antena conventual - Franciscanos Conventuales de España

saron a utilizarse para otros fines, por
ejemplo como pabellón de deportes.
Miles de creyentes sufrieron torturas
y fueron recluidos en campos de concentración
o fueron asesinados. Así,
en 1971 el sacerdote Stjefen Kurti, de
74 años, fue ejecutado en el campo
de Lushnja.
La autora del reportaje
con el conventual eslovaco
P. Jaroslav en el búnker-iglesia
de Jaru, cuya entrada aparece
en la otra página.
Por su parte, el obispo Ernesto
Coba murió apaleado en 1979, a
los 80 años, en un campo de concentración
porque había intentado
celebrar la Misa durante la Pascua.
El más tarde cardenal Mikel Koliqi
fue uno de los pocos pastores que
sobrevivió a la prisión. Fue detenido
Incendiada la iglesia conventual de Fier
Tomaš lešniaK Tirana
El pasado 20 de enero fue incendiada la iglesia de la Inmaculada
Concepción en la ciudad albanesa de Fier. Tras la Misa de 12, un joven
de 25 años buscó al P. Jaroslav Car, superior de la misión, y le preguntó
si los hermanos creían en el mismo Dios del Papa. Parecía drogado. Al
oír la respuesta afirmativa, amenazó con no dejar en paz a los misioneros.
Sus amenazas no eran concretas, por lo que nadie pensó que se harían
realidad. Pero al volver por la tarde los frailes encontraron la iglesia en
llamas. El joven se quedó en el sitio, incluso al llegar los bomberos y la
policía, a los que confesó que él había provocado el incendio.
Los daños son cuantiosos. La iglesia no podrá ser usada para las
celebraciones en mucho tiempo. Era la única iglesia que los frailes tenían
a disposición. Aunque están empezando a construir otra iglesia, en otros
lugares celebran en refugios antiaéreos de cemento armado de tiempos
del comunismo. La presencia conventual en Albania data de 2008 y
forma parte de la Custodia de Eslovaquia.
en 1946 y condenado a trabajos
forzados en terrenos pantanosos
infectados de malaria. Durante 40
años pasó penalidades en campos
de concentración y cárceles, pero
transmitió la fe en secreto. Murió en
1997 a los 94 años.
También en el sur de Albania hubo
creyentes valientes que trasmitieron
la fe. Se dirigían a escondidas
a los montes a rezar; enterraban las
campanas, las imágenes de santos
y el Santísimo para protegerlos de
profanaciones. A pesar de esa valiente
fidelidad a la fe, las décadas
de dominio ateo han dejado huellas
profundas.
“Ha venido Jesús”
Cuando el franciscano conventual
eslovaco Jaroslav Car llegó a Jaru, la
mayoría de sus habitantes no había
visto nunca a un sacerdote. Los
niños corrían detrás del fraile, con
hábito y barba, gritando: “Ha venido
Jesús”. Este grito contiene una verdad
profunda, pues el P. Jaroslav y
sus hermanos llevaron realmente a
Jesús a Jaru.
Tuvieron que comenzar desde cero
su labor pastoral, pues varias generaciones
habían crecido sin Dios y
ni siquiera sabían hacer la señal de la
cruz. Pero su trabajo produce frutos:
hoy la parroquia cuenta con varios
cientos de creyentes. Enver Hoxha ha
muerto. Cristo vive y se ha trasladado
a los búnkeres que el dictador hizo
construir, y ha entrado en los corazones
de personas a los que, durante
decenios, les negaron a Dios.
Actualmente la fe experimenta
un florecimiento, sobre todo entre
los católicos. Si bien todavía son una
minoría, los fieles son mayoritariamente
jóvenes. En general, la edad
media de la población albanesa es
baja; por eso las iglesias están llenas
de jóvenes. El año pasado Ayuda a la
Iglesia Necesitada (AIN) promocionó
proyectos en Albania por valor de
211.375 euros.
Antena
Conventual MARZO 2013 / 25