62 Dos invictos cristianos le encontraron; Y por la real insignia conocido A Don Diego al instante le llevaron Cual prisionero real que fué vencido. El Dios de los cristianos, en Lucena El poder humilló del altanero Que al hispano amarrar dura cadena Quiso y hacerle triste prisionero. 3 de diciembre de 1876.
LA CONQUISTA DE GRANADA Era una noche silenciosa y triste Cuyo recuerdo el corazón lastima, Postrera noche en que el monarca moro El bello suelo del Alhambra pisa. Pálido el rostro, los cabellos sueltos, Ojos cansados de mirada fría, Cabeza baja, reclinado el rostro El triste moro sus palacios mira. Los mira el moro, y abundante llanto Sus ojos baña, surca sus mejillas, Y en el dorado y arabesco techo Pone de nuevo su cansada vista. Lloroso entonces las hazañas moras Recuerda triste y las gloriosas lizas; Y comparando los presentes males Con los combates de pasados días, "Adiós, Alhambra,—dice;—Adiós, Alhambra, Mansión de gozo y abundantes dichas; Adiós, palacio de placeres lleno, Inagotable fuente de delicias. Triste te dejo y al presente voyme Al cruel destierro, lleno de fatigas, Para no ver tus altos torreones, Tus claras fuentes y moradas ricas." Dij°; Y gimiendo, los vestidos caros De los dorados aposentos quita; Y despojadas de sus bellas joyas Las grandes salas, triste se retira, Y en medio del silencio de la noche Cuando los pobres árabes dormían, Cuando sólo el susurro de los vientos Por la ciudad pacífica se oía; Y atravesando las calles De aquel reino ya desierto, Pálido quedóse y yerto Bañado en sudor mortal; Sólo profundos suspiros Oíanse por do quiera, Y alguna voz lastimera Lanzada en su fiero mal. Paróse el rey, vio las torres; Contempló aquellas murallas; Se acordó de las batallas Que diera en tiempo feliz; Mas no pudo contenerse Y bajó la vista al suelo Y dijo con desconsuelo Inclinando la cerviz: "¡Ay! ¿qué fué de ti, Granada? ¿Qué fué de tus caballeros? ¡Ay! ¿dó duermen tus guerreros, Que tu congoja rio ven? ¡Sí! yo, tu Rey desdichado, A las líbicas arenas Arrojado y con cadenas Por la suerte voy también. "Hoy todo, todo lo pierdo: Reino, palacio, tesoro, Y tan sólo el triste lloro Me prepara el cruel dolor; Hubo un tiempo en que tus torres Gobernaba prepotente Y de escuadrones al frente Era el estrago y pavor". Dijo; y ve los escuadrones Mandados por Talavera, Tremolando la bandera De cristiana Religión; Que iban por real mandato A ocupar las
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