AMOR Y TERROR DE LAS PALABRAS: LA INFANCIA COMO ...
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Luis Miguel Isava. Amor y terror de las palabras...<br />
Estudios 18:35 (enero-julio 2010): 105-140<br />
anhelo de basilisco”. Con esta formulación volvemos a encontrarnos de frente<br />
con la aporía en torno a la que hemos estado girando a lo largo de esta<br />
reflexión. ¿Cómo comprender el “sentido” de la palabra “basilisco” en este<br />
contexto?, ¿cómo “traducir” su (sin)sentido? Ambas preguntas apuntan al<br />
programa filosófico de la “comprensión”; responderlas sería agregar un eslabón<br />
más a la cadena de “sentidos” que, según Derrida, constituyen la historia de<br />
la filosofía occidental: “eidos, archè, telos, energeia, ousia (esencia, existencia,<br />
sustancia, sujeto) aletheia, trascendentalidad, conciencia, Dios, hombre, etc.”<br />
(1967:411); lo que, como sabemos, nos dejaría atrapados en su discurso –sin<br />
salida. Intentemos pues la vía cultural.<br />
La palabra “basilisco” proviene del griego basili/skoj, diminutivo de la<br />
palabra basileu/j, que significa rey. Con ella denomina Plinio el Viejo, en la<br />
Historia natural, a un animal que describe como una pequeña serpiente muy<br />
venenosa (VII, 33). A través de su recepción, el basilisco aparece en la Edad<br />
Media (en los tratados alquímicos, de magia y en los bestiarios) transfigurado<br />
en una combinación de gallo y serpiente, cuya mirada era mortal. El mito<br />
se extiende en el tiempo a la contemporaneidad y traspasa el Atlántico para<br />
reaparecer en América en diversas mitologías locales en las que, sin embargo,<br />
conserva las características de su descripción y de sus efectos 15. En la descripción<br />
de la bruja se pueden identificar tanto restos de la mitología medieval<br />
(“gallina de la parte serpiente del hombre”) como contribuciones de la cultura<br />
local (“guarracuco de la parte maíz del hombre”). De allí que tengamos que<br />
concluir que su sentido se ha transfigurado como resultado de múltiples procesos<br />
sincréticos. En todo caso, lo que resulta singular de este basilisco es que<br />
su significación está ahora irreversiblemente anclada en lo local:<br />
Que los brujos de otros países pueden ver el basilisco de manera muy diversa<br />
y llamarlo con otros nombres. Que el sentido de todos los demás seres<br />
de la naturaleza también es el basilisco. [...] [Que] de no haber basilisco no<br />
habría nada, pues todo es por mor del basilisco (94).<br />
El basilisco es, entonces, una especie de “estadio”, es decir, una forma de<br />
existencia localizada que da sentido a todos los aspectos de cada cultura; pero<br />
sólo “da sentido” en tanto conserva su –perdóneseme la expresión– generosa<br />
ambigüedad conceptual, verbal.<br />
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