Grabado en piedra. Las mujeres de Sendero Luminoso - Biblioteca ...
Grabado en piedra. Las mujeres de Sendero Luminoso - Biblioteca ...
Grabado en piedra. Las mujeres de Sendero Luminoso - Biblioteca ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
42 R. Kirk<br />
"Eso no estaba <strong>en</strong> mis planes", insiste Betty. "No <strong>de</strong>bía ocurrirme a mí".<br />
El hombre quería casarse con Betty, y esta lo rechazó. Betty no quería<br />
nada que no tuviera que ver con el Partido, con la lucha. El lloró, le rogó.<br />
Ella se negó, una y otra vez. Betty no podía evitarlo, por temor a <strong>de</strong>spertar<br />
sospechas. Al mismo tiempo, no com<strong>en</strong>tó la propuesta <strong>de</strong>l hombre a sus<br />
superiores. En ese mom<strong>en</strong>to, Betty era su amante, y temía que la culparan<br />
por <strong>de</strong>spertar su pasión.<br />
El inclusive llegó a ofrecer casarse con ella según las normas <strong>de</strong> S<strong>en</strong><strong>de</strong>ro<br />
<strong>Luminoso</strong>. T<strong>en</strong>ían su propia ceremonia matrimonial celebrada por el<br />
Comisario Político <strong>de</strong> la zona, qui<strong>en</strong> une a la pareja bajo la promesa <strong>de</strong><br />
"servir mejor a la revolución". <strong>Las</strong> <strong>mujeres</strong> no se compromet<strong>en</strong> ni con un<br />
hombre ni con la familia i<strong>de</strong>al.<br />
"Una noche, me am<strong>en</strong>azó con suicidarse con su propio revólver si me<br />
negaba a ir con él a Huancayo, don<strong>de</strong> vivían sus padres. Me dijo que ellos<br />
estaban <strong>en</strong>fermos e iban a morir. Yo p<strong>en</strong>sé, si sólo es un par <strong>de</strong> días, si<br />
regreso <strong>en</strong>seguida. No t<strong>en</strong>ía int<strong>en</strong>ciones <strong>de</strong> casarme con él. Pero no se lo dije<br />
a nadie".<br />
De primera int<strong>en</strong>ción, parecía muy simple. A la mañana sigui<strong>en</strong>te,<br />
tomaron un camión a Huancayo, cargado <strong>de</strong> tunas. No esperaba s<strong>en</strong>tirse<br />
animada, pero rep<strong>en</strong>tinam<strong>en</strong>te, el traqueteo <strong>de</strong>l camión la ll<strong>en</strong>ó <strong>de</strong> gozo. El<br />
camino seguía el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l valle, y <strong>de</strong> allí trepó por la helada puna, el<br />
<strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> la cordillera. Betty divisó a un cóndor y un pequeño zorro rojo.<br />
Después <strong>de</strong> algunas horas <strong>de</strong> bor<strong>de</strong>ar los inm<strong>en</strong>sas peñas grises que<br />
marcaban la llanura, el camión <strong>en</strong>filó hacia el río Mantaro.<br />
Fue <strong>en</strong>tonces que él dijo, casi sin darle importancia: "Quizá podamos<br />
contactar con la unidad <strong>en</strong> Huancayo". ¿Contactar?, se preguntó ella. ¿Para<br />
qué, si vamos a volver <strong>en</strong> seguida? Le hizo la observación, pero él<br />
simplem<strong>en</strong>te se <strong>en</strong>cogió <strong>de</strong> hombros. Era sólo una i<strong>de</strong>a, dijo.<br />
--