CATE Q U E TICA - Editorial Sal Terrae

¿Cómo llevo mi oración personal: me
centro sabiendo lo que digo o repito
rutinariamente las oraciones?
¿Y mi participación en la eucaristía?
¿Voy porque me obligan o para encontrarme
con Jesús porque lo necesito?
¿Asisto pasivamente o procuro participar
activamente?
¿Procuro leer la Palabra de Dios y
meditarla?
¿Mi estilo de vida es acorde con la
Palabra de Dios, o con las otras palabras
(consumismo, materialismo...)?
Ésa es una tarea que nos corresponde
a nosotros en este tiempo de preparación
a la Navidad: hacer que todo esté
listo y preparado para que Jesús pueda
plantar su tienda en nosotros. Si hemos
preparado el terreno, Él viene y extiende
su tienda. Una tienda de campaña no es
una casa, no es un palacio. La casa, el
palacio, son construcciones sólidas, definitivas...
La tienda de campaña es algo
frágil, siempre da sensación de debilidad,
de provisionalidad, pero también
de dinamismo, y en ella nos encontramos
alegres, contentos porque hace que
nos sintamos más cercanos, más unidos.
Una tienda de campaña crea en nosotros
una relación de confianza.
¿Soy una persona acogedora, cercana?
¿Cuido con respeto y amor a mi familia?¿Cumplo
con alegría mis deberes
como hijo, como hija?
¿Cuido y respeto mi cuerpo y respeto
y cuido el cuerpo de los demás?
CATE
Q U E
T I C A
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¿Procuro cultivar mis buenas relaciones
con mis amigos/as y compañeros/as?
¿Me preocupan los problemas de los
demás o voy a mi bola y me ocupo
sólo de mis cosas?
¿Hay cosas que he dejado de hacer
por pereza, cobardía, antipatías personales...?
Pues el Señor viene a extender su
tienda para estar cerca de nosotros,
viene para todos y de la forma más sencilla.
Jesús quiere que le sintamos cercano,
próximo en esta Navidad. Cuando decidió
acampar por primera vez, le pidió a
una mujer sencilla del pueblo si quería
que acampase en ella. Y esa mujer,
María, dijo sí: le acogió e hizo posible
que Dios se hiciese hombre, uno de los
nuestros.
Hoy, a cada uno de nosotros y nosotras,
nos pide también si queremos acogerle,
si estamos dispuestos a decir sí,
como María, para que plante su tienda
en nosotros, o mejor, si queremos ser su
tienda para que Él acampe en nuestro
mundo.
Jesús pone su tienda entre nosotros...
porque hemos estado atentos a su llegada,
porque le hemos preparado el terreno,
porque hemos dejado que extienda
su tienda, porque le hemos dicho que sí,
que estamos dispuestos a acogerle...
La Navidad, entonces, es motivo de
alegría para las personas, para las familias,
para todo el mundo. Florece la alegría
porque Jesús ha plantado su tienda