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Me complace la presente<br />
ocasión de<br />
reunirme con voso-<br />
amor divino: un amor revelado<br />
en Cristo y hecho presente<br />
mediante la acción del<br />
tros al término de la X<br />
Espíritu Santo. Todas las ac-<br />
Asamblea Plenaria del Pontitividades<br />
de la Iglesia deben<br />
ficio Consejo para el Diálo-<br />
rebosar amor (cf. Ad gentes,<br />
go Interreligioso. Vaya mi<br />
n.<br />
cordial saludo a todos los<br />
que participáis en tan significativo<br />
encuentro, con un<br />
agradecimiento especial al<br />
cardenal Jean-Louis Tauran<br />
por sus amables palabras.<br />
«Diálogo in veritate et caritate:<br />
orientaciones pastorales»<br />
es el tema de vuestra<br />
Plenaria. He sabido con<br />
agrado que durante estos<br />
días habéis intentado alcanzar<br />
una comprensión más<br />
profunda del acercamiento de la Iglesia el Papa Pablo VI, la responsabilidad<br />
católica a los fieles de otras tradiciones principal de la Iglesia es el servicio a la<br />
religiosas. Habéis considerado el más verdad: «La verdad acerca de Dios, la<br />
amplio objetivo del diálogo —descubrir verdad acerca del hombre y de su mis-<br />
la verdad— y la motivación que lo susterioso destino, la verdad acerca del<br />
tenta: la caridad, en obediencia a la di- mundo. Verdad difícil que buscamos<br />
vina misión que nuestro Señor Jesu- en la Palabra de Dios» (Evangelii nuncristo<br />
encomendó a la Iglesia.<br />
tiandi, n.º 78: ECCLESIA, núm. 1.774<br />
Al inaugurar mi pontificado, afirmé [1976/I], pág. 116).<br />
que «la Iglesia quiere seguir constru- Los seres humanos buscan resyendo<br />
puentes de amistad con los sepuesta a algunos interrogantes exisguidores<br />
de todas las religiones para tenciales básicos: ¿Cuáles son el ori-<br />
buscar el bien verdadero de todas las gen y el destino del hombre? ¿Qué<br />
personas y de la sociedad entera» (Dis- son el bien y el mal? ¿Qué le aguarda<br />
curso a los representantes de otras con- al hombre al final de su existencia tefesiones<br />
y de otras religiones, 25-4-08: rrenal? Toda persona tiene el deber<br />
ECCLESIA, núm. 3.256 [2005/I], pág. natural y la obligación moral de bus-<br />
716). A través del ministerio del Sucecar la verdad. Y una vez que la conosor<br />
de Pedro, en el que se incluyen la ce, debe adherirse a ella y ordenar<br />
labor del Pontificio Consejo para el toda su vida en función de sus exi-<br />
Diálogo Interreligioso y los esfuerzos gencias (cf. Nostra ætate, n.º 1; Digni-<br />
de los ordinarios locales y del Pueblo tatis humanæ, n.º 2).<br />
de Dios en todo el mundo, la Iglesia si- Queridos amigos: «Caritas Christi<br />
gue en contacto con los seguidores de urget nos» (2 Co 5, 14). El amor de<br />
distintas religiones. Al hacerlo, expresa Cristo impulsa a la Iglesia a alcanzar a<br />
su deseo de un encuentro y de una co- todo ser humano sin distinción, allenlaboración<br />
en la verdad y en la libertad. de los confines de la Iglesia visible. La<br />
En palabras de mi venerado antecesor fuente de la misión de la Iglesia es el<br />
os 2-5; Evangelii nuntiandi,<br />
n.º 26: ECCLESIA, núm.<br />
1.772 [1976/I], págs. 21-22;<br />
Diálogo y misión, n.º 9). Por<br />
eso el amor apremia a cada<br />
creyente para que escuche<br />
al otro y busque campos de<br />
colaboración y animo a los<br />
interlocutores cristianos, en<br />
Benedicto XVI en un encuentro con representantes del Islam.<br />
su diálogo con los seguidores<br />
de otras religiones, a<br />
proponer —y no imponer—<br />
la fe en Cristo, que es «el camino,<br />
la verdad y la vida» (Jn<br />
14, 16). Como he afirmado en mi reciente<br />
encíclica, la fe cristiana nos ha<br />
enseñado que «verdad, justicia y amor<br />
no son simplemente ideales, sino realidades<br />
de enorme densidad» (Spe<br />
salvi, n.º 29: ECCLESIA, núm. 3.391<br />
[2007/II], pág. 1852). Para la Iglesia, «la<br />
caridad no es una especie de actividad<br />
de asistencia social que también se<br />
podría dejar a otros, sino que pertenece<br />
a su naturaleza y es manifestación<br />
irrenunciable de su propia esencia»<br />
(Deus caritas est, n.º 25: ECCLESIA,<br />
núm. 3.295 [2006/II], pág. 154).<br />
La gran proliferación de encuentros<br />
interreligiosos en el mundo actual exige<br />
discernimiento. A este respecto, me<br />
alegra saber que durante estos días<br />
habéis reflexionado acerca de unas<br />
indicaciones pastorales para el diálogo<br />
interreligioso. A partir del Concilio<br />
Vaticano II, se ha centrado la atención<br />
en los elementos espirituales que las<br />
diferentes tradiciones religiosas comparten,<br />
lo que ha ayudado en muchos<br />
casos a tender puentes de entendimiento<br />
por encima de las fronteras<br />
religiosas. Tengo entendido que en el<br />
979<br />
Documentación<br />
El diálogo interreligioso: un viaje de fe<br />
Discurso de Benedicto XVI<br />
a la Plenaria del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso (7-6-2008)<br />
Número 3.420 ■ 28 de junio de 2008 31