antena conventual - Franciscanos Conventuales de España

sobre todo abriendo una escuela pública. El joven P. José Gómez
se encargó de efectuar algunos trámites, pero sin éxito.
En 1928, animados por los capuchinos y otros amigos, se
alquiló un piso en el Pasaje de la Concepción (junto al Paseo
de Gracia) para morada de los profesos que cursaban estudios
de Filosofía en el seminario diocesano. Apenas pasado
un mes, el Obispado amenaza con acudir a la Santa Sede si no
regresan a Granollers, pues quería que los seminaristas conventuales
estuvieran internos en el seminario diocesano.
Así pues, el P. Ángel y Fr. Pedro Melero, con los jóvenes, regresan
a Granollers. Durante la guerra civil (de enero de 1938
a enero de 1939) el P. Agustín Cisneros, venido de Granollers
ante la persecución desatada que asesinó a seis de sus
compañeros (los hoy beatos), y haciéndose pasar por maestro,
con la ayuda inestimable del P. José Gómez, residente
en Barcelona con identidad falsa, abre una clase para unos
50 niños en un piso alquilado de la calle Bailén; le ayudaban
la señora Dolores de Anglada, Carmen Vegas (hermana
del beato Modesto) y el párroco de Granollers, Enric Sacasas
(después de San José de Lesseps).
En 1940, finalizada la incivil contienda, los conventuales
logran, por fin, establecerse en Barcelona, concretamente en
la calle Trafalgar número 58, pero no pueden desempeñar
culto público ni tareas docentes porque no se había contado
“previamente” con el permiso del Obispado. Pasados unos
meses se van a la calle Mallorca
(número 154, 1º, 2ª), donde
tampoco pueden ofrecer culto
público aunque sí dedicarse
a la enseñanza, pues el
5 de noviembre de 1940 el
Ayuntamiento da permiso para abrir “un colegio,
no oficial, para niños”, que no supere los
18 alumnos. Y, finalmente, el 13 de noviembre
el Obispado da la licencia de residencia
privada (sin derecho a culto). La primera comunidad
permaneció un trienio dando clases
de Párvulos y 1ª Enseñanza.
Acontecimiento importante
Conscientes de que esta situación es temporal,
se dan diversos pasos para la adquisición
de la antigua residencia de las religiosas italianas
de Santa Ana, dedicadas a la asistencia
sanitaria, sita en la calle Elisa números 19
y 21. Gracias a la ayuda de familiares del P.
Esteban Marcos, penitenciario en el Vaticano,
se logra comprar y aquí se abre una nueva
residencia en septiembre de 1942.
El nuevo obispo de Barcelona, Mons. Gregorio
Modrego, que conocía de Tarancón
(Cuenca) a los conventuales, facilitó las cosas
y el 11 de noviembre de 1943 permite
regentar una iglesia u oratorio público. Es un
acontecimiento importante después de tantos
sinsabores e ininterrupidos intentos por
establecerse en la Ciudad Condal. Hasta aquí
la “prehistoria”, lo que sigue es ya la historia
de ayer mismo.
Antena
Conventual MARZO 2013 / 23