14.05.2013 Views

Cash Luna – En Honor al Espiritu Santo - Ondas del Reino

Cash Luna – En Honor al Espiritu Santo - Ondas del Reino

Cash Luna – En Honor al Espiritu Santo - Ondas del Reino

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El Espíritu <strong>Santo</strong> es el instructor por excelencia. Él tiene<br />

un método singular para enseñar a cada <strong>al</strong>umno,<br />

como si diera clases particulares y person<strong>al</strong>izadas. Imparte<br />

sus enseñanzas como la persona lo necesita, según sus<br />

características individu<strong>al</strong>es. Por eso creo que me ha enseñado<br />

de una manera particular que quizás no use con<br />

otros.<br />

Una de esas enseñanzas rompió uno de los prejuicios<br />

más grandes que tenía en mi vida cristiana. Esto ocurrió<br />

cuando me enseñó en el pasaje de 1 Corintios 2:9-12 que<br />

el Espíritu <strong>Santo</strong> es quien nos revela no solo las cosas<br />

de Dios y lo profundo de su corazón, sino también las<br />

cosas que el Padre nos ha concedido. Él sabe antes que<br />

nosotros lo que Dios quiere darnos, y nos lo susurra para<br />

que se lo pidamos en oración, sabiendo que <strong>al</strong> hacerlo su<br />

respuesta será «sí». Es como aquel hijo que, escuchando<br />

que sus padres han decidido reg<strong>al</strong>arle una bicicleta a su<br />

hermano, corre a contárselo para que la pida.<br />

Con esta enseñanza decidí acudir <strong>al</strong> Espíritu <strong>Santo</strong> en<br />

oración y preguntarle qué debía pedir, creyendo que me<br />

revelaría aquello que el Padre anhelaba darme. Su respuesta<br />

me tomaría tot<strong>al</strong>mente por sorpresa. Hasta ese<br />

día yo tenía muchos prejuicios respecto a pedir lo materi<strong>al</strong><br />

y creer que el Señor deseaba proveerme, pero iba a<br />

transformarme en solo tres noches. La primera noche fue<br />

cuando su presencia llenó mi dormitorio y le pregunté<br />

qué debía pedir, entonces escuché su dulce voz diciéndome:<br />

«Pí<strong>del</strong>e tu casa. Él quiere dártela».

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!