JORGE LUIS BORGES & ADOLFO BIOY CASARES - Lengua ...
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exclamó: «¿Por qué el mono no venera al Buddah?» El mono empuñó su clava de hierro y gritó: «Impostor,<br />
¿cómo te atreves a pretender que eres el Buddah?» Al decir esto, se encontró encerrado en una esfera de<br />
metal, mientras el caballo era conducido a una de las piezas contiguas. El mono temió que el caballo sufriera<br />
daño. Empleó sus artes mágicas para agrandarse, pero la esfera de metal se agrandó también; se redujo<br />
entonces el volumen de una semilla de mostaza, para huir por un agujerito; pero la esfera de metal se<br />
achicó. El mono llamó en su auxilio a los espíritus de los cuatro puntos cardinales. Acudieron, pero ninguno<br />
pudo mover o dar vuelta la esfera. Buscaron auxilio en el cielo, y los ángeles de las veintiocho<br />
Constelaciones recibieron orden de intervenir. Estos, con infinito trabajo horadaron un agujerito minúsculo,<br />
por donde el mono pudo evadirse. Así, los cuatro amigos se evadieron del fingido cielo.<br />
Ch'iu Ch'ang Ch'un, A mission to heaven, translated by Timothy Richard (Shanghai, 1940).<br />
LOS RECURSOS DEL CIELO<br />
Leído en Raymond, de ese anglosajón sir Lodge: «Algunos difuntos, poco repuestos de las costumbres de la<br />
tierra, solicitan, al ingresar en el cielo, whisky escocés y cigarros de hoja. Listos a toda eventualidad, los<br />
laboratorios del cielo afrontan el pedido. Los bienaventurados degustan esos productos y no vuelven a pedir<br />
más.»<br />
Jules Dubosc, Avez-vous une Ame? (1924).<br />
UN CIELO BLANCO<br />
Alá ha creado un mundo blanco como la plata, cuya grandeza nadie sabe sino El, y lo ha poblado de<br />
Angeles, cuya comida y cuya bebida son Su alabanza.<br />
Libro de las Mil y Una Noches, noche 496.<br />
LOS RICOS EN EL CIELO<br />
El comercio con los ángeles me ha enseñado que los ricos ingresan en el Cielo con igual facilidad que los<br />
pobres; nadie es excluido porque es rico, nadie es admitido porque es pobre.<br />
Los ricos en el Cielo exceden en opulencia a todos los otros. Algunos moran en palacios, refulgentes de oro<br />
y de plata, y son dueños de una infinita copia de objeto adecuados para la vida.<br />
Emmanuel Swedenborg, De Coelo et Inferno, párrafo 361 (1758).<br />
UN CIELO NUTRITIVO<br />
Que haya para ti en el Cielo charcas de manteca y ríos de miel, de licores, de leche, de agua y de natas.<br />
Que tales ríos, hinchados de dulce almíbar, fluyan para ti en el mundo celeste, y que lagos de lotos te<br />
rodeen por todas partes.<br />
Atharva-Veda, IV, 34.<br />
APLICACION<br />
Mi abuela, muy enferma, estaba leyendo. Hace bien, dijo Alexander Schulz, estudia, se prepara para el<br />
Cielo.<br />
George Loring Frost, The sundial (1924).<br />
CIELO PARA EL JUDIO<br />
El jardín del Edén es sesenta veces mayor que Egipto; está situado en la séptima esfera del firmamento. Por<br />
sus dos puertas entran sesenta miríadas de ángeles, de rostros brillantes como el firmamento. Cuando un<br />
justo llega al Edén, los ángeles lo desnudan, adornan su cabeza con dos coronas, una de oro y otra de<br />
piedras preciosas, ponen en sus manos hasta ocho bastones de mirto y, bailando a su alrededor, no cesan<br />
de cantar con voz agradable: «Come tu pan y regocíjate».<br />
Talmud.