HISTORIA DE LA ESPIRITUALIDAD MONÁSTICA - Ser Cisterciense
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En la época de Jesús, los historiadores mencionan la existencia de ascetas judíos<br />
retirados del mundo.<br />
a/ Los Esenios<br />
El historiador Josefo y Filón de Alejandría hablan de grupos religiosos judíos que<br />
llaman Esenios. Se trataba, sin duda, de un movimiento bastante amplio, incluyendo varias<br />
ramas entre ellas el grupo de Qumram. Filón indica que la palabra “esenios” viene del griego<br />
hosioi = santidad, pero es más probable que provenga del arameo hassaya = “piadoso”. Es un<br />
movimiento conservador que pretende separarse del Israel corrompido para buscar a Dios en<br />
la santidad; su Regla indica: “Se separarán de enmedio de la habitación de los hombres<br />
perversos para ir al desierto y abrir el camino de Dios”. Un para de textos que los describen<br />
(Textos 1-2).<br />
b/ Los Terapeutas<br />
En su libro “De la Vida contemplativa”, Filón describe a otros ascetas que vivían en<br />
Egipto, al este de Alejandría, en las proximidades del lago Mareotis cerca del mar. Es el único<br />
que los menciona e iba a veces allí para hacer un retiro lejos del mundanal ruido. Los llama<br />
“Terapeutas”, de una palabra griega que significa “servir” y “cuidar”. Este último sentido es<br />
el que subraya Filón: son los que “cuidan” (sus pasiones) (Texto 3). Los describe a través de<br />
lo que es él mismo: un rabino piadoso y letrado, experto en exégesis alegórica y en la<br />
filosofía platónica (Texto 4).<br />
Ambos grupos llevan una vida ascética y comunitaria exigente. Sólo aparecen<br />
ejemplos aislados de celibato religioso.<br />
3. LO “MÁS” EVANGÉLICO<br />
Ciertamente que las exigencias del <strong>Ser</strong>món de la Montaña, el ejemplo de la virginidad<br />
de Jesús y María, los consejos de Pablo a los corintios referentes al celibato y el amor loco del<br />
Señor que murió por los pecadores, suscitaron pronto entre los hombres y mujeres un deseo<br />
de responder al amor con amor, y de consagrar su vida a Dios por la virginidad.<br />
Aparecen huellas un poco por todas partes. En primer lugar los Escritos de los<br />
Apóstoles: los Hechos nos hablan por ejemplo de las hijas de Felipe, vírgenes y profetas. Más<br />
tarde la carta de Clemente de Roma, hacia el 90, indica la existencia de vírgenes y célibes.<br />
Hermas, en 150, menciona las vírgenes de Roma, Ignacio al grupo de vírgenes de Esmirna<br />
que parece importante. Lo mismo Policarpo y Justino.<br />
La palabra “monje” aparece por vez primera al final del siglo II, en el Evangelio<br />
apócrifo de Tomás, quien celebra la bienaventuranza del monachos.<br />
Por la misma época, entre 150 y 200, sabemos que existían en Siria y Corinto,<br />
personas que llevaban una vida pobre y ascética, guardando la castidad. Se trataba de<br />
individuos viviendo probablemente en su medio familiar o en la ciudad, sin que se pueda<br />
hablar de monacato. Pero enseguida aparecerá, mezclado a este buen grano, la cizaña de la<br />
suficiencia que se traduce en desprecio del mundo. El dominio de sí, en griego egkrateia =<br />
abstinencia, continencia, se va a convertir en un movimiento: el “encratismo”, endureciendo<br />
la abstinencia y la continencia; se prohíbe el matrimonio, el alimento proveniente de animales<br />
animados y el vino.<br />
En la primera mitad del siglo tercero, encontramos un primer monacato organizado,<br />
los “Hijos del Pacto”. Estos cristianos vivían en común al servicio de la Iglesia y del culto,<br />
llevando una vida pobre. Es el primer cenobitismo que conocemos.