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REVISTA CINECLUB UNED:Maquetación 1

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Sin embargo, el propio Fritz Lang negaba la<br />

idea de un corte abrupto en su filmografía: “Mis<br />

películas son la expresión más directa de lo que he<br />

visto, de lo que he aprendido y he sentido. Para mí<br />

ha sido una línea ininterrumpida”. Y, en efecto,<br />

temas y estilo transitan fluidamente de una<br />

etapa a la otra (es evidente que “M” se parece<br />

más a Los verdugos también mueren que a Los<br />

Nibelungos). Y esos temas incluyen: la culpa (y<br />

el falso culpable), la venganza, la ambición de<br />

poder y, sobre todo, el destino, mejor dicho, la<br />

lucha contra el destino (pues lo que interesa a<br />

Lang es la lucha, no el destino en sí). Pero, aún<br />

dentro de estas constantes, en la etapa americana<br />

de Lang el destino ya no deriva de poderes<br />

sobrehumanos, sino de las circunstancias sociales,<br />

la opinión de los vecinos, las leyes... En esta<br />

etapa americana ya no hay supercriminales como<br />

Mabuse o Haghi (Spione). Los monstruos ya no<br />

habitan en sótanos o cuarteles secretos, sino<br />

que llevan buenos trajes y ocupan posiciones públicas<br />

(Mike Lagana en Los sobornados). Al preparar<br />

Furia, Lang aprendió que, en América, el<br />

protagonista tampoco puede ser ya un superhéroe,<br />

sino John Doe (Juan Nadie), el hombre corriente.<br />

En Alemania se trabajaba con símbolos,<br />

pero a los americanos no les gustaban los símbolos...<br />

“El cine es mi vida”<br />

Fritz Lang siempre estuvo dispuesto a explicarlo<br />

todo sobre sus películas (“El cine es mi<br />

vida”), y nada sobre su vida personal (“Nunca he<br />

concedido una entrevista sobre mi vida privada”).<br />

Cedió ingentes cantidades de documentos<br />

(guiones, bocetos, cartas, dibujos, esquemas, fotografías)<br />

a la Cinèmatheque Francaise (en 1955<br />

y 1959), y más tarde a la University of Southern<br />

California, en Estados Unidos. Pensaba que toda<br />

película seria que describa a la gente contemporánea<br />

debía ser una especie de documental de<br />

su tiempo, así que le gustaba trabajar a partir de<br />

recortes de periódicos (como un director no<br />

puede conocerlo todo por experiencia, la segunda<br />

mejor solución es leer los periódicos).<br />

También creía que, si se metía un problema en<br />

una película (el llamado mensaje) era mucho<br />

mejor para la taquilla, porque había algo de lo<br />

que se podía hablar, a favor o en contra, con<br />

otros; y las discusiones llevan a la gente al cine.<br />

Lang quiso dar siempre la imagen del técnico<br />

perfecto y eficiente, el médico de guiones (“script<br />

doctor”). Para él, un guión debía quedar listo para<br />

ser filmado. No era posible ponerse a pensar en<br />

el plató, porque se perdía mucho tiempo y dinero,<br />

así que era vital el trabajo previo de planificación:<br />

“Primero estudio la película junto al<br />

guionista, luego me reúno con el arquitecto y hablo<br />

de los decorados; cuando me siento solo en mi<br />

mesa, lo hago por tercera vez, desde el punto de<br />

vista de la cámara, del director; y luego, siempre<br />

tengo tiempo con los actores. Cuando, finalmente,<br />

llego a lo que se suele llamar ‘el trabajo del director’,<br />

ya no queda nada”. En el rodaje, podía cambiar<br />

un ángulo de cámara, o algunas palabras del diálogo,<br />

pero nada esencial (“Suelo decir que he acabado<br />

la película cuando he acabado con el trabajo<br />

en mi mesa”). El director recordó siempre un consejo<br />

temprano de Erich Pommer: su trabajo era<br />

contar una historia con la cámara, por tanto,<br />

tenía que conocer la cámara y lo que podía hacer<br />

con ella: “Si un cineasta tiene necesidad de las palabras<br />

para explicar lo que quiere decir, entonces no<br />

es ni un buen film ni un buen director... El diálogo,<br />

utilizado con convicción, puede ser algo excelente<br />

para circunscribir un personaje, pero la intriga<br />

siempre debe ser contada en términos visuales”. Sin<br />

embargo, también señaló que cualquier movimiento<br />

de cámara debía tener un motivo, no<br />

podía ser sólo un alarde técnico, debía expresar<br />

algo.<br />

A pesar de su voluntad de integración en los<br />

Estados Unidos (desde 1935, fue ciudadano norteamericano),<br />

Fritz Lang no dejó nunca de ser un<br />

extraño en Hollywood. Su estilo y apariencia (el<br />

monóculo, que tardó en abandonar por las gafas)<br />

le hacían parecer arrogante y teutónico. Su ignorancia<br />

de las normas sindicales le causó problemas<br />

en sus primeros rodajes americanos. Su<br />

obsesivo perfeccionismo se consideraba un pro-<br />

“Lo malo de lo que se llama ‘la industria’<br />

es que uno no sólo tiene<br />

que convencer al público. Me encanta<br />

el público, pero antes de<br />

poder convencerles, tengo que convencer<br />

a los intermediarios (productores)<br />

que no saben nada de<br />

nada..”<br />

blema. Henry Fonda dijo: “Era un genial maestro<br />

de marionetas, pero sin sentimientos, y podía llegar<br />

a ser brutal”. Y Edward G. Robinson: “Era un<br />

enamorado de la perfección, minucioso hasta el mínimo<br />

detalle, despreciativo con la mediocridad y a<br />

menudo tiránico con respecto a los que no encontraba<br />

a su altura”.<br />

Tras su experiencia americana, en la que tuvo<br />

que aceptar algunas películas simplemente por<br />

dinero (“un director también necesita comer”),<br />

aunque siempre intentó poner en ellas lo mejor<br />

de su talento, Fritz Lang formuló estas lúcidas<br />

reflexiones sobre la industria del cine: “Lo malo<br />

de lo que se llama ‘la industria’ es que uno no sólo<br />

tiene que convencer al público. Me encanta el público,<br />

pero antes de poder convencerles, tengo que<br />

convencer a los intermediarios (productores) que<br />

no saben nada de nada.. Se ha convertido en mucho<br />

más importante hacer dinero con las películas que<br />

hacer películas que den dinero. Toda buena película<br />

hace dinero, pero desde que los intereses económi-<br />

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