Amadís y don Quijote - Centro Virtual Cervantes - Instituto Cervantes
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AMADÍS Y DON QUIJOTE 43<br />
recogerla, al pasar junto a los palacios de Oriana, interrogado por la princesa, hubo de<br />
confesarle a qué había regresado, y en su confesión le reveló la sospecha que tenía que<br />
Briolanja amaba a su señor y que su señor la correspondía al ofrecerse como caballero<br />
suyo. Oriana no pudo reprimir los celos y, montada en cólera, escribió a <strong>Amadís</strong> una<br />
carta en la que le exigía que nunca más volviera a presentarse ante ella.<br />
Después de apelar a su amada en los términos que ya hemos visto, <strong>don</strong> <strong>Quijote</strong> sigue<br />
su camino y no siente necesidad de tomar una decisión drástica en ese sentido. Se cree<br />
exiliado por parte de Dulcinea, pero no manifiesta ninguna reacción especial. Sólo en la<br />
segunda salida, ya acompañado por Sancho, y huyendo de la justicia después de la<br />
liberación de los galeotes, piensa en acometer una penitencia de amor, al refugiarse en<br />
Sierra Morena. Es entonces cuando la figura de <strong>Amadís</strong> surge como el modelo por<br />
imitar, a pesar de sus vacilaciones entre seguirlo a él o seguir a Orlando. Si el de Gaula<br />
por el desdén repentino de Oriana se refugió en un islote, dentro del mar, llamado Peña<br />
Pobre, para dejarse morir, y el paladín francés enloqueció al leer primero en una fuente<br />
y después en un cabana las inscripciones, grabadas por el propio Medoro, sobre el amor<br />
consumado entre éste y Angélica, <strong>don</strong> <strong>Quijote</strong> está dispuesto o a permanecer sine die en<br />
Sierra Morena o a perder el juicio de manera definitiva si Dulcinea no pone algún<br />
remedio al mal de ausencia que padece. A pesar de ser vecina suya, en doce años que ha<br />
estado enamorado de ella no ha logrado verla en más de cuatro ocasiones, y por eso le<br />
escribe una carta, porque en función de la respuesta dará o no por terminada su<br />
penitencia. En ese planteamiento, pues, sin aún haberse decidido por ninguno de los<br />
dos, está más cerca del <strong>Amadís</strong>, quien aban<strong>don</strong>a su confinamiento en Peña Pobre tras<br />
recibir una segunda carta de Oriana.<br />
«EL ALEGRE RIBAZO DE LA PEÑA POBRE»<br />
Estando en ínsula Firme, <strong>Amadís</strong> recibe la durísima carta de Oriana, y, tras dar<br />
instrucciones a Isanjo para que, en el caso de que él muera, Gandalín herede la ínsula,<br />
se mete, olvidándose de sus armas, «muy presto por la espesa montaña» 4 (p. 684), allí<br />
por <strong>don</strong>de le lleva su caballo. Es alcanzado por su escudero, y se enoja al verlo, pero<br />
sigue su consejo de combatir con Patín, porque éste pretende casarse con Oriana.<br />
Después de dejarlo malherido, continúa su periplo hacia no sabe muy bien dónde, pero<br />
siempre alejado de la civilización. Cabalga por una floresta, a cuya salida halla un<br />
campo en el que dan comienzo muchos caminos: no opta por ninguno y entra «por un<br />
valle y una montaña» (p. 701), desde <strong>don</strong>de llega a «una ribera de una agua que de la<br />
montaña descendía» (p. 702). Pasa allí la noche, y su escudero, para disuadirlo de su<br />
decisión de dejarse morir, considera a Oriana bajo sospecha, por adoptar ella una<br />
actitud tan drástica no teniendo ningún motivo que la justifique:<br />
[...] y como la firmeza de muchas mugeres sea muy liviana, mudando su querer de unos en<br />
otros, puede ser que Oriana os tiene errado, y quiso, antes que lo vos supiéssedes, fingir enojo<br />
contra vos (p. 703).<br />
4 Montalvo, <strong>Amadís</strong> de Gaula, vol. I, p. 684. Desde este momento reproduzco sólo las páginas después<br />
de cada cita.