HISTORIA DE LA ESPIRITUALIDAD MONÁSTICA - Ser Cisterciense
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la Escritura y que sean notables por su discreción, sin exageraciones. San Benito ha recogido<br />
varios de estos puntos en su Regla.<br />
IV. <strong>LA</strong> <strong>ESPIRITUALIDAD</strong> PACOMIANA<br />
Estas cuatro reglas son una colección de prescripciones bastante secas que tienen la<br />
Escritura como base, pero de una teología un tanto rudimentaria y no insiste en la<br />
espiritualidad. Sin embargo, en su conjunto, de las Vidas y otrs escritos, se pueden trazar los<br />
rasgos de una espiritualidad pacomiana.<br />
1. Doble aspecto<br />
Para comprender esta espiritualidad ubiquémonos en las coordenadas de su origen.<br />
Pacomio nace 30 años después de Antonio, muere 10 años antes que él. Al que se puede<br />
considerar como fundador del primer cenobitismo, comienza en un medio anacorético. El<br />
cenobitismo todavía no estaba normalizado, mientras que el monacato anacorético, ilustrado<br />
por Antonio tiene ya su rodaje en Egipto. Pacomio, como todos los que entonces querían ser<br />
monjes, se forma con un eremita. Luego, la diferencia con su hermano Juan surge por el<br />
hecho de que éste desea permanecer en soledad anacorética, mientras que Pacomio, fiel a la<br />
voz que escuchó, quiere construir para otros.<br />
Este contexto del nacimiento de lo que será una Orden cenobítica en medio<br />
anacorético, permite entrever en la raíz del paconianismo dos aspiraciones contrarias que<br />
tendrán que coexistir pacíficamente: por una parte, como en los Padres del desierto, el<br />
procurar la perfección individual, buscando cada uno su camino de acuerdo con su<br />
temperamento y las mociones de la gracia, y por otra parte el aspecto de poner todo en común<br />
exigido por el cenobitismo.<br />
La solución que encontró Pacomio, fiel a las intuiciones recibidas, será que cada uno<br />
se perfeccione a sí mismo sirviendo a los demás. Está convencido de que no hay perfección<br />
individual realizable en la tierra; este ideal de perfección sólo puede realizarse por la<br />
comunidad de los hermanos: la santa Koinônia que se dirige con fuerza a los cenobitas, que<br />
proporciona ayuda recíproca en el combate espiritual.<br />
Aquí aparece un primer aspecto paradójico por el que la espiritualidad pacomiana<br />
reúne dos contrarios: la perfección personal que se opera en la comunidad, por el servicio a<br />
los hermanos.<br />
Otro aspecto paradójico depende de la fuerte personalidad de Pacomio. En la<br />
Koinônia pacomiana que se dirige fuertemente a los cenobitas, vamos a encontrar algo típico<br />
de los anacoretas del Bajo Egipto donde el debutante era formado por un anciano. Pacomio<br />
era, en efecto, una persona que atraía a la gente, un hombre en el que reposaba el Espíritu. En<br />
el origen del agruparse los monjes en torno a Pacomio, está el deseo de ser discípulo de tal<br />
hombre. Sasí pues, por un lado, como en el monacato del Bajo Egipto, encontramos un<br />
cenobitsmo vertical, porque lo que caracteriza al monje pacomiano es tener a Pacomio como<br />
Padre (Texto 7). Incluso más adelante, cuando la Orden alcanza dimensiones gigantescas,<br />
Pacomio sigue siendo el Padre, pero por mediación de un jefe del monasterio elegido por<br />
Pacomio. En concreto, este aspecto vertical se traduce en la organización jerárquica que<br />
hemos visto.<br />
Y, sin embargo, hay que mantener el otro aspecto: la espiritualidad pacomiana es una<br />
espiritualidad de la comunidad. Es decir, un cenobitismo horizontal. Pacomio cuya<br />
conversación se debió al ejemplo de caridad de los cristianos de Tebas, se alimenta con el<br />
recuerdo de la comunidad primitiva de Jerusalén donde todo se ponía en común. Su vocación,