Escenarios de Ciudadanía - La Ciudad Humanizada

dificilísima, muchos de ustedes lo saben, yo también, dificilísima, esa guerra dificilísima de
llevar las cosas que uno piensa, las cosas en las que uno cree, las ideas que uno defiende a
la cruda realidad de los hechos y de una sociedad que no siempre esta dispuesta a asumir,
así por las buenas, esos principios, esos valores, por mucho que a nosotros nos parezca que
son valores universales y que deberían de ser aceptados; son aceptados desde el punto de
vista teórico pero, en absoluto, son fáciles de impulsar en una sociedad que recibe permanentemente
resistencia, obstáculos, actuaciones retardatarias sobre la evolución precisamente
de su pensamiento, un pensamiento más solidario, un pensamiento más común.
En ese sentido, yo creo que en ese planteamiento, que yo sé que es un planteamiento
muy radical de que lo que vale es lo que se hace, de que lo que importa es lo que en
definitiva eres capaz de aportar desde tu propia ideología, desde tu propio pensamiento,
pero con hechos concretos, desde ese planteamiento, ya digo que me he hecho bastante
pragmático. Para quien trabaja desde siempre en el mundo de la política local yo creo que
esa no es una mala característica porque efectivamente la realidad de la ciudad, la realidad
local tiene en todos los sentidos una exigencia, una exigencia de inmediatez primero, pero
también una exigencia de concreción. Es imposible estar un poco en las nubes de lo que
son las discusiones sobre el sexo de los ángeles, desde el punto de vista político, desde el
punto de vista social, desde luego, desde todos los puntos de vista y además de estar ahí,
de poder estar con los pies en el suelo de la realidad cotidiana que uno tiene que transformar,
no cuando quiera, y no como quiera, sino de manera inmediata, –la realidad local, ya
digo, que existe la inmediatez– y también de manera concreta.
En ese sentido, creo que precisamente en el ámbito de lo local es donde efectivamente
antes se pone de manifiesto si cuando estamos hablando de modelos de ciudad, cuando
estamos hablando de concepto de dignidad de las personas, cuando estamos hablando de
racismo, cuando estamos hablando de xenofobia, cuando estamos hablando de marginación,
estamos hablando para quedar bien, para quedar bien con nuestra propia conciencia,
para quedar bien con nuestro propios principios, o estamos de verdad comprometiéndonos
a que esas ideas, esos conceptos pues se apliquen de verdad en nuestro entorno más
inmediato. En el ámbito de lo local es muy difícil esconderse y no solamente en cuestiones
como las que he citado, que son básicas en cualquier cultura mínimamente evolucionada,
sino también en cuestiones más domésticas como las referidas, por ejemplo a la peatonalización,
al carril-bus carril-bici, cosas tan concretísimas pero donde también se puede
apreciar con claridad que es muy fácil darse un paseo en bicicleta un domingo al año para
decir que se está de acuerdo con que haya protección a través de plataformas reservadas
para los ciclistas, pero es mucho más difícil intervenir sobre la ciudad haciendo ciento y
pico de kilómetros reservados para los ciclistas a costa, muchas veces, de la comodidad
extrema de los propios automovilistas.
Este ejemplo, como ven, lo he tomado de la actualidad más imperiosa e inmediata,
como podía también tomar ese mismo ejemplo en lo que se refiere a la peatonalización.
Todo el mundo que tiene un cierto nivel de conocimiento de lo que pasa en el mundo, que
tiene un poco de apertura de miras, pues siempre habla de la conveniencia de que por
parte de los coches pues no se agreda el espacio de los ciudadanos, de los peatones. Mucha
gente hemos defendido siempre la necesidad de que los espacios públicos se recuperen,
no para el trasiego de las prisas en la selva de la ciudad, sino para que pueda vivirse con
la tranquilidad, que también forma parte de nuestra manera de ser, de nuestra manera de
entender la vida, la relación con los demás en el espacio libre, en el espacio abierto, no
encerrado en nuestras propias casas, ni siquiera en los espacios patios interiores de nuestras
construcciones de origen árabe, sino en la calle, en las plazas públicas, en el ágora.
Pues bien, todo eso se dice y se dice muy bien pero luego nos encontramos una gran
sorpresa, entre comillas, de que a la hora de aplicar todos estos conceptos, que parecían
[ 10 ]
INtERVENCIONES.
mI pENSAmIENtO pOlÍtICO