana, ni es <strong>la</strong> doctrina conforme a <strong>la</strong> piedad. No promueve <strong>la</strong> piedad. No promueve obras sólidas y<br />
profundas en <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong> los hombres. Y observen, <strong>la</strong> doctrina que es conforme a <strong>la</strong> piedad, es <strong>la</strong> que<br />
insiste que <strong>la</strong> piedad es esencial para <strong>la</strong> salvación. Esto es sin duda, el gran bulto <strong>de</strong> “<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>l Señor<br />
Jesucristo” lo cual es <strong>la</strong> razón fundamental por <strong>la</strong> que tantos están ansiosos por asignarlos a una<br />
dispensación <strong>de</strong>l pasado. Porque Él predicó que si los hombres no perdonan a su prójimo, Dios no los<br />
perdonará a ellos; que si amamos nuestra vida <strong>la</strong> per<strong>de</strong>remos y que si aborrecemos nuestra vida en este<br />
mundo, <strong>la</strong> guardaremos hasta <strong>la</strong> eternidad; que nadie entrará al reino <strong>de</strong> los cielos sino so<strong>la</strong>mente los que<br />
hacen <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong>l Padre; y otras muchas cosas como estas. ¿Quién predica estas cosas en <strong>la</strong> actualidad?.<br />
Sin embargo, ésta solo es una doctrina sana, y so<strong>la</strong>mente es lo que se calcu<strong>la</strong> que llevará a cabo una<br />
(*) “The Journal of Charles Wesley”; Grand Rapids: Baker Book House, 1980, Vol. I, Pag. 281<br />
obra sólida y permanente en el alma <strong>de</strong> los hombres. Las predicaciones que son tan comunes en <strong>la</strong><br />
actualidad, que ignoran o niegan todo esto, <strong>la</strong>s cuales no conocen otros términos <strong>de</strong> salvación, mas que<br />
“acepta a Cristo como tu Salvador” (algo que <strong>la</strong> Biblia nunca menciona), no son “<strong>la</strong> doctrina conforme a <strong>la</strong><br />
piedad”. No promueve <strong>la</strong> justicia, sino el <strong>de</strong>scuido y el pecado. No <strong>de</strong>spierta <strong>la</strong>s almas sino que <strong>la</strong>s<br />
adormece. No salva <strong>la</strong>s almas, sino que <strong>la</strong>s engaña y les da una falsa ilusión. Cuán <strong>de</strong>sesperadamente<br />
necesitamos volver a <strong>la</strong> <strong>predicación</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> justicia.<br />
Juicio. La Biblia está llena, <strong>de</strong> principio a fin <strong>de</strong> “el juicio <strong>de</strong> Dios”. Sin embargo, que poco cree el mundo<br />
en esto. Durante seis milenios el diablo ha estado predicando un mensaje: “No moriréis” O sea, “Pue<strong>de</strong>s<br />
pecar, y salirte con <strong>la</strong> tuya. Dios es amor y perdón, y no te l<strong>la</strong>mará a cuentas. Cristo murió por tus pecados,<br />
y por lo tanto, pue<strong>de</strong>s vivir en pecado e ir al cielo al final. Peca hoy, “confiesa” mañana, y vive por siempre<br />
feliz!” Y ¡cuánto ha engañado el diablo al mundo! Una multitud <strong>de</strong> personas que profesan ser cristianos<br />
¡han abrazado sus mentiras! Y que poca <strong>predicación</strong> hemos oído actualmente <strong>de</strong>l juicio verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios<br />
contra el pecado. El mismo Señor predicó muy frecuentemente sobre el infierno y con <strong>la</strong>s más solemnes y<br />
terribles pa<strong>la</strong>bras: “atormentados en esta l<strong>la</strong>ma” – “porque su gusano nunca morirá ni su fuego se apagará”<br />
– “tinieb<strong>la</strong>s exteriores” – “lloro y crujir <strong>de</strong> dientes” - “fuego inextinguible”. En otra parte leemos, “ellos<br />
serán atormentados día y noche por los siglos <strong>de</strong> los siglos” ¡Oh! Que tuviésemos una visión <strong>de</strong> lo que es el<br />
infierno! Esto abriría <strong>la</strong>s compuertas <strong>de</strong> seriedad, <strong>de</strong> elocuencia, <strong>de</strong> lágrimas, y <strong>de</strong> intercesión po<strong>de</strong>rosa en<br />
nuestras almas. “Conociendo el terror <strong>de</strong>l Señor”, dice Pablo, “persuadimos a los hombres”. Si so<strong>la</strong>mente<br />
el mundo pudiera tener una convicción <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad, <strong>la</strong> certeza, y <strong>la</strong> severidad <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios, habría<br />
almas arrebatadas por montones para el reino <strong>de</strong> Dios. ¡Predicador, predica el juicio <strong>de</strong> Dios!<br />
Pero más allá <strong>de</strong> todo esto, <strong>de</strong>bemos predicar lo que propiamente l<strong>la</strong>mamos Evangelio – <strong>la</strong>s inescrutables<br />
riquezas <strong>de</strong> Dios – el tierno amor <strong>de</strong> Dios que <strong>de</strong>rrite, alcanza y atrae triunfante Las verda<strong>de</strong>s anteriores<br />
podrán quebrantar al pecador endurecido; el amor <strong>de</strong> Dios lo enternecerá y lo ganará. Si alguna vez un<br />
hombre ha usado efectivamente <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios como un martillo para quebrantar corazones endurecidos,<br />
ese hombre fue Charles G. Finney.<br />
Y aún leemos sobre él, “como el apóstol Juan, el presi<strong>de</strong>nte Finney hizo <strong>de</strong>l amor el tema principal en su<br />
edad avanzada. Difícilmente podía referirse al amor <strong>de</strong> Dios sin llorar” (*).<br />
El mismo Finney dice, “Es un hecho, que esta manifestación <strong>de</strong> Dios en Cristo, quebranta realmente el<br />
corazón <strong>de</strong> los pecadores. Ha suavizado muchos corazones, y lo hará con miles más. Ciertamente, si lo<br />
vieras como es, y sintieras <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> este amor en tu corazón, sollozarías en tu mismo asiento, te<br />
quebrantarías y c<strong>la</strong>marías – ¿Jesús me amó tanto así? ¿Y yo podré seguir amando aún el pecado? ¡Ay! Tu<br />
corazón se <strong>de</strong>rretiría, como tantos otros se han quebrantado y <strong>de</strong>rretido a través <strong>de</strong> los tiempos, cuando han<br />
visto el amor <strong>de</strong> Jesús reve<strong>la</strong>do en <strong>la</strong> cruz” (**).<br />
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