CATE Q U E TICA - Editorial Sal Terrae

4. Programación, consecuentemente, de
un nuevo modelo de acción catequética
teniendo en cuenta la situación constatada,
el nuevo paradigma, las nuevas condiciones
y el proyecto pastoral. Esta indicación
nos demanda, posiblemente, una
nueva concepción de las etapas y nos
pide incluir procesos diversificados.
5. Oferta bien cuidada de dos momentos
especiales en este modelo de acompañamiento,
de proceso. El primero, en clave
de vivir una experiencia de fe. El segundo,
en clave de un ejercicio explícito de
apropiación personalizada de la fe.
6. Nueva concepción del grupo de catequesis
como taller de experiencia, como
ámbito cercano y cálido donde los sujetos
aprenden a experimentar y a realizar
la mutua percepción de la identidad cristiana.
Y nuevo tipo de relación entre el
grupo y la comunidad cristiana de modo
que constituyan de hecho el contexto
vital en el que se realiza la iniciación y se
comparte la forma de vida cristiana.
7. Maduración de la implicación de la
familia; de la acción con las familias y de
la presencia y acción de la familia,
teniendo en cuenta las distintas etapas y
siendo realistas ante los distintos tipos de
familia a los que nos hemos referido
anteriormente.
8. Mantenimiento de unas mismas claves
de pedagogía desplegando la pluralidad
metodológica más adecuada a cada propuesta
y dando predominio a una metodología
iniciática.
9. Reconocimiento de que el servicio
pastoral a la infancia-adolescencia-pri-
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mera juventud es una invitación a la
libertad de los destinatarios sin que esto
disminuya el atrevimiento para no sólo
acoger sino proponer. En este campo se
trabaja siempre con la incertidumbre del
futuro y la confianza en el actuar del
Espíritu más allá de los recursos y de las
previsiones del evangelizador.
10. No quisiéramos terminar esta propuesta
sin indicar que esta búsqueda de
un nuevo paradigma para la transmisión
de la fe quiere tomar muy en serio y dar
calidad humana y evangélica a la tarea
que nos preocupa, pero no pretende
adentrarnos en un camino de complejidad
que limite el acceso a la fe a los
mejores. Al contrario, desearíamos acertar
a ser un apoyo al desvalimiento de los
más débiles y sencillos, aquellos que
carecen de «referentes» y «herramientas»
para descubrir el sentido de la vida y
que pueden encontrarse perdidos en
esta cultura tan plural.
Una invitación
Creemos que el tema nos preocupa y
nos interesa a todos. Esperamos que
estos apuntes puedan servir para ir
haciendo luz y abriendo caminos de
acción.
Deseamos, sobre todo, colaborar en
el debate necesario, como indicábamos
en la presentación, sobre una cuestión
tan densa y cargada de futuro; un debate
que asuma con realismo la situación y
busque con ilusión apostólica la respuesta.
Invitamos a este estudio, a este diálogo
y a este trabajo bien apasionantes.
Donaciano Martínez Álvarez