Tempus_1_ 1993.pdf - Repositorio de la Facultad de Filosofía y ...
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Los I'HIMEHOS AEROI\Al!TAS EI\ Mf:xICO 103<br />
Maria y Campos, tradujo <strong>de</strong>l libro francés expresamente <strong>de</strong>dicado al viaje<br />
en México o Galván publicó dos libros sobre Robertson en españo1. 30<br />
Del corto re<strong>la</strong>to, vale <strong>la</strong> pena rescatar <strong>la</strong> parte "científica". Según el autor<br />
<strong>de</strong>l texto (anónimo, al parecer, con lo que podría pensarse que es <strong>de</strong>l propio<br />
aeronauta): "Monsieur Eugene Robertson hizo todos los preparativos con su<br />
acostumbrada sangre fría; colocó en <strong>la</strong> canastil<strong>la</strong> los instrumentos meteorológicos,<br />
un mapa <strong>de</strong> <strong>la</strong> región y sus alre<strong>de</strong>dores, algunas provisiones un anteojo,<br />
etcétera". La canastil<strong>la</strong> que <strong>de</strong>bió serIe enviada <strong>de</strong> Veracruz no llegó y hubo que<br />
conformarse "con una sencil<strong>la</strong> cesta <strong>de</strong> vara, muy pequeña y bastante mal construida".<br />
Por lo <strong>de</strong>más, el viaje duró hora y media y Robertson "realizó durante<br />
el trayecto experimentos nuevos consignados en una memoria <strong>de</strong>dicada a <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong><br />
<strong>de</strong> Minería, como testimonio <strong>de</strong> reconocimiento a <strong>la</strong> vez a los profesores<br />
y hacia los alumnos". No paró ahí en <strong>la</strong>s muestras <strong>de</strong> <strong>de</strong>ferencia a los científicos<br />
mexicanos esa institución. Ya <strong>de</strong> regreso a <strong>la</strong> ciudad en su gira triunfal "fue<br />
al Colegio <strong>de</strong> Minería, don<strong>de</strong> ofreció a profesores y alumnos <strong>la</strong> ban<strong>de</strong>ra mexicana<br />
que había utilizado en el viaje. Los obsequiados agra<strong>de</strong>cieron <strong>la</strong> ofrenda en<br />
una carta en <strong>la</strong> que aseguraban que conservarían <strong>la</strong> ban<strong>de</strong>ra como un recuerdo<br />
precioso <strong>de</strong>l primer experimento aerostático felizmente llevado a cabo en <strong>la</strong> República<br />
Mexicana, y que sería <strong>de</strong>positada en el Gabinete <strong>de</strong> Física <strong>de</strong> <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong>".31<br />
Nada <strong>de</strong> <strong>la</strong> mC1Jloria científica ni <strong>de</strong> <strong>la</strong> ban<strong>de</strong>ra sabemos hasta ahora.<br />
Los festejos que se hicieron a Robertson, registrados en el texto arriba citado<br />
y en los diarios <strong>de</strong>l tiempo, rebasaron lo que podría ser consi<strong>de</strong>rado normal<br />
y nos permiten imaginar una ciudad pequeña y pueblerina. Dejando <strong>la</strong>s visitas<br />
formales al presi<strong>de</strong>nte; <strong>la</strong>s cenas y representaciones teatrales en su honor que<br />
dio <strong>la</strong> mejor sociedad; <strong>la</strong> visita a <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> <strong>de</strong> Minas y los abrazos que se reseñan<br />
<strong>de</strong>l general Barrera (con su honor ya a salvo), el pueblo se volcó <strong>de</strong> una<br />
manera que orilló a una censura muy conservadora:<br />
Exageraciones. Si ha sido muy digna <strong>de</strong> estimación y mo<strong>de</strong>rados<br />
ap<strong>la</strong>usos <strong>la</strong> persona <strong>de</strong> M. Robertson por sus conocimientos no superficiales<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> física, por <strong>la</strong> exactitud <strong>de</strong> sus compromisos, por su<br />
valor y gal<strong>la</strong>rda osadía, por su urbanidad y finura, y todo esto le ha<br />
granjeado el aprecio justo <strong>de</strong> todo un público, creemos que por otra<br />
parte ha habido exceso muy ridículo e ignominioso para un pueblo<br />
ilustrado en <strong>la</strong> <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> conducirlo en triunfo por <strong>la</strong>s calles<br />
con tales ovaciones y rendimientos que llegan al extremo <strong>de</strong> sacrílegos.<br />
¿Qué <strong>de</strong>jamos para el inventor <strong>de</strong> un arte notoria y generalmente útil<br />
a <strong>la</strong> humanidad, cuando así <strong>de</strong>ificamos al imitador <strong>de</strong> un <strong>de</strong>scubrimiento<br />
cuyas ventajas no pue<strong>de</strong>n calcu<strong>la</strong>rse en toda su extensión?<br />
¿Qué reservamos al glorioso libertador <strong>de</strong> <strong>la</strong> patria y al ornamento más<br />
precioso <strong>de</strong> el<strong>la</strong>? ¿Qué en fin, al Ser Supremo'a quién todo <strong>de</strong>bemos y<br />
cuya preminencia es infinita? En nuestra pequeñez, nada restaba que<br />
hacer fuera <strong>de</strong> lo que se hizo con el recomendable aeronauta: Comitiva<br />
numerosa, custodia y música militar, cera consumiéndose en su <strong>de</strong>rredor,<br />
ac<strong>la</strong>maciones festivas, ¡vaya, esto es una vergüenzaP2