Cash Luna – En Honor al Espiritu Santo - Ondas del Reino
Cash Luna – En Honor al Espiritu Santo - Ondas del Reino
Cash Luna – En Honor al Espiritu Santo - Ondas del Reino
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
No te avergüences <strong>del</strong> Espíritu<br />
<strong>Santo</strong>, como él nunca se avergüenza<br />
de ti. Camina y ten comunión<br />
con él, testifica sus obras y<br />
sentirás su compañía siempre.<br />
MI PRESENCIA SIEMPRE IRÁ CONTIGO<br />
¿LA BICICLETA o YO?<br />
No te avergüences<br />
<strong>del</strong> Espíritu <strong>Santo</strong>,<br />
como él nunca se<br />
avergüenza de ti.<br />
Algunas veces me descubro haciendo la misma oración<br />
que Moisés hizo en el desierto. Cuando le preguntó <strong>al</strong> Señor<br />
quién lo acompañaría a la Tierra Prometida, Él le respondió<br />
que su ángel iría por <strong>del</strong>ante. Pero Moisés le dijo<br />
que prefería quedarse en el desjerto a caminar sin su presencia.<br />
Para él era mejor el desierto con Dios que la tierra<br />
donde fluye leche y miel sin su presencia.<br />
Cuando estaba por casarme, todavía vivía en aquel pequeño<br />
cuarto donde aprendí a buscar la presencia de Dios<br />
y encontrarme con su Espíritu. También dormía en el pequeño<br />
catre prestado y antes de mudarme a la casa que<br />
compartiría con Sonia, mi esposa, le pedí <strong>al</strong> Señor que<br />
me acompañara. Le dije que su presencia era vit<strong>al</strong> para<br />
mí donde yo fuera y que si no se mudaba conmigo, prefería<br />
quedarme <strong>al</strong>lí. <strong>En</strong> ese momento hice una de aquellas<br />
oraciones de las que seguramente él se deberá reír:<br />
«Señor, si no vas conmigo, no me saques de aquí. Así que<br />
o haces más grande esta cama o más pequeña a Sonia,<br />
pero de aquí no me muevo». Por supuesto, su presencia<br />
nos visitó en la casa donde nos mudamos.<br />
Cada vez que sucede un cambio en mi vida y ministerio,<br />
hago esa misma oración: «Señor, si no vienes conmigo,<br />
no me saques de aquí». La hice cuando me trasladé<br />
a la casa que construimos y cuando la iglesia inauguró<br />
187