Amor total a Cristo - Revelaciones Marianas
Amor total a Cristo - Revelaciones Marianas
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llegase hasta los últimos confines de la tierra, quisiera hacerme oír<br />
por todos los pecadores y quisiera gritarles: “Pecadores, ¿preferís<br />
maltratar e insultar a Jesús, antes que veros maltratados vosotros<br />
mismos?<br />
¡Si supiera usted qué que afligido está Jesús en ciertos<br />
momentos y a ciertas horas! Es imposible, verdaderamente imposible,<br />
casi detenerse a mirarlo. Para colmo ¿cuántos son los que le<br />
compadecen? Muy pocos. Jesús se encuentra casi siempre solo.<br />
¡Y da tanta pena ver a Jesús en medio de tantos dolores! ¿Cómo<br />
contemplarle en ese estado y no ayudarle? 180<br />
Y Jesús le dijo: Nadie se cuida ya de mi amor. Mi corazón<br />
está olvidado como si nada hubiera hecho, como si nada hubiera<br />
padecido por ellos. Me hallo solo casi siempre en las iglesias y, si<br />
muchos se reúnen, lo hacen por móviles bien distintos de los que<br />
yo quisiera. Y así tengo que sufrir, viendo a mi Iglesia convertida en<br />
teatro de diversiones. Veo que muchos, con semblante hipócrita,<br />
me traicionan con comuniones sacrílegas...<br />
Tengo necesidad de víctimas, pero víctimas de verdad. Para<br />
calmar la ira divina y justa de mi Padre celestial, necesito almas<br />
que con sus padecimientos y tribulaciones y asperezas satisfagan<br />
por los pecadores y los ingratos. ¡Oh, si pudiera hacer comprender<br />
a todos cuán irritado está mi divino Padre contra el mundo181 .<br />
Y ella se ofreció generosamente a Jesús como víctima por los<br />
pecadores. En un éxtasis decía: Quiero ser toda víctima de los<br />
pecadores. Quiero vivir víctima y quiero morir víctima 182 . Y Jesús<br />
aceptó su ofrecimiento. Por eso, en una carta al padre Germán le<br />
dice: Ayer en la misa de medianoche, al momento del ofertorio, vi<br />
que Jesús me ofrecía a mí como víctima al eterno Padre183 .<br />
LAS ALMAS DEL PURGATORIO<br />
Gema, como todos los santos, también tuvo mucha devoción y<br />
amor a las almas del purgatorio. Rezaba por ellas desde jovencita,<br />
pues dice su tía Elisa Galgani que, durante sus vacaciones en<br />
180 Carta al padre Germán del 9 de agosto de 1900.<br />
181 Carta al padre Germán del 13 de octubre de 1901.<br />
182 Éxtasis 9.<br />
183 Carta al padre Germán del 26 de diciembre de 1900.<br />
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