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Amor total a Cristo - Revelaciones Marianas

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Dice: Yo lo amaba (a Gino) más que a los otros. Estábamos<br />

siempre juntos. Durante los días de vacación nos entreteníamos<br />

haciendo altarcitos. Nos gustaba andar solos. Cuando ya era un<br />

poco mayorcito, mostró deseos de ser sacerdote. Fue admitido en<br />

el seminario y llegó a vestir la sotana, pero poco después murió.<br />

Mientras estuvo enfermo, no quería que yo me separase de él. El<br />

médico lo había desahuciado <strong>total</strong>mente y yo, que sentía tanto el<br />

que se muriera, a fin de morir yo también, me servía de todas sus<br />

cosas y poco faltó para que así fuese; pues un mes después de su<br />

muerte enfermé gravemente.<br />

No podría decir los muchos cuidados que todos se tomaron<br />

por mí, en especial papá. Muchas veces, le veía llorar y pedir su<br />

muerte a Jesús para que yo me salvara. Puso en juego todos los<br />

remedios y al cabo de tres meses, curé 23 .<br />

El médico me prohibió entonces todo estudio y dejé el colegio.<br />

Muchas veces la Superiora y las maestras me mandaron llamar<br />

para tenerme con ellas, pero papá no me quiso nunca mandar:<br />

Todos los días me sacaba de paseo y me daba cuanto quería; yo<br />

comencé otra vez a abusar de su bondad. Recibía, no obstante, la<br />

comunión tres o cuatro veces a la semana. Y Jesús, aunque era<br />

mala, venía a mí, se estaba conmigo y me decía muchas cosas.<br />

Un día, lo recuerdo, me regalaron un reloj con cadena de oro.<br />

Yo, vanidosa como era, no veía el momento de lucirlo, saliendo<br />

fuera con él. Salí en efecto. Al volver e ir a desnudarme, vi a un<br />

ángel (que ahora sé que era el mío), el cual muy serio me dijo:<br />

“Recuerda que los preciosos adornos que han de hermosear a una<br />

esposa de un rey crucificado no pueden ser otros que las espinas y<br />

la cruz” 24 .<br />

Estas palabras me causaron miedo, como miedo me causó<br />

también aquel ángel. Poco después, reflexionando sobre tales<br />

palabras, sin entender nada, hice este propósito: Propongo por<br />

amor de Jesús y para agradarle a él, no llevar ni hablar nunca de<br />

cosas de vanidad 25 .<br />

23 Autobiografía, p. 234.<br />

24 Autobiografía, p. 235.<br />

25 Ib. p. 235.<br />

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