11.05.2013 Views

Jesus el Hijo del Hombre.pdf

Jesus el Hijo del Hombre.pdf

Jesus el Hijo del Hombre.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Era un taumaturgo caprichoso e inconsecuente, un adivino hechicero que engañaba con su magia y<br />

brujería a la gente simple. Mistificaba con las parábolas de nuestros profetas y con todo lo sagrado de<br />

nuestros abu<strong>el</strong>os.<br />

Buscaba sus testigos hasta entre los muertos, y tanto su poderío como sus corr<strong>el</strong>igionarios los<br />

tomaba de las tumbas silenciosas. Andaba tras las mujeres de Jerusalén y las mozas aldeanas, con la<br />

astucia de las arañas con las moscas que atrapan en sus redes. Y esto se explica, porque las mujeres<br />

son débiles y de cabeza vacía; <strong>el</strong>las siguen al hombre cuyas palabras dulces cautivan sus bajas<br />

pasiones. Si no se hubiera cruzado en su camino ese grupo de mujeres imbéciles que se han dejado<br />

engañar por su espíritu maligno, su nombre estaría borrado de la memoria de los hombres.<br />

¿Y esos hombres que lo siguen, quiénes son? Eran de la clase subyugada y oprimida, que nunca se<br />

les ha ocurrido declararse en reb<strong>el</strong>ión contra sus amos, porque era gente cobarde, imbécil e ignorante;<br />

pero cuando les prometió colocarlos en <strong>el</strong>evados cargos en su reino, se entregaron a sus promesas<br />

inventadas, igual que <strong>el</strong> barro que se entrega blandamente a manos d<strong>el</strong> alfarero.<br />

¿No habéis visto, acaso, que <strong>el</strong> esclavo sólo sueña en su modorra con su grandeza, y <strong>el</strong> miserable y<br />

oscuro sólo se cree un león? El Galileo era un farsante y mistificador. Perdonó todas las faltas de los<br />

pecadores con <strong>el</strong> propósito de oír en sus bocas inmundas la gritería de los "hosannas".<br />

Mitigó <strong>el</strong> hambre de los desesperados y de los miserables para ser escuchado por <strong>el</strong>los y atraerlos a<br />

en osar las filas de su ejército. Violó la ley d<strong>el</strong> sábado con aqueos que lo profanaban, al sólo objeto de<br />

tornar a su favor a los que vivían al margen de la ley.<br />

Condenó e insultó a nuestros altos sacerdotes, a fin de que lo tuvieran en cuenta y así difundir su<br />

nombre por vía de la oposición. Repetidas veces he declarado aborrecer a ese hombre. Le odio más<br />

que a los romanos que gobiernan nuestra patria. Y lo más abominable es que viene de Nazareth, la<br />

aldea que nuestros profetas han maldecido y la que se convirtió en muladar de las naciones y de cuya<br />

esencia nada bueno puede salir.<br />

UN LEVITA RICO DE NAZARETH<br />

Jesús, hábil carpintero<br />

Jesús era un hábil carpintero. Las puertas que construyó ningún ladrón consiguió violar ni arrancar,<br />

y las ventanas que fabricó se abrían maravillosamente al soplo d<strong>el</strong> viento de oeste a este. Los baúles<br />

los trabajaba en madera de cedro, y resultaban muy bruñidos y fuertes. Los arados y las estevas que él<br />

construía de madera de encina eran también resistentes y de dócil manejo en manos d<strong>el</strong> labrador.<br />

Tallaba los facistoles de nuestras sinagogas en la dorada madera de morera, y sobre los dos lados<br />

donde se coloca la sagrada Torá, ponía dos alas extendidas, debajo de las cuales exhibía cabezas de<br />

toros, de palomas y de gac<strong>el</strong>as de grandes y b<strong>el</strong>los ojos.<br />

Con su arte imitaba la escu<strong>el</strong>a de los caldeos y de los griegos, pero, a pesar de eso, había en su<br />

trabajo algo que no era caldeo ni griego. En la construcción de mi casa han empleado muchas manos<br />

desde treinta años; buscaba yo los albañiles y los carpinteros de todos los pueblos de Galilea; cada uno<br />

de <strong>el</strong>los tenía la habilidad de su arte; yo estaba contento con su trabajo; pero, mira estas dos puertas y<br />

aqu<strong>el</strong>las ventanas, que son obra de Jesús <strong>el</strong> Nazareno; por su primor, esmero y sólida construcción, se<br />

burlan de cuanto tengo en mi casa. ¿No ves que estas dos puertas son distintas de todas las otras? ¿Y<br />

esta ventana abierta en dirección al este, no es distinta a todas las otras ventanas?<br />

Todas las puertas y ventanas de mi casa son accesibles a las leyes d<strong>el</strong> tiempo, menos éstas que él ha<br />

fabricado; <strong>el</strong>las permanecen firmes y sólidas ante los embates de los <strong>el</strong>ementos. Mira estos travesaños,<br />

los ha colocado unos sobre otros, y estos clavos se han hundido en <strong>el</strong>los, atravesándolos con toda<br />

maestría y meticulosidad, haciéndolos sólidos.<br />

Y lo curioso y maravilloso en todo esto, es que ese obrero que, en realidad, merecía <strong>el</strong> salario de dos<br />

hombres, no permitió que se le pagara más que <strong>el</strong> de uno solo. Ese obrero era, según la creencia de<br />

algunos, un profeta entre los hijos de Isra<strong>el</strong>. Si yo hubiera adivinado, en ese tiempo, que aqu<strong>el</strong> que<br />

portaba <strong>el</strong> serrucho y <strong>el</strong> cepillo d<strong>el</strong> carpintero era un profeta, le habría pedido que me hablara en vez<br />

de que me trabajara, y le habría pagado doblemente <strong>el</strong> salario, por sus parábolas.<br />

Muchos son los que hasta hoy trabajan en mi casa y en mi campo, mas ¿cómo me será permitido<br />

distinguir al hombre que lleva la mano sobre su arado, de aqu<strong>el</strong> sobre cuya mano está la de Dios?<br />

Sí; ¿cómo puedo distinguir y conocer la mano de Dios?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!