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Mundo Arqueológico 2 - andes

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El modelado, hecho a mano y con la ayuda de utensilios, es semejante al de las regiones<br />

anteriormente mencionadas y al de los pueblos comarcanos. Lo mismo se puede aseverar<br />

respecto de la decoración y del bruñido. Se supone que el moldeado no era conocido por los<br />

alfareros Potosí nos, pues se ignora la existencia de moldes primitivos.<br />

Los ejemplares alfareros de los departamentos, provincias y lugares anteriormente<br />

indicados, así como los de Vallegrande y Santa Cruz, casi en la mayor parte, llevan señales<br />

gráficas que ponen de manifiesto la prolongada influencia ejercida por el arte de la cerámica<br />

tiwanakota, y cuyos símbolos, signos y estilizaciones de figuras humanas, animalistas o<br />

geométricas son semejantes a las peculiares de Tiwanaku.<br />

Su clasificación puede ser incluida en las de los periodos primitivo, de transición y de la<br />

dominación de los Incas Orejones, quienes dejaron profundas huellas de su elevada cultura en las<br />

ciencias y las artes que, cual la cerámica, es apreciada y conocida por el mundo científico.<br />

En el Período Primitivo Prototiwanaku las capas de sedimentación presentan numerosos<br />

fragmentos de cerámica, muy ordinaria de arena gruesa, especialmente la de los cántaros gr<strong>andes</strong>,<br />

jachchawakullanaka: éllos alcanzan a un total que fluctúa entre el 90 y el 94%. El resto está<br />

constituido por algunos tiestos con incisiones rudimentarias, otros con pictografías de uno, dos y<br />

hasta cuatro colores simples, pocos llevan dibujos o grabados simbólicos. Dentro de ellos figuran:<br />

el escalonado, la cruz, los astros y las figuras antropo-zoomorfas, aunque raramente se encuentran<br />

ejemplares íntegros y, no pocos, rotos pero completos. Entre todos esos tiestos los de los<br />

sahumerios superan en número y factura, ya pictografiados o con incisiones geométricas o<br />

animalistas imperfectas. A veces esas hendiduras están coloreadas: los bordes superiores —rectos<br />

u ondulados— rematan en su parte frontal cabezas felínicas o de cóndores, artísticamente<br />

plasmados en bulto y erguidas sobre robustos cuellos cortos. A pesar de las manifiestas<br />

imperfecciones y deficiencias presentadas por estos artefactos aimaras, elaborados en tiempos<br />

neolíticos, hoy los alfareros de las tribus africanas o de otros pueblos atrasados, estarían<br />

orgullosos de fabricar tales objetos.<br />

En la Época Evolutiva o de Transición el progreso del arte cerámico es notable,<br />

especialmente en el decorado y la modelación, debido a la aparición de los moldes, que<br />

introdujeron novedades trascendentales en el arte alfarero aimara. Este progreso permitió vaciar el<br />

todo, las partes y los complementos decorativos que intervenían en la formación del ceramio<br />

ideado por su creador. La fabricación o plasmado a mano y con ayuda del torno mejoró<br />

visiblemente. La variedad de las formas incrementó de manera considerable. El trazado de los<br />

dibujos geométricos, simbólicos, de figuras humanas y de animales prosperó de modo manifiesto.<br />

En el colorido de los vasos se advierten nuevos matices: crema, amarillo-ocre, marrón rojizo, gris<br />

claro y oscuro. La pasta progresa con la selección de los ingredientes utilizados. El engobe y el<br />

bruñido hacen su aparición, lo que mejora el aspecto exterior de los ceramios. Este importante<br />

adelanto vino como consecuencia de la cuidadosa elección de la arcilla, mejora que ayudó también<br />

al perfeccionamiento del material plástico, cuya cocción prosperó notoriamente, obteniéndose<br />

mayor uniformidad y menor espesor en las paredes, aunque todavía con manifiestas deficiencias.<br />

En gran parte, tal progreso se debió al empleo de hornos cerrados, cuyo uso se puede reconocer<br />

en muchos de los wackos por la homogeneidad de su cocimiento.<br />

Cerca del cincuenta por ciento de la alfarería fragmentada de esta Época es sencilla,<br />

primando en ella las vasijas o tiestos simples de bases redondeadas o planas y bordes rectos, las<br />

globulares de cavidades y bocas anchas (con una o dos orejas), las ollas achatadas con dos asas,<br />

las teteras y cántaros de cuellos largos y angostos, y, los de pescuezo corto y ancho, los pebeteros<br />

con y sin incisiones (de bordes rectos y ondulados que rematan en cabezas de felinos o de<br />

cóndores, con gorgeras o sin éstas), las tazas, platos, juguetes, rodajas o torteras y los botones,<br />

con su respectivo par de agujeritos.<br />

El cincuenta por ciento restante lo forman los ceramios o sus fragmentos pintados,<br />

engobados y con bruñido bastante brillante, tales como: los incensarios de doble cavidad<br />

antipuesta y que llevan en la superior —algunas veces— un cilindro hueco para la colocación de la

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