Textos Teatrales - Casa del Teatro de Medellín
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<strong>de</strong>sesperanza. Se olvida el ancestral miedo <strong>de</strong> copular en la<br />
noche por el temor <strong>de</strong> que los hijos nazcan sin ojos y se inicia<br />
el ritual gestico <strong><strong>de</strong>l</strong> convenio. Cierto movimiento cefálico,<br />
un erguirse la figura, y en la mujer a pesar <strong>de</strong> su famélica<br />
condición, adquirir una cierta turgencia pélvica que incita al<br />
ardor <strong>de</strong> la pasión <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nada. El brazo <strong>de</strong> ella atraviesa<br />
el pecho y sirve <strong>de</strong> sostén a la otra que va al mentón. El va por<br />
una manta y se la entrega. Ella la toma y entra en la casucha.<br />
El Hombre se sienta. El cielo estrellado lo contempla. El<br />
contar <strong>de</strong> los minutos regresa con su rumor <strong>de</strong> esperanza y la<br />
ansiedad en la espera <strong><strong>de</strong>l</strong> consentimiento <strong>de</strong> la mujer. Ella sale<br />
<strong>de</strong> la choza con una totuma, vasija hecha con la güira, fruto<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> totumo, que contiene chicha. Mira al hombre y toma. Con<br />
pausado movimiento la ofrece e invita a que El Hombre haga<br />
lo mismo. El Hombre coge el pinche y ella suavemente lo<br />
llena. Él toma. El ritual termina, se miran y los dos entran al<br />
recinto nupcial.<br />
&&&<br />
La luz que ha ido atenuándose, bruscamente golpea las retinas y se<br />
reinicia la acción anterior.<br />
VI<br />
Ña Marta: No me diga que usted me va a resultar uno <strong>de</strong><br />
esos. Y eso que lo entiendo. A los hombres cuando se les va<br />
acabando la vida, levantan toldo en las mañanas y les da por<br />
volverse a casar. Si lo sabré yo. Mejor me voy yendo.<br />
El Hombre: Pero como se le ocurre. De verdad, ¿me quiere<br />
oír? “Azulejo” cambió hasta entonces lo que era mi vida.<br />
Ña Marta: Y que era esa vida, si pue<strong>de</strong> saberse.<br />
El Hombre: Por el momento (irónicamente) <strong>de</strong>diquémonos a<br />
los perros. Es mejor así.<br />
gilberto martínez 165