HISTORIA DE LA ESPIRITUALIDAD MONÁSTICA - Ser Cisterciense
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descansando en<br />
Dios. San Juan<br />
Clímaco llega a<br />
llamarla “La<br />
tristeza que da la<br />
alegría” (La<br />
dolorosa alegría).<br />
De esta<br />
tristeza es de la<br />
que hablan los<br />
Tristeza natural: insatisfacción de lo que se desea apasionadamente<br />
propia de los monjes: acedia<br />
= alianza rota<br />
No se desea ya a Dios<br />
Se carecen los bienes materiales que se<br />
podrían desear<br />
Sana tristeza: insatisfacción de nuestros bienes espirituales<br />
no ofender a Dios<br />
ser liberados del mal<br />
ir al cielo, ver a Dios<br />
Padres del desierto.<br />
Saben que Dios es bueno (Texto 30). Al hablar de penthos, de lágrimas o duelo,<br />
no desesperan porque están seguros de la bondad de Dios. Es el amor, no la<br />
tristeza, el que les hace derramar lágrimas (Texto 31).<br />
Entonces, ¿por qué estos lloros? En su amor de Dios, lloran deseando no<br />
ofenderle; lloran por sus pecados y por los de los demás (Texto 32). Y es que<br />
saben que todos somos solidarios en el mal y que todos somos capaces de hacer<br />
el mal que otros hacen, si Dios no los hubiera colmado de tantas gracias (Texto<br />
33). Lloran también porque se sienten alejados de Dios. Cuando san Benito nos<br />
pide desear la vida eterna con toda la avidez del alma, está cerca del penthos. Es<br />
una gracia totalmente gratuita, las lágrimas son un don de Dios, que llegan a su<br />
hora (Texto 34).<br />
¿Cuales son los frutos de estas lágrimas? En primer lugar constituyen una<br />
purificación. Los Padres dicen que “las lágrimas que vienen de lo alto purifican<br />
el cuerpo y lo santifican”. Expían el pecado (Texto 35). Ayudan a la oración, son<br />
un arma en la lucha contra el demonio (Texto 36). También engendran la oración<br />
(Texto 37).<br />
Un apotegma cortito y bastante enigmático nos introduce en otro de los<br />
frutos de las lágrimas (Texto 38). Proporcionan la alegría, como decía Juan<br />
Clímaco. Eso es lo que pensaba amma Synclética (Texto 39). Las lágrimas nos<br />
hacen felices en este mundo, y también en el otro (Texto 40).<br />
V. EL HESICASMO<br />
Después de haber explicado lo que pudiera extrañarnos en la lectura de los<br />
apotegmas y mostrado su pedagogía, nos falta hablar de una cosa muy importante<br />
de la espiritualidad de los Padres del desierto que tanto ha influido en la<br />
posteridad, sobre todo en la iglesia griega: el hesicasmo. Es como el meollo de<br />
la doctrina espiritual de los apotegmas.