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Cash Luna – En Honor al Espiritu Santo - Ondas del Reino

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¿LA BICICLETA o YO?<br />

acomodaban los zapatos y se sujetaban con unas correas<br />

o ganchos. Los patines que yo quería tenían unas uñas<br />

para agarrarse, con interior plástico de color rojo, y eran<br />

muy deseados porque no lastimaban el zapato ni la suela.<br />

Yo estaba muy entusiasmado por obtener mis patines,<br />

cuando nuevamente vino a mí esa vocecita interna que<br />

me decía: «¿Los patines o yo?». Y yo le decía: «Tú, Señor,<br />

siempre serás tú".<br />

Años más tarde, ya estaba pastoreando la iglesia en<br />

sus primeros meses después de fundada y necesitábamos<br />

un lugar para reunirnos. Alquilábamos el s<strong>al</strong>ón de un<br />

hotel mientras creíamos que Dios nos prosperaría para<br />

obtener nuestro propio lugar. Fue entonces cuando apareció<br />

un empresario diciendo que Dios le había ordenado<br />

construir un templo ubicado justo en la región donde<br />

yo quería establecer la iglesia, y llegó para hablarme. El<br />

templo estaba prácticamente terminado y este hombre<br />

estaba buscando un pastor a quien donárselo. ¡Te imaginarás<br />

cómo me emocioné! Yo era un pastor joven que<br />

recién comenzaba la iglesia, deseaba ver milagros y estaba<br />

creyendo que Dios iba a prosperar a la congregación.<br />

Con todos estos elementos sumados a la oferta de que<br />

querían donarnos un templo, era muy fácil concluir que<br />

era Dios lo había enviado. Pero he aquí la diferencia entre<br />

cu<strong>al</strong>quier persona que concluye <strong>al</strong> ver las señ<strong>al</strong>es y una<br />

que escucha <strong>al</strong> Señor.<br />

Este hombre nos visitó en una de nuestras reuniones<br />

el domingo siguiente. El poder de Dios se estaba derramando<br />

de forma impresionante y cosas extrañas a los<br />

ojos y a la mente humana natur<strong>al</strong> estaban ocurriendo.<br />

Este hombre pertenecía a una corriente muy conservadora<br />

donde le enseñaron que estas cosas no deben suceder<br />

en la iglesia, así que se quedó sentado atrás, observando.<br />

<strong>En</strong>tonces, una jovencita endemoniada entró <strong>al</strong> lugar y<br />

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