El reloj de la vida (Bruno y Louise Huber) - Api Ediciones

En este proceso, la cuadratura del PE con la Luna
(febrero 1914) hizo emerger las emociones que fueron
analizadas e interpretadas con el espíritu investigador
uraniano. Las propias palabras de Jung lo expresan con
una gran profundidad e intensidad (Jung 1):
“Se desencadenó un interminable caudal de fantasías
y yo hice lo posible por no perder la orientación
y encontrar mi camino. Me encontraba desamparado
en un mundo extraño y todo me parecía
difícil e incomprensible. Vivía con una constante
tensión y, a menudo, sentía como si piedras enormes
cayeran sobre mí... Pero era una fuerza demoníaca
en mí, y, desde el principio, tuve claro que
tenía que encontrar el sentido de todo aquello que
vivía en fantasías. Mientras resistía el asalto del
inconsciente, tenía la sensación de estar obedeciendo
a una voluntad superior que jamás se debilitó
y que me proporcionó un sentido de dirección en la
superación de la tarea...”.
Jung no se dejó arrastrar por la corriente de fantasías
internas sino que empezó a estructurar sus imágenes y
emociones (Luna en Tauro):
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“En la medida en que fui siendo capaz de traducir
las emociones en imágenes, es decir, de encontrar
las imágenes que ocultaban, me fui calmando
interiormente. Si me hubiera abandonado a las
emociones, probablemente, el contenido del inconsciente
me hubiera destrozado. Quizás hubiera
podido separarlas pero, inevitablemente, hubiera
caído en una neurosis y finalmente los contenidos
me hubieran destruido. Mi experimento me proporcionó
el conocimiento del gran valor que, desde