AMOR Y TERROR DE LAS PALABRAS: LA INFANCIA COMO ...
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Luis Miguel Isava. Amor y terror de las palabras...<br />
Estudios 18:35 (enero-julio 2010): 105-140<br />
la paz. No deja de ser sintomático constatar que en este punto la reflexión se<br />
ha desplazado al acto mismo de bailar el trompo –y a la adivinanza que define<br />
su dinámica–y qué sólo a partir de este desplazamiento se puede “repensar” la<br />
aporía, no transgrediendo el límite que impone, sino asumiéndolo en sus más<br />
complejas implicaciones:<br />
Le puse su capa de guaral cuidadosamente, las palabras me rodearon entonces<br />
como enjambres de avispas. Lo lancé con la punta hacia arriba […]<br />
y ¡funnn!, los enjambres se arremolinaron. El trompo dio varias vueltas bailando,<br />
y bailando se quedó quieto en un punto. Me arrodillé y agache la cabeza<br />
hasta el suelo para oírlo de cerca, las palabras convertidas en gusanos<br />
se revolvían y revolcaban en mí, gusanera yo. El murmullo del trompo era<br />
casi inaudible (139).<br />
Y de allí que se desencadene la tercera y última experiencia mística del<br />
libro: “No hubo ya más tiempos, ni palabras, ni imágenes. Silencio vacío, homogéneo,<br />
uno. Paz profunda” (139). En ella el personaje parece finalmente alcanzar<br />
un estado en el que puede convivir sin contradicción y sin temor con<br />
las palabras que ahora giran, en un murmullo, en torno a él.<br />
Intentemos precisar lo que ha ocurrido. El texto propone, en efecto, no<br />
salir de la aporía sino salir de su radio de acción, proponiendo lo que Deleuze<br />
y Guattari llaman una “línea de fuga” (1975). Al desarrollo racional que<br />
opondría a la aporía (“no puedo salir del lenguaje”) una salida de tipo discursivo-racional,<br />
el texto de Briceño Guerrero propone una trasgresión del decurso<br />
filosófico que consiste en transponer la aporía en términos de otro<br />
registro que escapa a las correspondencias conceptuales. En este caso, frente<br />
a la aporía se propone no salir de ella sino “bailar el trompo”. La fuerza de este<br />
procedimiento se hace evidente si nos damos cuenta de que en realidad la<br />
aporía de “no poder salir del lenguaje con el lenguaje” ha sido asimismo traducida<br />
al lenguaje cultural y alegorizada en la siguiente adivinanza:<br />
Para bailar me pongo la capa<br />
porque sin la capa no puedo bailar<br />
para bailar me quito la capa<br />
porque con la capa no puedo bailar (138).<br />
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