Manuel Federico Ponce - Grupo América
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<strong>Manuel</strong> <strong>Federico</strong> <strong>Ponce</strong> 154 REVISTA<br />
del libro "de la Juma y la ciudad"<br />
CONFESIÓN<br />
Podría ser el poeta de lo feliz...<br />
Quisiera ser el poeta del Canto.<br />
Que mi poesía esté en los sentimientos de las gentes<br />
en los corazones vacíos<br />
haciendo la metáfora que diga<br />
que imprima en la sangre del hermano que lee<br />
del sabio hermano que necesita del verso<br />
en las horas perdidas<br />
en las horas que se espera.<br />
Y dé también mi poesía pan para mi mesa y los libreros<br />
Escribir siempre, como rne dicte el subconciente<br />
escribir rimas de por sí nacidas.<br />
Editadme la obra que la gente quiera buscar.<br />
Pasarse de mano en mano la voz del verso<br />
y el libro regarse, y darse como un alma.<br />
El tiempo caduca pero no el Poema<br />
cuando el poema es cierto.<br />
Y soy Poeta en medio de la vida<br />
el poeta que siempre he sido.<br />
de "Leyendario"<br />
La leyenda de los cisnes negros<br />
La luna repasa entre los árboles su senda de lumbres, pastando con<br />
su rayo dulce los cisnes en el nocturno de la fuente. El plumazón obscuro<br />
adormido en la onda, la arboleda herida en la sombra.<br />
El ánade nublo mira y remira su bonanza de ala, a la sombra de<br />
una almena que enaltece el arbolado.<br />
AMKRICA 155 <strong>Manuel</strong> <strong>Federico</strong> <strong>Ponce</strong><br />
Y el estanque, vestido de tiempo, va tej iendo en la hondura la palabra<br />
de estrella que el cisne satinado contempla.<br />
Golondrinas perdidas revelan su brisa y su alma de piedra y alar,<br />
en la ojiva legendaria, sobre la voz que ora.<br />
Sin nido y sin techo, hermanas del viento.<br />
El agua despliega su queja de olas, cuando los cisnes embarcan su<br />
rula de pluma en el cautiverio de la onda. El ave lozana se pregunta<br />
embrujada de imagen, si el negro perfil que al paso recrea, pacerá la<br />
misma ondosa placidez al devenir de tiempo y vida... o acaso su ausencia<br />
hecha recuerdo en el quiebre del torso, dejará plañidera la onda<br />
cautiva... Y la leyenda perturba su congoja de mundo, y nos dice<br />
penando en el mirar taciturno estos versos de conseja, que estrofarían<br />
al Escante... sumisos del Numen.<br />
Los árboles pacen al viento, mientras a la distancia.otro cisne, de<br />
camino y fronda, rumiando su tristura, en su blancor, va recogiéndole<br />
al breñal semillas de pobreza: cisne que regala su remanso al polvo de<br />
la era, y gime en el semblante sus dolencias.<br />
1° de septiembre de 1975, 6 p.m.<br />
La garza en su infancia sigue retocando el secreto del agua; perdida<br />
ella en sus vientos, gozosa aquesta en el encanto del brocal redondo.<br />
Lleva el recuerdo en el alma de viajera, de las cochas tardas y anegadas<br />
del camino, enajenada aún, y extrañosa del reflejo virgen al tender<br />
el pico en el primer instante de ondas.<br />
Vacía en sus patillas levísimas una premura de brisa...<br />
Imagen contelada en la pureza de agua, que encontraste a tu paso<br />
está dulzura de vida nueva, vagad ya en busca del nido dejado, que la<br />
noche cegará tu sueño de espejo, y esconderá tu figurilla alada en un