El gesto autobiográfico. Un recuerdo infantil de Reinaldo. - Estudios ...

Mi interés al (ex)poner y superponer las ideas que, bajo una pe¡spectiva
compafida, manejan estos dos t€óricos. radica esenci¿lmente en enma¡ca¡ la
problemática central de la escritu¡a en -El nundo alucinante. Este texto lleva consigo
el subtÍtulo "Una novela de aventuras", que pese al tono ingcnuo y un tanto manido,
juega secretamente con su premisa central: la extrema posibilidad ficcional de la
historia. La novela emprende la construcción, reconstrucción y desconstruccidn
fabulosas de su personaje Fray Servando Teresa de Mier'r, figura histórica que escoge
Arenas para lleval a cabo esta práctica. Tal como se vale de la ensoñacrón para
coÍstn)ir Celestíno antes del alba, es decir inscribiendo la ficción en las leyes y
lenguaje del sueño, ¿/ mundo alucinante experimenta de semejante manera con las
fantasías de este personaje para dar cuerpo a un cosmos fabuloso. Entendemos la
fantasía, tal como €s propuesto en términos psicoanalíticos, como un "Guión
imaginario en el que se halla presente el sujeto y que se presenh, en forma más o
menos deformada por los procesos defensivos, la realización de un deseo y, en último
término, de un deseo inconsciente" (Laplanche / Pontalis, 1994: 138). El mundo que
fod€a a Fray Servando se consiruye a la medida de sus fantasías, las cuales involucfan
a la Iglesia, la feligresía, la Inquisición, y su propia actitud de perseguido. Por ello, lo
inena¡rable de la historia toma forma de manera insólita y (re)dimensiona la
disciplina y el relato biogriáñco y, como veremos más adelante, autobiográfico.
Por eso siempre he desconfiado de lo "histórico", de ese dato "minucioso y
preciso". Porque, ¿qué cosa es en fin Ia Historia? ¿Una fila de canapacios
ordenados más o menos cronológicamente? ¿,R€coge acaso la Historia, el instante
crucial en que fray Servando se encuen¡ra con el ágave mexicano o el sentimiento
de He¡edia al no ver ante el desconsolado horizonte de su alm¿ el palmar amado?
Los impulsos, los motivos, las secretas percepciones que instan (hacen) a un
hombre no aparecen, no pueden ap¿recer recogidos por la Historia, así como, aun
bajo el quirófaro, no se captará jamiás el sentimiento de dolor del hombre
adolorido (Arenas, 2001b: l9).
Este texto no se conecta abiertamente a la fábula, es ñrmado po¡ Reinaldo como
probable introducción a la novela'J. Sin embargo, como puede observa¡se, el autor
realiza más de un comentario importante sobre el tema que hemos señalado: el
t2 Resulra sumamente productivo pata mi discurso qne, eD lÁ aipresión americana. José L/-zun Litt
escoja a este mismo personaje como la ñgum que fiüis representa el espíritu barroco de América
l¿dna.
l3 Al pie del escrito se lee "Reinaldo ArcnaV Caracas, 13 de Julio de 1980", introducción a la edición de
Monte Ávila Editores.
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