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llevan gorgueras trapezoidales, atenuadoras del viento sobre la parte superior y, por consiguiente,<br />
de las molestias para el sacerdote que los portaba.<br />
De igual manera llegan al más alto grado de progreso los cántaros gr<strong>andes</strong> o makachas,<br />
los cantaritos o yurus, y los medianos o wakullas, los pebeteros o wikañas, las ollas ó pfukus, las<br />
primorosas fuentes o lamanas, los juguetes, las cabecitas animalistas y otros objetos que sería<br />
largo enumerar, pero que pueden observarse en el Museo.<br />
Una espaciosa anaquelería contiene más de 200 ceramios de Cochabamba pertenecientes<br />
a diferentes épocas y con características distintas; desde los más primitivos hasta los de la época<br />
del lncanato. Figuran en primer término, por su bella estructura, armonioso colorido y pureza de<br />
líneas, los vasos y vasijas con manifiesta afinidad a los tiwanakenses. Estos, en gran parte,<br />
reproducen con sorprendente exactitud los signos o figuras simbólicas y las variadas formas de la<br />
alfarería de Tiwanaku.<br />
Tanto éstos como otros —de culturas ajenas— se encuentran en los yacimientos<br />
arqueológicos de Cochabamba, de sus fecundos valles o de las faldas y planicies de sus agrestes<br />
sierras. De ellos impresiona la cantidad y la diversidad de formas de los incensarios con cabezas<br />
de pumas y de cóndores reales así como los destinados a las oblaciones rituales, los canta ritos y<br />
jarras provistas de una o dos asas, los globulares simples y dobles, los esferoidales, las vasijas o<br />
vasos cóncavos y tronco-cónicos. Entre los de tamaño mediano, prevalecen los timbaloformes y las<br />
tazas o tazones. Los trípodes son escasos, lo mismo que los que tienen figuraciones humanas o de<br />
animales. En cambio, existe una gran cantidad de platillos, ollas y fuentes.<br />
Entre todos los vasos sagrados, procedentes de los valles de Cochabamba, sobresale uno<br />
muy bello y resplandeciente que proviene de Machu-Moko. Es del tipo clásico del Apogeo de<br />
Tiwanaku, ornado con figuras de personajes sentados, que llevan puestas máscaras felínicas y que<br />
portan en las manos derechas atributos tiwanakoides.<br />
Los ceramios del tiempo de los Incas, que se encuentran en aquellos yacimientos, se<br />
componen principalmente de: cántaros y cantaritos aríbalos, de vasijas globulares y semi-esféricas<br />
con cuellos largos o cortos, provistos de un asa oblicua o vertical. La profundidad a la que se<br />
encuentran los primitivos yacimientos arqueológicos sobrepasa —siempre que no sea en cuevas—<br />
de dos metros. Los del tiempo de los Incas no llegan a 60 centímetros de hondura; los del<br />
Coloniaje apenas alcanzan a 10 cmts. o bien se hallan sobre la superficie del suelo.<br />
De las piezas alfareras de Chuquisaca, Camargo, Yamparáez, Tarabuco y Huayllas se<br />
exponen —en pequeños anaqueles— pocos pero selectos ejemplares y varios fragmentos. Por<br />
ellos se puede apreciar que la técnica, el colorido y las formas plásticas alcanzaron adelanto, al<br />
mismo tiempo que dan a conocer la inconfundible influencia de Tiwanaku, particularmente de la<br />
simbología empleada en sus ornamentaciones. Sobresalen las teteras con relieves faciales en el<br />
cuello y que —al mismo tiempo— llevan dibujos significativos en el cuerpo, los timbaloides pintados<br />
con grecas policromas, los canta ritos y los platillos o chuas. Ambas clases llevan adornos<br />
significativos o líneas rectas y sinuosas combinadas.<br />
Por lo general, la arcilla empleada no está bien seleccionada y la cocción es defectuosa, lo<br />
mismo que su engobe y pulimento. Varios ejemplares son notables por la discreción del colorido,<br />
fina pulidez y delicadeza empleada por los alfareros de Yamparáez y Zudáñez. Los yacimientos<br />
arqueológicos se encuentran en las mismas situaciones geológicas que los de Cochabamba y La<br />
Paz así como también en las cavernas de las serranías.<br />
La sección de la cerámica del Departamento de Tarija está limitada a muy pocos<br />
especimenes, rudimentarios y de poco interés visual; lo que nos exime de hacer relación de ellos.<br />
Pero, por los que hemos visto en otros museos, procedentes de los yacimientos de la capital<br />
tarijeña, de las orillas del Guadalquivir, El Saire, Chullpaya y —en especial— de Concepción, se<br />
puede expresar que el arte alfarero estaba poco desarrollado, particularmente en el Sud, a causa<br />
de que el material plástico empleado contenía arena de grano grueso dando lugar al agrietamiento<br />
y a la disgregación producida en las paredes de os cacharros.<br />
Los yacimientos y la profundidad a la que se encuentran los objetos arqueológicos son<br />
semejantes a los antes señalados.<br />
La cerámica de Potosí expuesta en la sección respectiva de la sala, está formada por más<br />
de 40 ejemplares, procedentes de Yura, Mondragón y Tarapaya. Por ellos se aprecia que su<br />
elaboración no ha sido buena, debido a la arcilla arenosa e impura, a la tosquedad de su<br />
elaboración y a su defectuoso cocimiento. Por otra parte, la técnica morfológica y la del modelado