Amor total a Cristo - Revelaciones Marianas
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cuarto de hora encomendaba a Jesús mi pobre alma 19 . Aquella<br />
buena maestra adivinaba mis pensamientos. Con frecuencia, me<br />
decía: “Gema, ¡cuántas cosas te ha dado Jesús!”… Yo necesitaba<br />
tanto de una palabra y de una caricia de mi querida maestra que<br />
corría a su encuentro. A veces, se ponía seria y yo, al verla así,<br />
lloraba. Terminaba cogiéndome en brazos, aunque ya tenía 11<br />
años, acariciándome. Llegué a quererla tanto que la llamaba<br />
mamá 20 .<br />
En 1891 hizo ejercicios espirituales con las religiosas del<br />
colegio y, terminados los ejercicios, pudo obtener la gracia de su<br />
confesor Monseñor Juan Volpi, de poder confesarse y comulgar<br />
tres veces por semana.<br />
En 1893 Jesús aceptó sus ofrecimientos de sufrir por su amor.<br />
Ella nos declara: Pedía a Jesús padecer y padecer mucho. Jesús<br />
enseguida me consoló y me mandó una afección en un pie 21 .<br />
Un banco le cayó en el pie y la infección ocasionada fue<br />
grave. Hubo que operarla y raspar el hueso en una intervención<br />
dolorosa sin anestesia. Su tía Elisa certifica que no se quejó lo más<br />
mínimo ni antes, ni durante, ni después de la intervención. Uno de<br />
los médicos, el señor Gianni, dijo a Gema, luego de la operación:<br />
“¡Muy bien, Gema, has sido muy valiente!”. Y Gema respondió con<br />
una sonrisa 22 .<br />
De inmediato, Jesús comenzó su tarea de hacer de ella una<br />
bella obra de arte espiritual, liberándola de toda atadura terrena. Ya<br />
desde niña, su madre le había hecho sentir amor a la Pasión del<br />
Señor. Sor Julia Sestini la incentivó a meditar en la Pasión todos<br />
los días. Desde 1890 Jesús había dejado de darle consolaciones<br />
sensibles. La oración le resultaba aburrida y a Jesús lo sentía<br />
lejano y distante. Ella lo atribuía a sus pecados y sufría, deseando<br />
ardientemente amar cada día más a Jesús.<br />
En 1894, en un concurso catequístico entre todas las<br />
parroquias de Luca, consiguió la medalla de oro, con un premio de<br />
100 liras. El 11 de setiembre de ese mismo año 1894 murió de<br />
tuberculosis a los 18 años su querido hermano Gino.<br />
19 Autobiografía, p. 234.<br />
20 Autobiografía, p. 232.<br />
21 Autobiografía, p. 237.<br />
22 Elisa Galgani, Proceso apostólico de Pisa, 1922, fol 255.<br />
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