El reloj de la vida (Bruno y Louise Huber) - Api Ediciones

El Sol Leo
Adolf Portmann describe de una forma muy bella el
vigoroso Sol de Jung (Jung 2):
“Conocer a Jung, experimentar en conversaciones
diarias el incesante trabajo de su mente, sentir el
ímpetu con que se apoderaba de nuevos conocimientos
y estar presente cuando atraía a los oradores
que entraban en nuestro círculo con nuevos
temas y les planteaba preguntas, fueron impresiones
de mucho peso que todavía permanecen en mi
memoria. Estar cerca de ese hombre, enormemente
alabado por unos y juzgado con un escepticismo de
la misma magnitud por otros, fue una gran oportunidad
de conocer un espíritu inmensamente rico
y comprender su voluntad de forma profunda.A lo
largo de los diez años de nuestros regulares
encuentros veraniegos, Jung me dio la impresión de
ser una fuerza natural muy especial, con el talento
de elevar al plano consciente la forma de funcionamiento
psíquico inherente a todos nosotros”.
No obstante, la personalidad de Jung también tenía una
parte tenebrosa. Indudablemente, el Sol Leo le inducía de
vez en cuando a tener antojos de poder y, con la cuadratura
a Neptuno separada del resto de la figura de aspectos,
reaccionaba con gran aversión a las críticas, tanto a las
fundadas como a las sin fundamento. Su carácter arrogante
no admitía que lo contradijeran. Su naturaleza emocional,
caracterizada por la posición de la Luna en el
punto de reposo (PR) de la casa 4, en cuadratura con
Urano y en conjunción con Plutón, era brusca y colérica,
y a veces se expresaba en forma de broncas iracundas
hacia niños, amigos y también pacientes. La posición en
335