Navarrete, La vida cotidiana de los mayas - Histomesoamericana

—y pepitas de calabaza (topp, parecido a tóppoi, "abrirse las
flores y florecer"), "para hacerle florecer la inteligencia." 1
En el heízmek presenciado por el etnólogo Villa Rojas, la madrina
olvidó hacer tocar al niño una escopeta y luego se preocupaba
por la posibilidad de que no resultara buen cazador.
Otro atributo indispensable de un ser humano es su nombre.
En tiempos prehispánicos éste correspondía al día del calendario
de 260 días en que hubiera nacido y determinaba en buena
medida su personalidad futura. Entre los mayas yucatecos actuales,
el nombre sigue dependiendo del día de nacimiento, pero
ahora según el santoral cristiano. Los padrinos del niño visitan
al escribano de su aldea y éste consulta un almanaque impreso
en la ciudad de Mérida, tal como el sacerdote prehispánico consultaba
sus almanaques rituales. En caso de que el día de nacimiento
tenga más de un santo, se elige al primero, teniendo cuidado
de no desairar a los demás. Si el niño nació en la tarde o
noche, se elige un santo del día siguiente pues para los mayas
yucatecos el día se empieza a contar al mediodía.
El alma se llama ch 'ulel en tzotzil y consta de trece partes.
La pérdida de cualquiera de ellas puede provocar una enfermedad
muy grave. Aun después del bautismo los niños están expuestos
a este peligro, y lo estarán toda su vida. Por ello, cuando
una madre lleva a su hijo de visita a un lugar desconocido,
al partir debe barrer con su rebozo la tierra sobre la que ha estado
sentada con la criatura para recoger cualquier pedazo de alma
que se le haya caído.
El ch 'ulel no es exclusivo de los seres humanos, las plantas,
los animales domésticos, las casas, el fuego del hogar tienen
también su alma Cuando un niño es concebido, los antepasados
colocan el ch 'ulel en su embrión y al mismo tiempo colocan
otra alma idéntica en un animal que se convierte en compañero
de la criatura. Los animales compañeros o naguales (un término
de origen náhuatl que es utilizado por muchos pueblos meso-
50
americanos) de los zinacantecos viven en la Gran Montaña Mayor,
un majestuoso volcán que se levanta frente al pueblo, en
grandes corrales donde son protegidos por los antepasados.
Estos animales, que van desde jaguares hasta simples ardillas,
crecen paralelamente a su hombre compañero y comparten su
destino: si alguno de los dos se enferma o sufre un accidente, el
otro también padecerá; si el animal compañero escapa de su corral
la persona correrá un grave peligro. Normalmente durante
la infancia o la adolescencia cada persona descubre quién es su
animal compañero, ya sea porque lo conoce en un sueño o porque
un chamán le diagnostica una enfermedad e identifica a su
animal compañero para conducirlo de regreso a su corral en la
Gran Montaña.
Al jugar, los niños chamulas cantan la siguiente canción
sobre su animal compañero:
lii, iii, iii
laa, laa, laa
tu cola es larga, jaguar,
tus garras son largas, jaguar,
yo voy a ir, yo voy a ir,
yo voy a ir al cielo para ser feliz.
Animal manchado,
jaguar manchado,
mi espíritu compañero es una mariposa
porque me la paso volando en el aire.
Señor de la tierra,
Señor de los firmamentos,
Señor del cielo,
Señor del bosque.
Tus patas son largas, coyote,
tus piernas son largas, venado,
tus bigotes se erizan, jaguar.
¿Por qué te me quedas mirando?
Quizás tú seas mi espíritu compañero. 2
51