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Cristo_enlos_evangel.. - Editorial Sal Terrae

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<strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>iosdel año litúrgico


Colección «RITOS Y SÍMBOLOS»38


Raymond E. Brown, SS<strong>Cristo</strong>en los <strong>evangel</strong>iosdel año litúrgicoEditado por Ronald D. Witherup, SS<strong>Sal</strong> <strong>Terrae</strong>Santander – 2010


Título del original en inglés:Christ in the Gospels of the Liturgical Year© 2008 by Order of Saint BenedictEditado originalmente en inglés porLiturgical PressSaint John’s AbbeyCollegeville, Minnesota 56321 (U.S.A.),con cuya autorización se publica la presenteedición en castellano.Todos los derechos reservadosTraducción:María del Carmen Blanco MorenoImprimatur:✠ Vicente Jiménez ZamoraObispo de Santander12-05-2010© 2010 by <strong>Editorial</strong> <strong>Sal</strong> <strong>Terrae</strong>Polígono de Raos, Parcela 14-I39600 Maliaño (Cantabria)Tfno.: 942 369 198 / Fax: 942 369 201salterrae@salterrae.es / www.salterrae.esDiseño de cubierta:María Pérez-Aguileramariap.aguilera@gmail.comReservados todos los derechos.Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida,almacenada o transmitida, total o parcialmente,por cualquier medio o procedimiento técnicosin permiso expreso del editor.Impreso en España. Printed in SpainISBN: 978-84-293-1887-6Depósito Legal:Impresión y encuadernación:Gráficas Calima – Santanderwww.graficascalima.com


ÍndicePrólogo, por Ronald D. Witherup, SS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11PRIMERA PARTERonald D. Witherup, SS,John R. Donahue, SJ,y Lino Emilio Díez Valladares, SSSCAPÍTULO 1La hermenéutica de Raymond E. Brown,por Ronald D. Witherup, SS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17CAPÍTULO 2La unión de la erudición bíblica y la predicación litúrgica,en deuda con Raymond E. Brown,por John R. Donahue, SJ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28CAPÍTULO 3Recursos para el ministerio de la homilíadurante el año litúrgico,por Lino Emilio Díez Valladares, SSS . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38SEGUNDA PARTERaymond E. Brown, SSIntroducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49CAPÍTULO 4Comprender cómo se escribieron los <strong>evangel</strong>iosy su uso en la liturgia dominical . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55


6 <strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>ios del año litúrgicoUn <strong>Cristo</strong> que llega en AdvientoEnsayos sobre los relatos evangélicosanteriores al nacimiento de JesúsMateo 1 y Lucas 1CAPÍTULO 5El origen y la finalidad de los relatos de la infancia . . . . . . 71CAPÍTULO 6La genealogía de Jesucristo (Mateo 1,1-17) . . . . . . . . . . . . 80CAPÍTULO 7La anunciación a José (Mateo 1,18-25) . . . . . . . . . . . . . . . 91CAPÍTULO 8La anunciación a Zacarías y el nacimiento del Bautista(Lucas 1,5-25.57-66.80) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104CAPÍTULO 9El Benedictus (Lucas 1,67-79) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112CAPÍTULO 10La Anunciación a María, la Visitación y el Magníficat(Lucas 1,26-56) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123Un <strong>Cristo</strong> adulto en NavidadEnsayos sobre los tres relatos bíblicos de NavidadMateo 2 y Lucas 2CAPÍTULO 11Cómo reintegrar al <strong>Cristo</strong> adulto en la Navidad . . . . . . . . 137CAPÍTULO 12El primer relato de Navidad (Mateo 2,1-23):El significado de los magos; el significado de la estrella . . . 146CAPÍTULO 13El segundo relato de Navidad (Lucas 2,1-40)Primera parte (2,1-21): El significado del pesebreEl significado de los pastores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151


Índice7CAPÍTULO 14El segundo relato de Navidad (Lucas 2,1-40).Segunda parte (2,22-40):La presentación de Jesús en el Templo . . . . . . . . . . . . . . . . 161CAPÍTULO 15El tercer relato de Navidad (Lucas 2,41-52):El niño Jesús hallado en el Templo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173Un <strong>Cristo</strong> crucificado en Semana SantaEnsayos sobre los relatos de la pasiónen los cuatro <strong>evangel</strong>iosCAPÍTULO 16Observaciones generales sobre los relatos de la pasión . . . . . . 189CAPÍTULO 17La pasión según Marcos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201CAPÍTULO 18La pasión según Mateo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214CAPÍTULO 19La pasión según Lucas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 226CAPÍTULO 20La pasión según Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235CAPÍTULO 21Diversas imágenes de Jesús crucificado . . . . . . . . . . . . . . . 245Un <strong>Cristo</strong> resucitado en la PascuaEnsayos sobre los relatos de la resurrecciónen los cuatro <strong>evangel</strong>iosCAPÍTULO 22La resurrección en Marcos (16,1-8; 16,9-20) . . . . . . . . . . . 251


8 <strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>ios del año litúrgicoCAPÍTULO 23La resurrección en Mateo (27,62–28,20) . . . . . . . . . . . . . . 265CAPÍTULO 24La resurrección en Lucas (24,1-53; Hechos 1,1-12) . . . . . 281CAPÍTULO 25La resurrección en Juan 20:una serie de reacciones diversas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 306CAPÍTULO 26La resurrección en Juan 21:directrices misioneras y pastorales para la Iglesia . . . . . . . 321Un Espíritu que vino y sigue viniendo en PentecostésEnsayos sobre las lecturas litúrgicasentre el día de Pascua y Pentecostés, tomadas delos Hechos de los Apóstoles y del Evangelio de JuanCAPÍTULO 27Introducción explicativa de nuestro estudiode este tiempo litúrgico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 339CAPÍTULO 28La Iglesia empieza en Jerusalén (Hechos 2,14-41) . . . . . . . 346CAPÍTULO 29La Iglesia de Jerusalén tiene un solo corazóny una sola alma (Hechos 2,42–5,42) . . . . . . . . . . . . . . . . . 358Breves reflexiones sobre Juan 3 y Juan 6 . . . . . . . . . . . . . . . 374CAPÍTULO 30Diversidad en la Iglesia de Jerusalén;expansión por Judea y Samaria (Hechos 6–9) . . . . . . . . . . 381Breves reflexiones sobre Juan 10 y Juan 12 . . . . . . . . . . . . . 394CAPÍTULO 31Misión a los gentiles; la Iglesia de Antioquía (Hechos 10–14)397Breves reflexiones sobre Juan 13–16 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 408


Índice9CAPÍTULO 32La asamblea de Jerusalén impulsa a la Iglesiahasta los confines de la tierra (Hechos 15–28) . . . . . . . . . 415Breves reflexiones sobre Juan 17 y Juan 21 . . . . . . . . . . . . . 431<strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>ios dominicales del tiempo ordinarioEnsayos sobre los <strong>evangel</strong>ios de los domingosdel tiempo ordinario en los tres ciclos litúrgicosCAPÍTULO 33El Evangelio según Mateo (Ciclo A) . . . . . . . . . . . . . . . . . 437CAPÍTULO 34El Evangelio según Marcos (Ciclo B) . . . . . . . . . . . . . . . . 463CAPÍTULO 35El Evangelio según Lucas (Ciclo C) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 485CAPÍTULO 36El Evangelio según Juan(Últimas semanas de Cuaresma; tiempo pascual) . . . . . . . . 512ApéndiceTabla que contiene una visión de conjunto del uso de losEvangelios y del libro de los Hechos en el leccionariode las misas dominicales, según los tiempos litúrgicos . . . . 537Índice de citas bíblicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 539Índice analítico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .xxx


PrólogoSOLO unos días después de la prematura muerte del padreRaymond E. Brown, SS, acaecida el 8 de agosto de 1998, la editorialLiturgical Press publicó su último libro de la serie sobre lapredicación de las Escrituras en el año litúrgico: <strong>Cristo</strong> en los<strong>evangel</strong>ios dominicales del tiempo ordinario. La publicación de estebreve volumen llevó a término un proyecto que había empezadoa mediados de la década de 1970. Por aquel entonces, elpadre Brown había ido entregando a la revista Worship varios ensayospopulares sobre los relatos de Navidad narrados en Mateoy Lucas. Tales ensayos eran un útil compendio de su obra monumental:El nacimiento del Mesías. El resultado de este trabajode divulgación, titulado Un <strong>Cristo</strong> adulto en Navidad, tuvo ecoen muchas personas, especialmente en los católicos que estabandeseosos de aprender más sobre los <strong>evangel</strong>ios, pero que con frecuenciacarecían de la inclinación o del trasfondo para abrirsecamino a través de un estudio más extenso y más técnico. Así nacióla serie de seis libros (publicados a lo largo de veinte años:1978-1998) que se reúnen aquí en un solo volumen para conmemorarel décimo aniversario de la muerte del padre Brown.El presente volumen tuvo su origen en una conversación conPeter Dwyer, de Liturgical Press, cuando le sugerí que podría serconveniente sacar a la luz los seis libros en una nueva edición,puesta al día y destinada a un público nuevo. Cada uno de loslibros por separado ha seguido suscitando interés. No obstante,


12 <strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>ios del año litúrgicodado que han pasado más de treinta años desde que viera la luzel primer volumen, parecía oportuno completar la colección conalgún estudio introductorio. En primer lugar, hay dos artículosnuevos sobre la predicación en el año litúrgico y sobre el métodohermenéutico del padre Brown, escritos por John R. Donahue,SJ, y por el autor de estas líneas, respectivamente. Y para la ediciónespañola, el padre Lino Emilio Díez Valladares, SSS, ha escritoun artículo titulado «Recursos para el ministerio de la homilíadurante el año litúrgico». En las últimas páginas se ha incluidoun apéndice con una tabla revisada sobre el conjunto delaño litúrgico y dos índices útiles. Habría que destacar tambiénque me he servido de alguna licencia literaria al combinar los seisprólogos de los volúmenes originales en una introducción quetrata de preservar el tono y el contenido de los originales, peroen una edición unificada. (¡Confío en que el padre Brown seráindulgente con un hermano de religión!).También se ha modificado de alguna manera el orden de losvolúmenes. El primer capítulo del último volumen publicado,que versa sobre el tiempo ordinario, se ha situado al comienzode la compilación porque proporciona la exposición más clarasobre la intención y el método de Brown. Este ensayo orienta allector sobre el sentido de todo el libro. El resto de los ensayos estándispuestos según el orden del año litúrgico, desde Adviento,pasando por Pentecostés, hasta el tiempo ordinario. Por lo demás,el texto y las notas solo se han revisado cuando ha sido necesariointroducir los cambios exigidos por esta reorganización.No se ha intentado poner al día la bibliografía de Brown en lasnotas, excepto en casos evidentes de obras revisadas disponiblesactualmente.Espero que esta edición conmemorativa llegue a una nuevageneración de lectores y, especialmente, predicadores de la palabra,ya que los estudios originales son un pozo de sabiduría quepuede iluminar nuestra comprensión de la palabra de Dios paranuestro tiempo. Como es bien sabido, el padre Brown, maestrode exegetas, tenía la rara capacidad de exponer con sencillez investigacionesbíblicas complejas de un modo que no «bajaba elnivel intelectual» del material, sino que permitía que fuera comprendidopor un amplio público carente de pericia técnica en las


Prólogo13ciencias bíblicas. Y lo hacía de un modo que era inspirador y ala vez instructivo.Deseo dar las gracias sinceramente a Peter Dwyer y a sus colegasde Liturgical Press por apoyar este proyecto con entusiasmodesde el principio. Expreso mi agradecimiento también aJohn Donahue, SJ, profesor de teología en el Loyola Collage deMaryland, por haber aportado a este volumen su gran experienciaen los campos de la exégesis bíblica y la predicación de lapalabra de Dios. El padre Donahue fue el primer profesor distinguidode Estudios de Nuevo Testamento que ocupó la cátedraRaymond E. Brown en el St. Mary’s Seminary & University(2001-2004), y su ensayo sobre la predicación litúrgica ha aumentadoconsiderablemente la utilidad de este libro.RONALD D. WITHERUP, SSSolemnidad de Santa María, Madre de Dios, 2008


PRIMERA PARTERonald D. Witherup, SSJohn R. Donahue, SJLino Emilio Díez Valladares, SSS


CAPÍTULO 1La hermenéutica de Raymond E. BrownES probable que todos los lectores ávidos tengan determinadoslibros que leen una y otra vez, de modo que las cubiertas o laspáginas estén dobladas por las esquinas. En mi caso, los estudiosde Raymond E. Brown, SS, sobre la predicación de los <strong>evangel</strong>iosen el año litúrgico se cuentan entre mis libros más queridos.Publicados y usados durante los últimos treinta años, vuelvo aellos con gusto cada vez que empieza el año litúrgico.Pero ¿qué es lo que los hace tan atractivos? ¿Cómo se explicaque mantengan su interés año tras año? Este ensayo intentaresponder a estas preguntas analizando el método hermenéuticodel padre Brown, es decir, su aproximación a la interpretaciónbíblica.En este contexto puede ser oportuna una nota biográfica.Como sulpiciano 1 y colega del padre Brown, con el tiempo caíen la cuenta de que él estaba casi siempre trabajando en un proyectode publicación menor (¡o en varios!), mientras se dedicabaintensamente a la investigación y escritura de sus obras monu-1. Para quienes no estén familiarizados con este término, los sulpicianos (es decir,la congregación de clérigos de San Sulpicio, en adelante: SS) son un grupode sacerdotes católicos especializados en la formación inicial y permanentede los sacerdotes. Fundados en Francia en 1641, los sulpicianos handirigido muchos seminarios en diferentes países del mundo. El padre Brownempezó su actividad docente en un seminario sulpiciano, el St. Mary’sSeminary & University de Baltimore, el seminario católico más antiguo delos Estados Unidos (1791).


18<strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>ios del año litúrgicomentales. Sirvan como ejemplo los volúmenes de la serie sobrela predicación publicada originariamente por Liturgical Press:Un <strong>Cristo</strong> adulto en Navidad y Un <strong>Cristo</strong> crucificado en SemanaSanta. La razón de este modo de proceder es sencilla. Brown eraun sacerdote y un hombre de fe que nunca perdió de vista la dimensiónpastoral de su ministerio, ni siquiera después de haberalcanzado las extraordinarias y excepcionales cimas de erudiciónque caracterizaron su carrera 2 . Esta sensibilidad pastoral estabacentrada particularmente en profesores, catequistas, sacerdotes,diáconos, seminaristas y todas las personas encargadas de predicaro enseñar la palabra de Dios.Como homileta, Brown era marcadamente bíblico. Uno noiba a sus celebraciones para escuchar relatos ilustrativos amenoso para recibir discursos prolijos sobre temas de erudición. Unoacudía para escuchar la palabra de Dios. Él raramente decepcionabay, lo que es más importante, creía que una parte de su ministeriocomo sulpiciano, en la formación de profesores, seminaristas,sacerdotes o diáconos permanentes, era contribuir a suinstrucción para que llegaran a ser predicadores bíblicos. Esta erala finalidad principal de los libritos sobre la predicación de los<strong>evangel</strong>ios y el libro de los Hechos. Llegar a ser un predicadorbíblico no es tan fácil como podría parecer, porque no faltan dificultades.Brown sabía que una homilía no es una lección magistralni un discurso teológico o moral. La finalidad de una homilíaes esclarecer el texto (o los textos) bíblico(s) del día y ayudara las personas a establecer conexiones entre la palabra deDios y su vida, de modo que reciban un mensaje que sea fiel altexto bíblico y, a la vez, aplicable actualmente.Creo que el éxito de estos seis volúmenes sobre la predicacióndemuestra que la aproximación de Brown fue eficaz. Además,hay características de su método que pueden ayudarnos a2. He estudiado la dimensión pastoral de los escritos de Brown en otros ensayos.Véase mi artículo «The Incarnate Word Revealed: The Pastoral Writingsof Raymond E. Brown», en John R. Donahue, SJ (ed.), Life in Abundance:Studies of John’s Gospel in Tribute to Raymond E. Brown (Liturgical Press,Collegeville, MN 2005), 238-252. En las páginas 254-289 del mismo librose encuentran una breve biografía de Brown y una bibliografía completa desus escritos.


La hermenéutica de Raymond E. Brown 19ver por qué su enfoque sigue teniendo valor, varias décadas despuésde que él empezara a publicar estas guías pastorales. Merecela pena destacar tres aspectos de su método hermenéutico: contexto,perspectiva de fe y método histórico-crítico.Sensibilidad para el contexto«Contexto» es una palabra que tiene varios significados en relacióncon la tarea de la predicación. El siguiente ensayo de estevolumen, escrito por el padre jesuita John Donahue, estudiamuy bien el «contexto litúrgico» y no es necesario que lo abordemosaquí. En los seis libros sobre la predicación de los <strong>evangel</strong>iosdel año litúrgico, Brown mencionó ocasionalmente elcontexto litúrgico, pero este no era su centro de atención. Dehecho, para concentrarse únicamente en los cuatro <strong>evangel</strong>ioscanónicos y los Hechos de los Apóstoles, reconoce que omite lasotras lecturas del leccionario dominical (es decir, la primera lecturadel Antiguo Testamento, el salmo responsorial y la segundalectura de los escritos del Nuevo Testamento [excepto el libro delos Hechos, leído en el tiempo de Pascua]). Pero como tambiénél indica, otras publicaciones abordan todas las lecturas del leccionarioen el año litúrgico, y esta no era su intención. Su centrode interés era el contexto bíblico de las lecturas evangélicas delos tiempos litúrgicos.Uno de los grandes ejes del acercamiento de Brown a la predicacióndesde los <strong>evangel</strong>ios es la insistencia en la necesidad deprestar atención al contexto. Cada pasaje evangélico elegido paraun domingo o una fiesta se toma de un <strong>evangel</strong>io más amplio.Por consiguiente, en la liturgia es sacado de su contexto. El predicadorque ignora esta realidad corre el riesgo de interpretarmal el pasaje, precisamente porque no lo lee dentro de su contextooriginario. Así, cuando Brown escribió, por ejemplo, Un<strong>Cristo</strong> adulto en Navidad y Un <strong>Cristo</strong> que llega en Adviento, dedicadosa los relatos de la infancia de Mateo y Lucas –los únicos<strong>evangel</strong>ios que ofrecen esta forma de presentar la concepción yel nacimiento de Jesús–, intentó poner de relieve por qué las diferenciasen esos relatos reflejan los intereses teológicos propios


20<strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>ios del año litúrgicode cada <strong>evangel</strong>ista. Las cuestiones históricas (como, por ejemplo,¿qué sucedió realmente en la noche de Navidad?) ocupanun lugar secundario con respecto a los intereses teológicos (esdecir, ¿por qué cada <strong>evangel</strong>ista cuenta su relato de un modoparticular?). Solo el contexto puede ayudarnos a ver cómo lospasajes individuales del relato de la infancia encajan en la imagenmás amplia que cada <strong>evangel</strong>io presenta con el fin de comprenderel sentido del nacimiento de Jesús de Nazaret.Brown explicitó su interés por el contexto en las primeras páginasdel último libro de la serie, que apareció como obra póstumay está dedicado a los domingos del tiempo ordinario (cf.infra, capítulo 4, que sirve de introducción a la segunda parte deeste libro). Brown afirma explícitamente que los homiletas oanunciadores del <strong>evangel</strong>io deberían hacerse esta pregunta: «¿Dequé modo nos introduce el pasaje de este domingo en el <strong>evangel</strong>io[de Mateo, Marcos o Lucas] y encaja en su finalidad?» 3 . Larazón para esta orientación es muy clara. Brown pensaba quemuchos de los fieles, y quizá no pocos homiletas, tendían a armonizarlos <strong>evangel</strong>ios en un relato continuo y, de este modo, noapreciaban la perspectiva teológica distintiva de cada <strong>evangel</strong>io.En su aproximación, Brown intentó corregir esta tendencia haciendonotar el carácter único de cada <strong>evangel</strong>io al presentar surelato sobre Jesús. Cada pasaje evangélico proclamado domingotras domingo tiene realmente pleno sentido solo en este contextomás amplio.3. Christ in the Gospels of the Ordinary Sundays, 15 (cf. infra, p. 440). Aunqueeste libro fue el último publicado en la serie, su primer capítulo ocupa el primerlugar en esta compilación (capítulo 4), porque ofrece la declaración másexplícita de las intenciones de Brown al concebir y escribir estos libros.Quien quiera rastrear el desarrollo de la presentación o del pensamiento deBrown en esos volúmenes puede examinar el orden en que fueron publicados:An Adult Christ at Christmas [Un <strong>Cristo</strong> adulto en Navidad] (1978); ACrucified Christ in Holy Week [Un <strong>Cristo</strong> crucificado en Semana Santa](1986); A Coming Christ in Advent [Un <strong>Cristo</strong> que llega en Adviento](1988); A Risen Christ at Eastertime [Un <strong>Cristo</strong> resucitado en la Pascua](1990); A Once-and-Coming Spirit at Pentecost [Un Espíritu que vino y queviene en Pentecostés] (1994); y Christ in the Gospels of the Ordinary Sundays[<strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>ios dominicales del tiempo ordinario] (1998). Quisierapensar que Brown habría aprobado la reorganización para la finalidad de estelibro.


La hermenéutica de Raymond E. Brown 21Otro ejemplo del interés de Brown por el contexto es su presentaciónde los relatos de la infancia (Mateo y Lucas) y de losrelatos de la pasión (los cuatro <strong>evangel</strong>ios). Aun cuando estáatento a los detalles específicos de cada relato tal como es narrado,también hace con regularidad observaciones que conectan elrelato con la narración completa de cada <strong>evangel</strong>io. Así, al hablarsobre los magos en Mateo, Brown recuerda el interés de Mateoen el universalismo del <strong>evangel</strong>io y la probabilidad de que losmagos representen la futura aceptación de Jesús como Mesíaspor los gentiles. Esto constituye un tema de primera importanciaen Mateo. Y con respecto al relato de la pasión, al abordar laparticular presentación lucana de la pasión de Jesús, Brown destacalas conexiones con la presentación de Jesús como taumaturgoen Lucas. Incluso en medio de su sufrimiento, Jesús curala oreja que le han cortado al siervo del sumo sacerdote. Una vezmás, el contexto más amplio puede desempeñar un papel en lacomprensión de cómo se interpreta un pasaje concreto.Conviene citar aquí otro ejemplo pertinente, en especial porqueilustra la ocasión en que Brown fue más allá de su concentraciónen los <strong>evangel</strong>ios y abordó otra parte del Nuevo Testamento.En Un Espíritu que vino y que viene en Pentecostés 4 , Brownse apartó de su énfasis habitual en los <strong>evangel</strong>ios y se centró enel libro de los Hechos de los Apóstoles, que proporciona la segundalectura durante todo el tiempo pascual (desde el día dePascua hasta Pentecostés). Pero también aquí, la atención deBrown al contexto es primordial. Primero, hace observacionessobre cada pasaje de los Hechos usado en el leccionario en relacióncon el contexto más amplio del libro de los Hechos. Noobstante, también establece con razón conexiones entre el Evangeliode Lucas y las lecturas de los Hechos, aun cuando el <strong>evangel</strong>ioque se lee en el tiempo de Pascua es el Evangelio de Juan 5 .Huelga decir que la finalidad de Brown es asegurarse de que el4. Liturgical Press, 1994; cf. infra, capítulos 27-32.5. Brown incluye en ese conjunto de ensayos algunos comentarios explicativossobre las secciones del Evangelio de Juan leídas en el tiempo pascual, de modoque se presta atención al uso que la Iglesia hace de este <strong>evangel</strong>io juntocon los Hechos de los Apóstoles.


22<strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>ios del año litúrgicohomileta comprende la conexión entre Lucas y Hechos. Esta esla única obra en dos volúmenes dentro del Nuevo Testamento,escrita por el mismo autor y pensada para ser leída y entendidaconjuntamente. Así, muchos temas de Lucas aparecen de nuevoen los Hechos, y hay paralelos evidentes entre el relato de Jesús,tal como Lucas lo narra, y el relato de la Iglesia.En resumen, la aproximación de Brown, con su sensibilidadhacia el contexto, ayuda al homileta en especial a ser sensible ala perspectiva única de cada <strong>evangel</strong>io y a resistir a la tentaciónde mezclarlos. Al prestar atención al contexto, algunos temas oacentos pueden servir de guía para el predicador que quiere serfiel a la proclamación de la palabra de Dios.Perspectiva de fe y servicio a la IglesiaUn segundo aspecto del método de Brown es la perspectiva defe con que realizaba su tarea. Escribió como un hombre de fe ycomo un sacerdote al servicio de la Iglesia. Esto resulta claro devarias formas, dos de las cuales destaco a continuación.Primero, en sus interpretaciones de las lecturas elegidas parael leccionario, Brown estaba atento al mensaje religioso de cadatexto. Y lo hacía de diferentes modos. Uno de ellos era su atenciónal trasfondo veterotestamentario de los <strong>evangel</strong>ios y el librode los Hechos. A veces comentaba en privado que se sentía privilegiadopor haber estudiado el Antiguo Testamento (de hecho,obtuvo un doctorado en lenguas semíticas por la Johns HopkinsUniversity) y por haber tenido que enseñarlo, porque nada podíaproporcionarle un trasfondo mejor a un estudioso del NuevoTestamento. Así, su familiaridad con todo el canon bíblico, ycon el conjunto del mensaje bíblico de la salvación, realzó suagudeza interpretativa. Brown señala con regularidad conexionesentre los <strong>evangel</strong>ios y pasajes veterotestamentarios que constituyensu trasfondo y ayudan a comprender el mensaje religiosodel <strong>evangel</strong>ista.Otro de los modos en que promovió una dimensión de fe ensus interpretaciones tiene, por decirlo así, un aspecto positivo yotro negativo. En sentido positivo, Brown estableció conexiones


La hermenéutica de Raymond E. Brown 23con la vida diaria que tuvieron eco en los destinatarios. Esto nose debía tanto a la forma de los relatos como a las observacionessobre la vida cristiana. Por ejemplo, podía citar lugares dondedeterminados personajes de los relatos bíblicos podían cumplirla función de «modelos» de fe (por ejemplo, María como modelode creyente cristiano) o la crudeza de la muerte con la que todostendremos que encontrarnos algún día, tal como se ve en elrelato joánico de la «resurrección» de Lázaro del sepulcro 6 . Sinembargo, es aún más significativo lo que Brown no hizo. Evitóla frecuente tentación homilética de moralizar cada pasaje del<strong>evangel</strong>io. Sus interpretaciones se solían centrar en las dimensionesteológica, cristológica o eclesiológica del texto de una maneraque no trivializaba el mensaje en órdenes como «haced esto»o «no hagáis eso». Es muy frecuente que los homiletas conviertanel mensaje bíblico en mensaje moralizador. Brown insistióen que a veces las Escrituras no son sobre nosotros, sino sobre lanaturaleza de Dios o la naturaleza de <strong>Cristo</strong>. Proporcionan unaventana que nos permite contemplar lo divino. Nos ayudan amantener fijos nuestros ojos en la verdad, no en nosotros mismos.Es indudable que para algunos homiletas esto constituyeun reto, pero esa aproximación proporciona una orientación religiosamás auténtica hacia el texto bíblico.Una segunda perspectiva religiosa o de fe se encuentra en lapráctica browniana de situar su método de interpretación en elcontexto de las enseñanzas oficiales de la Iglesia católica sobre laBiblia y su interpretación. Él aceptó y comprendió que la Iglesiatiene la autoridad para enseñar auténticamente cómo leer lasEscrituras y cómo interpretarlas. Él entendió que su misión eraser un exegeta dentro del contexto de la Iglesia y a su servicio.Además, era muy consciente de las controversias sobre la interpretaciónbíblica que forman parte de nuestra historia comoIglesia. Utilizó el mejor magisterio eclesiástico relativo a las Escrituras,de modo que los destinatarios comprendieran que suaproximación era efectivamente católica. En particular, con res-6. Véase, respectivamente, An Adult Christ at Christmas, 25 (cf. infra, p. 160),y Christ in the Gospels of the Ordinary Sundays, 105 (cf. infra, p. 535).


24<strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>ios del año litúrgicopecto a los <strong>evangel</strong>ios, Brown centró la atención en el documentode la Pontificia Comisión Bíblica sobre cuestiones históricasrelacionadas con los <strong>evangel</strong>ios. Ese documento, tituladoLa verdad histórica de los <strong>evangel</strong>ios (1964), señala que los <strong>evangel</strong>iostal como han llegado a nosotros en el Nuevo Testamentono son relatos de testigos oculares de por sí, sino que están basadosen tradiciones orales y escritas que pasaron por tres estadios7 . Al señalar esta enseñanza, que fue adoptada por la «Constituciónsobre la divina revelación» 8 del Concilio Vaticano II yque, de este modo, se convirtió en un hito de la tradición católicasobre la interpretación de los <strong>evangel</strong>ios, Brown hacía hincapiéen la prioridad de los intereses teológicos presentes en los<strong>evangel</strong>ios tal como han llegado hasta nosotros. Cada <strong>evangel</strong>istareunió, redactó y presentó las tradiciones sobre Jesucristo, recibidaspor él y su comunidad, de un modo que hizo de cada<strong>evangel</strong>io un retrato único. Brown se esforzó sobremanera paramostrar que esta perspectiva católica no es perjudicial para la fey de ningún modo compromete la «verdad» del <strong>evangel</strong>io.El método histórico-crítico y su aplicaciónQuien haya leído las obras de Brown, ya sean las voluminosas olas breves, de orientación pastoral, sabe que era un experto en elmétodo histórico-crítico (o científico) de interpretación bíblica 9 .Él lo reconoce varias veces en sus escritos, pero también observaque en sus libros sobre la predicación en el año litúrgico, su interésno estaba principalmente en los aspectos históricos de laslecturas bíblicas –aun cuando estos no son ignorados totalmen-7. Para información bibliográfica sobre este documento, cf. infra, cap. 4, notas1 y 2. El libro de BROWN, Biblical Reflections on Crises Facing the Church(Paulist Press, New York 1975), 109-118, contiene un apéndice con extractosde las enseñanzas católicas oficiales sobre la interpretación bíblica queguiaron su obra, incluida «La verdad histórica de los <strong>evangel</strong>ios».8. Para una presentación detallada de esta constitución y el uso que hace delmagisterio católico anterior, véase Ronald D. WITHERUP, Scripture: DeiVerbum (Rediscovering Vatican II; Paulist Press, New York 2006).9. Para más información sobre este método y la controversia en torno a él,véase WITHERUP, Scripture, 100-110.


La hermenéutica de Raymond E. Brown 25te–, sino en el significado religioso de los textos. Sin embargo,está claro que en todos los pasos del camino sigue aplicando elmétodo histórico-crítico, diseccionando atentamente cada palabradel pasaje bíblico y buscando con más profundidad la verdadque subyace en él. Actualmente podemos ser más explícitosacerca del método de Brown por lo que se refiere a la crítica histórica:al menos en lo relativo a sus libros sobre la predicación delos <strong>evangel</strong>ios y el libro de los Hechos, se mostró ante todo comocrítico de la redacción.La crítica de la redacción empezó a aplicarse en los estudiosbíblicos neotestamentarios en la década de 1950, justo cuandoBrown cursaba sus estudios de doctorado. Sin entrar en muchodetalle, podemos decir que la crítica de la redacción de los <strong>evangel</strong>ioses un método en el que el intérprete toma nota incluso dela diferencia más trivial en el lenguaje o la estructura del texto,en comparación con los paralelos encontrados en los otros <strong>evangel</strong>ios.En el caso del Nuevo Testamento, este método se aplicóante todo a los <strong>evangel</strong>ios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas)que, como resulta evidente, son paralelos, pero se ha aplicadotambién a Juan y a otros escritos del Nuevo Testamento. Estemétodo se centra en los cambios que el editor (redactor) final del<strong>evangel</strong>io pudo introducir en sus fuentes y se pregunta por quése hicieron tales cambios. Las respuestas a esta pregunta puedenir desde la posibilidad de que el <strong>evangel</strong>ista tuviera a disposicióndiferentes fuentes, orales o escritas, hasta el interés en otros temaso acentos teológicos que dieron forma al texto final.Desde todas las perspectivas, Brown era un maestro de la críticade la redacción. Muchas observaciones inteligentes que aparecenen sus libros reunidos aquí son el resultado de una penetranteaplicación de la crítica de la redacción al texto bíblico. Yes de destacar que Brown evitó un peligro que puede acechar alos críticos de la redacción. Llevada al exceso, esta crítica puedeconducir a un conjunto interminable de teorías sobre fuentes ytradiciones hipotéticas que podrían subyacer en el texto. Browntuvo el mérito de concentrarse en el texto bíblico tal como existeen el canon (o, en algunos casos, tal como se presenta en elleccionario). Aunque Brown podía hacer referencia fácilmente alecturas alternativas en diversos manuscritos de los <strong>evangel</strong>ios


26<strong>Cristo</strong> en los <strong>evangel</strong>ios del año litúrgico(crítica textual), concentraba su interés interpretativo principalmenteen la forma final del texto tal como lo tenemos en laBiblia. De hecho, yo sugeriría que esta es la única aproximacióncorrecta para un homileta. Predicar la palabra de Dios no es exponerteorías exegéticas sobre el origen, situaciones o fuentes hipotéticas,o ediciones imaginarias del texto bíblico, sino anunciarla palabra de Dios tal como es proclamada en una determinadaforma en el canon y reunida en el leccionario.Aunque los métodos exegéticos han evolucionado desde entoncesen otras muchas direcciones, la crítica de la redacción hahecho una aportación duradera a los estudios bíblicos. Nos hapermitido ver permanentemente la unicidad de cada <strong>evangel</strong>io ysu manera de narrar el relato de Jesús. Esta es la razón por la quelos libros de Brown sobre la predicación siguen siendo tan útiles.En mi experiencia, muchos homiletas (y, por supuesto, muchascomunidades) tienen que captar aún la riqueza del mensaje de los<strong>evangel</strong>ios, leyéndolos en cuatro «claves» a la vez, porque cada unode ellos cuenta la historia del mismo Jesús de Nazaret, el <strong>Cristo</strong>,pero de formas únicas. La presentación de Brown pone de relieveesta diversidad y proporciona una mina de oro de perspectivas parala predicación que pueden ser exploradas a lo largo del tiempo.Debo añadir que el método histórico-crítico sigue siendocontrovertido, a pesar de los frutos que ha dado durante variasdécadas. Algunos, también dentro de la Iglesia católica, lo hanatacado como una amenaza para la fe. Pero yo desearía señalarque el papa Benedicto XVI, que como cardenal prefecto de laCongregación para la Doctrina de la fe expresó algunas gravespreocupaciones sobre los excesos de ciertas aplicaciones del métodohistórico-crítico, puso de relieve en su libro sobre Jesús deNazaret que este método es «una herramienta indispensable» 10 .10. Joseph RATZINGER – BENEDICTO XVI, Jesus of Nazareth (Doubleday, NewYork 2007, xvi [trad. esp. del orig. alemán: Jesús de Nazaret, La Esfera de losLibros, Madrid 2008]). El papa se esfuerza también en subrayar las limitacionesde este método y acentuar la necesidad de métodos suplementarios, comola incorporación de ideas patrísticas y la apertura al sentido espiritual delas Escrituras. La Pontificia Comisión Bíblica insiste en que el método histórico-críticoes «indispensable» para el estudio de la Biblia (La interpretación dela Biblia en la Iglesia [1993], § I.A). Cualquier persona que aplique este mé-


La hermenéutica de Raymond E. Brown 27Sin él no es posible explorar adecuadamente la Escritura. Peroeste método no es la última palabra en la interpretación bíblica.Aun cuando Brown era un experto en la aplicación del métodohistórico-crítico a la Escritura, era también sensible a otrascuestiones. Por ejemplo, estaba abierto claramente a sentidosprofundos de la Escritura que estaban más allá del sentido literal(por ejemplo, el sentido espiritual) e incorporaba las ideas delos intérpretes primeros, precríticos, patrísticos y medievalesdonde eran útiles. Pero deberíamos admitir que el verdadero geniode Brown estaba en la aplicación del método histórico-críticoque había ido afinando durante toda una vida de investigacióny publicación de estudios.ConclusiónDespués de haber tratado estos tres temas –contexto; perspectivade fe y servicio a la Iglesia; el método histórico-crítico y suaplicación–, no pretendo haber analizado el método hermenéuticode Brown en su totalidad. Pero he tratado de explicar porqué la publicación de estos seis libros en una nueva edición, conocasión del décimo aniversario de la muerte de RaymondBrown, puede prestar un servicio a la Iglesia. A los homiletas ya los oyentes que estén interesados en familiarizarse con los <strong>evangel</strong>iosy con el libro de los Hechos, tal como son leídos en el contextode un nuevo año litúrgico, les recomiendo que lean estaobra de Brown. Él sería también el primero en aconsejar que, sibien sus escritos pueden orientar hacia una lectura útil y másprofunda de la Escritura, nada puede sustituir al hecho de encontrarsecon la palabra de Dios directamente. Así pues, mi consejosería el mismo que dio san Agustín hace mucho tiempo:Tolle, lege! ¡Toma la palabra de Dios y léela! Pero ten a RaymondBrown a tu lado, porque te ayudará a entenderla.RONALD D. WITHERUP, SStodo reconocerá que no es la única forma de interpretar la Biblia. No obstante,quienes desean desterrarlo por completo están reaccionando de maneraexagerada a los excesos del método, que hoy son relativamente escasos.

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