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AÑO JUBILAR PAULINO

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puesta por algunos autores constituye<br />

una señal evidente del deseo sincero<br />

de sacar a la reflexión filosófica de su<br />

autosuficiencia.<br />

Ampliar los horizontes<br />

de la racionalidad<br />

Desde el inicio de mi pontificado<br />

he escuchado con atención las demandas<br />

que me llegan de los hombres<br />

y mujeres de nuestro tiempo, y a<br />

la luz de tales expectativas he querido<br />

ofrecer una propuesta de investigación<br />

que creo podrá despertar<br />

el interés por la reactivación de<br />

la filosofía y de su irreemplazable<br />

función en el seno del<br />

mundo académico y cultural.<br />

Dicha propuesta ha sido objeto<br />

de reflexión durante vuestro<br />

Simposio, y estriba en «ampliar<br />

los horizontes de la racionalidad».<br />

Ello me permite tratar de<br />

ella con vosotros como entre<br />

amigos que desean emprender<br />

un itinerario común de búsqueda.<br />

Quisiera partir de una<br />

convicción profunda, que he<br />

expresado en más de una oca-<br />

sión: «La fe cristiana ha elegido<br />

con claridad: contra los dioses<br />

de la religión por el Dios de los<br />

filósofos, es decir, contra el<br />

mito de la mera costumbre por<br />

la verdad del ser» (J. Ratzinger,<br />

Introducción al cristianismo,<br />

cap. III). Semejante afirmación,<br />

que refleja el camino del cristianismo<br />

desde sus albores, resulta<br />

plenamente actual en el contexto histórico-cultural<br />

en que vivimos, ya que<br />

sólo partiendo de dicha premisa, histórica<br />

y teológica a un tiempo, es posible<br />

responder a las nuevas expectativas<br />

de la reflexión filosófica. El peligro<br />

de que la religión —incluso la<br />

cristiana— se vea instrumentalizada<br />

como fenómeno subrepticio sigue<br />

estando hoy muy presente.<br />

Pero el cristianismo, como he recordado<br />

en la encíclica Spe salvi, no<br />

es un mensaje exclusivamente informativo,<br />

sino también «performativo»<br />

(cf. n.º 2: ECCLESIA, núm. 3.391<br />

[2007/II], pág. 1839). Ello significa que<br />

desde siempre la fe cristiana no pue-<br />

981<br />

de verse encerrada en el mundo abstracto<br />

de las teorías, sino que debe<br />

materializarse en una experiencia histórica<br />

concreta que alcance al hombre<br />

en la verdad más profunda de su<br />

existencia. Esta experiencia, condicionada<br />

por las nuevas situaciones culturales<br />

e ideológicas, es el lugar que<br />

la investigación teológica debe valorar<br />

y sobre el que urge entablar un<br />

diálogo fecundo con la filosofía. La<br />

comprensión del cristianismo como<br />

transformación real de la existencia<br />

humana, si por un lado impulsa a la<br />

reflexión filosófica hacia un nuevo<br />

El Papa insta a los docentes universitarios a que impliquen a<br />

las nuevas generaciones en proseguir las investigaciones y<br />

hacerlas inteligibles a la sociedad y a que sigan las huellas<br />

del apóstol San Pablo, en el Año Paulino, para descubrir la<br />

fecundidad histórica del evangelio que predicó.<br />

encuentro con la religión, la anima<br />

por otro a no perder su confianza en<br />

la posibilidad de conocer la realidad.<br />

La propuesta de «ampliar los horizontes<br />

de la racionalidad» no debe<br />

considerarse, por lo tanto, como una<br />

nueva línea de pensamiento teológico<br />

y filosófico que viene a añadirse a las<br />

ya existentes, sino como la demanda<br />

de una nueva apertura hacia esa realidad<br />

a la que el ser humano está llamado<br />

en virtud de su «unitotalidad»,<br />

superando antiguos prejuicios y reduccionismos,<br />

para abrirse así el camino<br />

a una comprensión auténtica de<br />

la modernidad. El deseo de una plenitud<br />

de humanidad no puede verse<br />

frustrado: aguarda propuestas ade-<br />

Documentación<br />

cuadas. La fe cristiana está llamada a<br />

hacerse cargo de esa urgencia histórica,<br />

implicando a todos los hombres<br />

de buena voluntad en semejante empresa.<br />

El nuevo diálogo entre fe y razón<br />

exigido hoy no puede llevarse a<br />

cabo en los términos y modalidades<br />

con los que se desarrolló en el pasado.<br />

Y para no quedar reducido a estéril<br />

ejercicio intelectual debe partir de<br />

la actual situación concreta del hombre<br />

y realizar una reflexión sobre la<br />

misma capaz de captar su verdad ontológico-metafísica.<br />

Queridos amigos: Tenéis ante vosotros<br />

un camino realmente arduo.<br />

Ante todo es preciso fomentar<br />

centros académicos de perfil alto<br />

en los que la filosofía pueda dialogar<br />

con las demás disciplinas,<br />

especialmente con la teología, y<br />

favorecer nuevas síntesis culturales<br />

aptas para orientar el camino<br />

de la sociedad. La dimensión<br />

europea de vuestra venida a<br />

Roma —procedéis, en efecto, de<br />

26 países— puede facilitar una<br />

confrontación y un intercambio<br />

ciertamente productivos. Confío<br />

en que las instituciones académicas<br />

católicas estén dispuestas<br />

a realizar auténticos talleres cul-<br />

turales. Quisiera invitaros también<br />

a animar a los jóvenes para<br />

que se consagren a los estudios<br />

filosóficos, fomentando iniciativas<br />

adecuadas de orientación<br />

universitaria. Estoy seguro de<br />

que las nuevas generaciones,<br />

con su entusiasmo, sabrán responder<br />

generosamente a las expectativas<br />

de la Iglesia y de la sociedad.<br />

Dentro de pocos días tendré la alegría<br />

de inaugurar el Año Paulino, durante<br />

el cual celebraremos al Apóstol<br />

de las Gentes: espero que tan singular<br />

iniciativa constituya para todos vosotros<br />

una ocasión propicia para redescubrir,<br />

siguiendo las huellas de tan<br />

gran apóstol, la fecundidad histórica<br />

del evangelio y sus extraordinarias<br />

potencialidades también para la cultura<br />

contemporánea. Con este deseo,<br />

imparto a todos mi bendición. ■<br />

(Original italiano procedente del archivo<br />

informático de la Santa Sede;<br />

traducción de ECCLESIA)<br />

Número 3.420 ■ 28 de junio de 2008 33

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