REVISTA CINECLUB UNED:Maquetación 1
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inventor, donde conviven aparatos ultramodernos<br />
y símbolos cabalísticos). Pero, por otro lado,<br />
también contiene una molesta moraleja: la idea<br />
de que el corazón (el amor) es el mediador entre<br />
el cerebro (los capitalistas) y las manos (los obreros),<br />
un disparate (pues llamarlo ingenuidad es<br />
quedarse corto) del que Lang abjuró después.<br />
Tras una obra tan ambiciosa (y que a punto estuvo<br />
de arruinar a la productora UFA), Spione<br />
(“Los espías”, 1927) supuso una vuelta al espíritu<br />
más ligero del serial, repleto de asesinos, agentes<br />
dobles, conspiraciones y espías. Una sucesión de<br />
audaces robos de documentos y atentados hace<br />
cundir el pánico, y convierte a la agencia de seguridad<br />
del Estado en el hazmerreír de la prensa.<br />
“Dios mío, ¿quién está detrás de esto?” –claman las<br />
autoridades. Y el rótulo “Yo” precede a la aparición<br />
en pantalla de Haghi (Rudolf Klein-Rogge), el<br />
supercriminal, director de banco y agente doble,<br />
que mueve los hilos desde una silla de ruedas en<br />
su cuartel general, mediante teléfonos, pantallas<br />
y botones... Todos los agentes que han intentado<br />
desenmascararlo han muerto, y la misión recae<br />
ahora en el agente 326 (Willy Fritsch), quien termina<br />
encontrando una aliada en Sonja (Gerda<br />
Maurus), una agente de Haghi... La película es visualmente<br />
ágil (tiene pocos rótulos, y aún podría<br />
tener menos), compacta (de una duración más<br />
sensata que Mabuse), llena de imaginativas peripecias<br />
(el robo del acuerdo secreto con Japón, la<br />
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historia del traidor coronel Jellusic) y de gadgets<br />
que se adelantan a muchas futuras películas de<br />
espías (tintas invisibles, cámaras en miniatura, micrófonos<br />
ocultos, disfraces). Para muchos, Spione<br />
es la mejor película muda de Lang (Chabrol llegó<br />
a decir que el 90% de Hitchcock proviene de<br />
Spione; y no es menos cierto que casi todos los supervillanos<br />
de las películas de James Bond son<br />
hijos de Haghi).<br />
La mujer en la Luna (Frau im Mond, 1928) imagina<br />
el primer viaje a nuestro satélite. Su primera<br />
parte está llena de intrigas folletinescas propias<br />
del serial (científico loco, conspiración de magnates,<br />
espías, disfraces, robo de planos, sabotaje).<br />
Luego, la película (que contó con el asesoramiento<br />
de Hermann Oberth, uno de los padres de<br />
la astronáutica) incluye elementos rigurosamente<br />
verídicos, que se adelantaron a su tiempo (la<br />
“cuenta atrás”, las fases del cohete, los efectos de<br />
la aceleración y la ingravidez), pero deriva hacia<br />
una visión fantasiosa, más cercana al espíritu de<br />
Meliès (en la Luna hay atmósfera respirable... y<br />
oro). Al final, adquiere un inolvidable hálito poético,<br />
pues es también es una historia de amor,<br />
cuyos dos protagonistas, Helius (Willy Fritsch) y<br />
Friede (Gerda Maurus) quedarán solos en la Luna,<br />
como nuevos Adán y Eva...<br />
“M” (1931) se inspiró en el caso del “Vampiro de<br />
Dusseldorf”, Peter Kürten (cuya atroz historia real<br />
dejaría pequeña a la de ficción). Lang encontró insospechadas<br />
dificultades para rodar la película,<br />
pues su título provisional, Asesino entre nosotros,<br />
hizo pensar a muchos que iba a ser un film antinazi<br />
(!)... Los crímenes de un asesino de niños,<br />
Hans Beckert (Peter Lorre), aterrorizan la ciudad<br />
de Dusseldorf. La película muestra el ambiente de<br />
paranoia desatada (la gente está a punto de linchar<br />
a cualquier sospechoso) y su reflejo en los<br />
medios de comunicación. Dos investigaciones tienen<br />
lugar de manera paralela. Una es la investigación<br />
policial científica, minuciosa y rutinaria,<br />
dirigida por el mundano comisario Lohman (Otto<br />
Wernicke). La otra es la del hampa, cuyo negocio<br />
peligra por la mayor presencia policial causada<br />
por los crímenes, y que gracias a sus cómplices y<br />
ramificaciones tiene más éxito: el asesino será<br />
capturado y juzgado ante un tribunal de delincuentes,<br />
donde confesará patéticamente... “M”<br />
fue la primera película sonora de Lang, y el director<br />
la señaló siempre como su obra favorita, no<br />
sólo por su calidad, sino porque fue la última que<br />
pudo rodar en completa libertad, sin cortapisas,<br />
negociaciones, imposiciones o manipulaciones.<br />
Después, la idea de rodar una continuación de<br />
El Doctor Mabuse surgió como un encargo al que<br />
Lang fue inicialmente reacio, hasta que concibió<br />
una idea arriesgadísima, que años después explicó<br />
así: “Quería mostrar, como una parábola, los<br />
métodos terroristas de Hitler. Los eslóganes y doctrinas<br />
del Tercer Reich han sido puestos en boca de<br />
criminales”. No podemos estar seguros de que<br />
ésta no sea una explicación urdida a posteriori<br />
(sorprende que su esposa y coguionista, Thea<br />
von Harbou, simpatizante nazi, no notara nada).<br />
En El testamento del Dr. Mabuse (Das Testament<br />
des Dr. Mabuse 1933), el doctor (Rudolf Klein-<br />
Rogge) lleva diez años encerrado en el manicomio,<br />
donde se ha dedicado a escribir su<br />
testamento, un texto prolijo que detalla con tortuosa<br />
caligrafía el programa a seguir para instaurar<br />
el Imperio del Crimen… Y, al parecer,<br />
alguien está cumpliendo ese plan. La investigación<br />
de los crímenes que empiezan a producirse<br />
en Berlín es dirigida por el socarrón comisario<br />
Lohman (Otto Wernicke), que aparecía en “M”<br />
(y es muy diferente del hierático fiscal von Wenk<br />
del primer Mabuse). Los demás personajes<br />
(estén del lado de la ley o del lado del crimen)<br />
son peones en un juego que no controlan. La red<br />
criminal, organizada en “secciones” y cohesionada<br />
por el terror, actúa sin conocer la finalidad<br />
de sus acciones, ni la identidad de quien dicta las<br />
órdenes. El objetivo de Mabuse (y de su epígono)<br />
es ahora más ambicioso. A través de actos de<br />
violencia aleatoria, a través del terrorismo organizado,<br />
pretende llevar a la gente a la desesperación,<br />
minar su confianza en la organización<br />
social, en los poderes elegidos, para que se<br />
arroje en brazos de un nuevo orden salvador...<br />
Vista la película hoy día, con el conocimiento de<br />
lo que sucedió después en Alemania, resulta estremecedora<br />
su carga profética.