El reloj de la vida (Bruno y Louise Huber) - Api Ediciones

En este ámbito, la maduración se refleja en un claro sentimiento
de seguridad, en un evidente sentimiento de
autoestima y, al mismo tiempo, en una manifiesta independencia
con respecto al entorno.Ya no necesitamos la
confirmación por parte de los demás, puesto que sabemos
que tenemos la habilidad necesaria para establecer
contactos y que somos capaces de amar. Esto nos hace
más libres y nos permite decidir con serenidad si queremos
estar acompañados o preferimos estar solos.
Cuanto más nos deshagamos de nuestros deseos egocéntricos
de amor durante el semiciclo ascendente del PE, más
posibilidades tendremos de alcanzar la neutralidad, el equilibro
y la estabilidad en nuestro estado emocional a medida
que nos acerquemos a la oposición. El resultado es una vida
emocional mucho más refinada que se caracteriza por una
mayor sensibilidad en las reacciones al entorno.Además, en
el ciclo descendente, cada vez tenemos una mayor capacidad
de diferenciación en la percepción objetiva del mundo
y las valoraciones que hacemos de las personas y de las circunstancias
son cada vez más justas y acertadas.
La naturaleza de los opuestos
en el cuerpo emocional
Cuanto mayores son las fluctuaciones de nuestro estado
de ánimo entre sentimientos positivos y negativos (por
ejemplo, entre amor y odio), mayor es nuestra subjetividad.
Cada aspecto del punto de la edad, sobre todo los
aspectos rojos, pone de manifiesto la subjetividad y el
egocentrismo de nuestros sentimientos. Durante estos
períodos podemos observarnos y darnos cuenta de cómo
deseamos sentirnos amados. Debemos prestar atención a
nuestras exigencias amorosas y estar alerta para no caer
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