El gesto autobiográfico. Un recuerdo infantil de Reinaldo. - Estudios ...

pucdc practicarse una lectura que tome en cuenta las diversas y muy disdntas
cstrategias de autorepresentación. No se trata, entonces, de borra¡ las marcas
autobiográficas o de leer, como lo hacemos en cualquier otra novela, sino de
colocamos en la periferia y observar cómo, más que una autobiografía canónicagrandilocuente-hegemónica,
estos textos "personales" pueden construirse a partir de
gestos autobiográficos, modalidades altemas donde a pesar de todos los dispositivos
ilusionistas activados. prevalece la noción de escritura. Es más: incluso los textos
autorizados experimentarían el fracaso, su imposibilidad autobiográfica, al ser leídos
como rcpresentaciones marginales desplazadas.
Dejada atrás la posibilidad de verificar la correspondencia o por Io menos el
pafecido del sujeto textual con la persona representada' Philippe Léjéune continúa
contraponiendo las nociones de autobiografía y de novela autobiográfica,
entendiendo por esta última
[...] todos los textos de ficción en los cuales el lector puede tener razones para
sospechar, a pafir de parecidos que cree percibir, que se da una identidad entre el
autor y el personaje, mientras que el autor ha preferido negar esa identidad o, al
menos. no afirmarla. Definida de esta manera, la novela autobiográfica engloba
tanto las nanaciones personales (en las que hay identidad entre el narrador y el
personaje) corno las naraciones "impersonales" (personajes designados en tercera
persona), y se define por su contenido. A diferencia de la autobiografía, implica
gradaciones (Léjéune, l99l: 52).
Más adelante, enfatiza su afirmación al comentar que "La autobiografía no
conlleva gradaciones: o lo es o no lo es" (Léjéune, 1991: 52). Me interesa en este
momento afirmar cómo a pesar de pode¡ "solucionar" problemas tan arraigados en
este tipo de representaciones como lo es la ilusión referencial, la autobiografía -para
el Léj¿une de este escrito- sigue siendo una noción monolítica, no desautorizada que
se mantiene acordonada al género y a la ilusión ejemPlarizante y poderosa. Sin
embargo, es el pacto autobiográfico lo que interesa profundamente a Léjéune y lo
define como la afirmación textual de la identidad autor-narrador-personaje que
finalmente envía al lector al nomb¡e del autor escrito sobre la portada. A Partir de este
pacto, el autor -siguiendo algunos preceptos de Genette- intenta esbozar las
diversas combinaciones posibles de la identidad. Una vez definidas las
combinaciones susceptibles a la novela y la autobiografía, halla un lugar
indeterminado que nombra "Pacto 0" y que explica definiéndolo como el lugar donde:
"[...] no sólo el personaje no tiene nombre, sino que el autor no propone pacto alguno,
ni autobiográfico ni novelesco. La indeterminación es total" (Iéjéune, 1991: 54).
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