El reloj de la vida (Bruno y Louise Huber) - Api Ediciones

joven busca, entonces, compañeros que piensen de la
misma forma que él fuera de la familia. En nuestros días,
esto lo halla en algún grupo de jóvenes de la misma
edad con los que compartir los ideales. Algunos padres
se desesperan porque las posibilidades de comunicación
de nuestro mundo (los medios de comunicación y de
transporte corresponden a la casa 3) imposibilitan la protección
efectiva de la familia ante la presión de la calle
(cosa que hace unas décadas sí era posible). Nuestros conceptos
sobre la educación deben adaptarse forzosamente
a las condiciones de nuestra época: las actitudes autoritarias
deben desaparecer y, en su lugar, debemos desarrollar
una actitud más comprensiva hacia el espíritu idealista de
los jóvenes.
Entre los 12 y los 18 años, los adolescentes aprenden fundamentalmente
a partir de conceptos abstractos. Intentan
aprender lo máximo posible por iniciativa propia, o bien
las situaciones externas (escuela o formación profesional)
los obligan a ello. Es un período de instrucción intensiva
y su capacidad de memorización se valora con notas. El
acercamiento a los conocimientos es muy teórico y lo
que aprenden son temas individuales y aislados que casi
nunca se integran en una visión conjunta. A partir del
PR de la casa 3 (entre los 15 y los 16 años), pero más frecuentemente
a partir de los 18 años, los adolescentes
empiezan a comprender que existen interconexiones
más amplias. Normalmente, a esta edad se empieza la
universidad o se inician estudios de formación profesional.
Lo que ahora se aprende es más vital y está más integrado.Además,
con el acercamiento a la siguiente casa (la
casa 4), entran en escena cualidades emocionales: el
“enfoque mental” se ve considerablemente enriquecido
por la creciente vida emocional del adolescente. A esta
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