antena conventual - Franciscanos Conventuales de España
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Des<strong>de</strong> la Palabra<br />
El pasado 11 <strong>de</strong> febrero el Papa Benedicto XVI anunciaba su<br />
renuncia al pontificado, un gesto insólito e innovador en la tradición<br />
bimilenaria <strong>de</strong> la Iglesia. Tras la sorpresa y el <strong>de</strong>sconcierto<br />
iniciales (todos tenemos aún vivo el recuerdo <strong>de</strong>l último periodo<br />
<strong>de</strong>l pontificado <strong>de</strong> Juan Pablo II, y las comparaciones –aunque<br />
odiosas– son inevitables), se ha ido perfilando una valoración<br />
más aquilatada <strong>de</strong> la renuncia <strong>de</strong> Benedicto XVI, que no es<br />
huida ni incapacidad para afrontar las dificulta<strong>de</strong>s y que tiene<br />
mucho, en cambio, <strong>de</strong> libertad evangélica, <strong>de</strong> <strong>de</strong>sapego ante<br />
cualquier forma mundana <strong>de</strong> vanagloria y po<strong>de</strong>r, y <strong>de</strong> confianza<br />
en Dios, que no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> guiar y sostener<br />
a la Iglesia.<br />
Dos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber anunciado<br />
su renuncia, el Miércoles <strong>de</strong> Ceniza<br />
el Papa pronunciaba unas palabras<br />
luminosas que ilustran muy bien<br />
el sentido <strong>de</strong> la Cuaresma y que, a la<br />
vez, ayudan también a enten<strong>de</strong>r mejor<br />
el porqué <strong>de</strong> ese gesto suyo, interpelante,<br />
que ha sorprendido a la Iglesia y<br />
al mundo.<br />
Por la mañana, en la audiencia general<br />
<strong>de</strong> los miércoles, comentando el episodio <strong>de</strong> las tentaciones<br />
<strong>de</strong> Jesús en el <strong>de</strong>sierto (el evangelio <strong>de</strong>l primer domingo<br />
<strong>de</strong> Cuaresma), Benedicto XVI subrayaba: “Reflexionar sobre las<br />
tentaciones <strong>de</strong> Jesús en el <strong>de</strong>sierto es una invitación a respon<strong>de</strong>r<br />
a la pregunta fundamental: ¿Qué es lo importante en la vida?<br />
¿Qué lugar ocupa el Señor en nuestra existencia? Las tentaciones<br />
que afronta Jesús muestran el riesgo <strong>de</strong> instrumentalizar a<br />
Dios, <strong>de</strong> usarlo para el propio interés, para la propia gloria. Dar a<br />
Dios la prioridad ante las tentaciones requiere convertirse; significa<br />
seguir a Cristo <strong>de</strong> forma que su Evangelio sea guía concreta<br />
Antena<br />
28 / MARZO 2013 Conventual<br />
Juan miguel viCenTe<br />
Una renuncia<br />
que interpela<br />
La renuncia tiene mucho <strong>de</strong> libertad<br />
evangélica, <strong>de</strong> <strong>de</strong>sapego ante la<br />
vanagloria y el po<strong>de</strong>r, y <strong>de</strong> confianza<br />
en Dios, que no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> guiar y<br />
sostener a la Iglesia.<br />
<strong>de</strong> la vida; es reconocer que somos criaturas,<br />
que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> él, <strong>de</strong> su amor; que solamente<br />
‘perdiendo’ la vida por su causa la po<strong>de</strong>mos<br />
ganar. Convertirse es no <strong>de</strong>jarse invadir<br />
por las falsas ilusiones, las apariencias, las cosas;<br />
es buscar que la verdad, la fe y el amor <strong>de</strong><br />
Dios sean lo más importante <strong>de</strong> nuestra vida”.<br />
Y por la tar<strong>de</strong>, en la eucaristía <strong>de</strong>l Miércoles<br />
<strong>de</strong> Ceniza, refiriéndose a las palabras <strong>de</strong>l<br />
profeta Joel (“Rasgad los corazones y no las<br />
vestiduras; convertíos al Señor Dios vuestro”:<br />
Jl 2,13), <strong>de</strong>cía en su homilía: “También hoy<br />
muchos están dispuestos a rasgarse las vestiduras<br />
ante escándalos e injusticias, cometidos<br />
naturalmente por otros, pero pocos parecen<br />
dispuestos a obrar sobre el propio corazón,<br />
sobre la propia conciencia y<br />
las intenciones, <strong>de</strong>jando que<br />
el Señor transforme, renueve y<br />
convierta”.<br />
Por último, comentando las<br />
palabras <strong>de</strong> Jesús sobre la limosna,<br />
la oración y el ayuno<br />
(cf. Mt 6,1-6.16-18), añadía:<br />
“Lo que Jesús subraya es que<br />
lo que caracteriza la autenticidad<br />
<strong>de</strong> todo gesto religioso<br />
es la calidad y la verdad <strong>de</strong> la<br />
relación con Dios. Por esto <strong>de</strong>nuncia la hipocresía<br />
religiosa, el comportamiento que quiere<br />
aparentar, las actitu<strong>de</strong>s que buscan el aplauso<br />
y la aprobación. El verda<strong>de</strong>ro discípulo no se<br />
sirve a sí mismo o al ‘público’, sino a su Señor,<br />
con sencillez y generosidad. Nuestro testimonio,<br />
entonces, será más eficaz cuanto menos<br />
busquemos nuestra propia gloria y seamos<br />
conscientes <strong>de</strong> que la recompensa <strong>de</strong>l justo<br />
es Dios mismo, el estar unidos a él, aquí, en el<br />
camino <strong>de</strong> la fe, y al final <strong>de</strong> la vida, en la paz y<br />
en la luz <strong>de</strong>l encuentro cara a cara con él para<br />
siempre”.<br />
Como <strong>de</strong>cíamos, palabras luminosas que<br />
hemos querido recoger aquí con gratitud y reconocimiento<br />
a quien, cuando estas páginas<br />
vean la luz, se habrá retirado ya al silencio y la<br />
soledad, con discreción evangélica, para seguir<br />
sirviendo <strong>de</strong> otro modo al Señor y a la Iglesia.