Cash Luna – En Honor al Espiritu Santo - Ondas del Reino
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os amigos presidían una de las misiones más gran<br />
O des de mi país nat<strong>al</strong>, Guatem<strong>al</strong>a. Yo deseaba ministrar<br />
<strong>al</strong>gún día en ese lugar porque <strong>al</strong>lí hubo un impresionante<br />
avivamiento en los años 60's. Señ<strong>al</strong>es y prodigios<br />
ocurrían continuamente <strong>al</strong>lí. Incluso hoy se habla de la<br />
visitación angelic<strong>al</strong> de aquel entonces. Imagínate lo que<br />
significaba para mí ministrar en ese lugar y ser testigo de<br />
un nuevo derramamiento <strong>del</strong> Espíritu.<br />
Fin<strong>al</strong>mente el día llegó y me invitaron durante unas<br />
Noches de Gloria en la Iglesia Centr<strong>al</strong>. La primera noche<br />
prediqué acerca de Isaías 61 :3, que dice: «[El Espíritu me<br />
ha enviado] a confortar a los dolientes de Sión [ ... ] a darles<br />
una corona en vez de cenizas, aceite de <strong>al</strong>egría en vez<br />
de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de des<strong>al</strong>iento».<br />
<strong>En</strong>faticé el hecho de que Jesús vino a dar la orden de cambiar<br />
la angustia en <strong>al</strong>egría y el luto en gozo.<br />
Al terminar de predicar todo parecía norm<strong>al</strong>. Contrario<br />
a lo que suele pasar en otros lugares mientras predico,<br />
nada extraordinario o sobrenatur<strong>al</strong> había ocurrido. <strong>En</strong>tonces<br />
me pregunté si Dios estaba conmigo aquella noche y<br />
si era su voluntad que yo estuviera <strong>al</strong>lí.<br />
Por un momento pensé que aquel deseo de ministrar<br />
en ese lugar memorable era solo mío y no de Dios. Al concluir<br />
mi prédica le dije a la congregación que mi trabajo<br />
de compartir la P<strong>al</strong>abra estaba hecho, pero que el derramamiento<br />
<strong>del</strong> Espíritu era asunto <strong>del</strong> Señor y que los esperaba<br />
la noche siguiente. De pronto, una mujer sentada