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Amor total a Cristo - Revelaciones Marianas

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la promotora de la devoción al Corazón de Jesús, a quien hizo un<br />

novena para conseguir su curación milagrosa. A este respecto es<br />

interesante anotar que Gabriel de la Dolorosa y Margarita María de<br />

Alacoque fueron canonizados el mismo día el 13 de mayo de 1920.<br />

EL ÁNGEL CUSTODIO<br />

Es doctrina segura que cada ser humano tiene un ángel<br />

custodio que lo ayuda y lo guía durante su existencia terrena.<br />

Normalmente, no lo vemos, pero hay algunos privilegiados que<br />

tienen esa gracia de Dios. Uno de ellos fue santa Gema, quien<br />

desde niña, ya lo invocaba con cariño y del cual ella nos habla por<br />

propia experiencia. Su ángel se le presentaba habitualmente y le<br />

hacía toda clase de servicios y favores, aunque también la reprendía<br />

para corregirse.<br />

La primera vez que se le presentó fue siendo todavía una<br />

adolescente de unos 15 años. Dice ella: Un día me regalaron un<br />

reloj con cadena de oro. Yo, vanidosa como era, no veía el momento<br />

de lucirlo, saliendo fuera con él. Salí en efecto. Al volver e ir a<br />

desnudarme, vi a un ángel (que ahora sé que era el mío) el cual<br />

muy serio, me dijo: Recuerda que los preciosos adornos que han<br />

de hermosear a una esposa de un rey crucificado no pueden ser<br />

otros que las espinas y la cruz 135 .<br />

La Madre Inés declara que un día fue Gema al monasterio a<br />

visitarla y ella la reprendió por haber ido sola. Gema le respondió<br />

que no estaba sola, pues la acompañaba su ángel de la guarda. La<br />

madre le respondió:<br />

- Y, ¿dónde lo has dejado?<br />

- Allí afuera, a la puerta.<br />

- ¿Por qué no lo llamas?<br />

Gema abrió la puerta y con la mano lo invitó a entrar, pero la<br />

Madre Inés no lo vio y le preguntó cómo lo veía. Entonces, Gema<br />

respondió: Le veo la cara y las alas extendidas sobre la cabeza en<br />

señal de protección 136 . La tía Elisa aclara en el Proceso que Gema<br />

tenía entonces unos 15 ó 16 años.<br />

135 Autobiografía, p. 235.<br />

136 Zofollli Enrico, La povera Gemma, Roma, 1957, p. 468.<br />

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