Amor total a Cristo - Revelaciones Marianas
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Su padre murió de cáncer a la garganta a los 57 años. Los<br />
acreedores, con ayuda de la policía y los alguaciles, procedieron a<br />
cerrar la farmacia y a embargar los pocos bienes muebles que en<br />
la casa había, de modo que quedaron prácticamente en la calle.<br />
El padre Germán, su director espiritual, narra que hubo uno de<br />
los acreedores que, como oyera el ruido que hacían unas monedas<br />
en el bolsillo del delantal de Gema, se precipitó sobre ella y,<br />
metiéndole la mano, se apoderó de cincuenta o sesenta céntimos<br />
que era todo el ruidoso capital que allí había 29 .<br />
La señora Cecilia Giannini, asegura en el Proceso de beatificación<br />
que Gema conocía perfectamente quién era ese hombre sin<br />
corazón que llegó a registrarle el bolsillo, pero nunca me reveló su<br />
nombre. Luego yo lo supe, enterándome que murió en el hospital 30 .<br />
La misma Gema recuerda: Después de la muerte de papá,<br />
nos hallamos sin nada, no teníamos de qué vivir. Sabido lo cual por<br />
una tía (Carolina Galgani) nos ayudó en todo y no quiso que yo<br />
siguiera más en mi familia. Al día siguiente de la muerte de papá,<br />
mandó por mí y me llevó (a Camaiore) consigo durante varios<br />
meses. No era la tía que me tuvo después de la muerte de mamá,<br />
era otra.<br />
Todas las mañanas me llevaba a misa. La comunión la hacía<br />
pocas veces, porque no me las arreglaba bien para confesarme<br />
con otros fuera de Monseñor. En este tiempo comencé de nuevo a<br />
olvidarme de Jesús, a descuidar la oración y amar otra vez las<br />
diversiones.<br />
Otra sobrina que la tía tenía consigo se hizo amiga mía y con<br />
ella andaba de perfecto acuerdo en las pillerías. La tía nos dejaba<br />
salir muy a menudo solas y bien me doy cuenta de que, si Jesús no<br />
hubiera usado conmigo de tanta misericordia, habría caído en<br />
pecados graves. El amor del mundo comenzó poco a poco a<br />
apoderarse de mi corazón, pero Jesús vino de nuevo en mi ayuda.<br />
De repente, comencé a andar encorvada y a sentir grandes<br />
dolores renales. Resistí durante algún tiempo, pero, viendo que la<br />
cosa iba cada vez peor, pedí a la tía volverme a Luca. No perdió<br />
tiempo y me mandó acompañada... Había hecho pecados de todas<br />
clases, hasta pensamientos impuros pasaban por mi mente; había<br />
29 Germán de san Estanislao, o.c., p. 51.<br />
30 Nova Positio super virtutibus, Sumario, p. 61.<br />
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